... y es que atónitos, o deslumbrados, solemos guardar instantes cual brillos puros,
cual perlas vivas;
pero apretar este hallazgo al pecho, adentrarlo y tenerlo ¿ nos salvará de algo, digo, nos habrá de valer…?
uno cruza y va buscando una luz que dar, un resplandor, algo divino con que erguir las horas,
las fases de terror, horror y oscuridad;
… si al menos pasasen por aquí y a menudo el curador de heridas y el constructor de sonidos,
ah, sobre que pálpito podríamos crear entonces un ápice de llama al ser,
un caz de emoción,
de vida,
o simplemente unas manos con que calmar esta opción tan física y dramática del tiempo;
… cuesta discernir y casi todo se dilapida, se envuelve en cualquier cosa y se arroja al contenedor;
por tanto ¿ podremos traer a redimir algún instante/perla, algún instante/norte,
alguna esperanza palpitante
o luz ?
por predios altos resuenan los tambores, y 2012, por sendas interminables marcha dando vueltas,
pero con ese ardor ecuánime de quien ya conoce el son con que adherir sus horas, sus días y meses
a otras épocas futuras, lúcidas, intrépidas y hermosas;
… en el suelo, caído, todo atavismo rompe y pudre, rezuma y desaparece;
y abajo y arriba, y entre el aire y frente al aire, cual guerrero magno y poderoso, el espíritu,
auscultando y modernizando almas con que, una vez más, habrá de combatir y ganar la guerra.
… de “El libro de las sinopsis”
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