Hoy se ha entregado el -merecidísimo- Doctor Honoris Causa a Felix Rodríguez de la Fuente, por parte de la Universidad de Burgos (UBU).
El Acto infumable, larguísimo, cargado de rancios protocolos ajenos a la Universidad más joven de Castilla. Los discursos de la "madrina" de la candidatura y del Rector, soporíferos, relacionando los mil y un méritos de un Felix que más que un hombre y un naturalista, parecía un coleccionista de trofeos y trabajos.
Casi al final, tras recoger la distinción, ha hablado Marcelle la viuda de Felix. Ha sido breve, comunicadora, incisiva, y desmitificadora. Ha comenzado diciendo que de lo que estaba más orgulloso Félix era de ser castellano (lo ha repetido varias veces en voz alta "orgulloso de ser castellano", mientras todos los jerarcas políticos y académicos de la ciudad se escondían, porque en todos los discursos oficiales anteriores, Félix era pozano, burgalés, español y ciudadano del mundo). Con su acento francés ha glosado las señas de identidad de Castilla, austera, dura, honesta, íntegra,... como los paisajes de los páramos castellanos habían marcado la vocación de Félix desde niño. Y ha recordado que lo que más le había impresionado a Félix en toda su vida, fue un viaje a lo más remoto de la selva de Venezuela, donde el chamán de la tribu, tras verle y oirle hablar, le dijo "bienvenido, castellano".
Marcelle ha acabado su discurso de agradecimiento, recordando el dicho bajo medieval "Castilla face a los hommes et los gasta", modificándolo y diciendo que hoy en Burgos "Castilla hace a los hombres y los honra".
Gran lección de castellanía la que he vivido hoy en el Aula Magna de la Universidad de Burgos... de boca de una francesa.
Saludos comuneros y castellanistas.

