TIERRA COMUNERA (TC) CRITICA EL DESPROPORCIONADO RETRASO EN LA APERTURA DE LA NUEVA ESTACIÓN DE AUTOBUSES DE TALAVERA DE LA REINAMañana, día 22 de julio de 2008, quedará abierta la nueva estación de autobuses de Talavera de la Reina. No mediará ningún acto de inauguración, y si a alguien le sorprende este hecho, haremos un breve repaso a la historia de esta obra que a los talaveranos nos parecía interminable, repaso que nos ofrecerá las
claves de por qué el equipo de gobierno talabricense prefiere no estar presente en su inauguración.
La antigua estación de autobuses de Talavera de la Reina fue cerrada para proceder a la construcción en el mismo solar de un moderno complejo que albergaría la flamante nueva estación subterránea, unos grandes almacenes (El Corte Inglés), un hotel, varios establecimientos comerciales y un aparcamiento público. El conjunto estaría completado por una serie de túneles llamados a mejorar el tránsito circulatorio del centro.
Corrían los primeros días de julio de 2001.
Desde entonces, todo el servicio de autobuses interurbanos con origen y destino en Talavera de la Reina se trasladó a una estación provisional para la cual se habilitó un aparcamiento público gratuito cercano a la antigua estación –también en el centro de la Ciudad de la Cerámica– con la consecuente
reducción de aparcamiento público en pleno centro comercial.
Antes de comenzar las obras, el escándalo salpicó el proyecto. La
cesión de los derechos sobre el terreno por parte del consistorio talabricense a una empresa de más que dudosa fiabilidad y las
posteriores subrogaciones de dichos derechos hicieron sospechar a más de uno de cómo se estaba gestionando un proyecto en el que se maneja
suelo público. Sobre esta cuestión todavía se tienen que pronunciar los tribunales tras la denuncia presentada por la oposición. Otros de los graves errores que cometió el Ayuntamiento fue
no poner plazo de ejecución de las obras, algo impensable en cualquier proyecto; ¿sabrían ya lo que se les venía encima?
Con todo, no fue hasta el
26 de febrero de 2004 cuando
dieron comienzo las obras del nuevo complejo. Unas obras que sumieron al centro comercial de la ciudad en el
caos circulatorio durante años. También se vio
gravemente afectado el comercio de la zona, ya que las molestias provocadas por las obras no invitaban al consumidor a pasar por una zona que, hasta el inicio de las obras, era de las más transitadas de la ciudad.
Muchos pequeños comercios no aguantaron la inexplicablemente larga duración de las obras y se vieron abocados al cierre. Desde el Ayuntamiento se pedía paciencia.
Finalmente, en
mayo de 2007, abrieron sus puertas
los almacenes El Corte Inglés y quedó abierto al público el túnel, que también da acceso al aparcamiento y a la estación. Pronto, los talabricenses nos dimos cuenta de la
escasa utilidad de dicho túnel en lo que a aliviar el tráfico en superficie se refiere: la estrechez de los carriles y la más que cuestionable distribución de las columnas hacen complicada la circulación por él. Además, la única salida norte (Pío XII), hacia el este de la ciudad, hace que los ciudadanos que deseen dirigirse al norte, centro u oeste descarten circular por él.
Desde el Ayuntamiento
se anunciaba que en ese verano de 2007 ya quedaría inaugurada la estación, y alguna empresa de autobuses se atrevió a publicar en su sitio
web que el traslado a la nueva estación se produciría entonces. No obstante, el verano pasó y la estación seguía sin abrirse. El Ayuntamiento decía que no había recibido los permisos pertinentes.
A principios de noviembre pasado supimos la razón: la estación estaba siendo
rehabilitada antes incluso de ser inaugurada. El Ayuntamiento tardó meses en especificar cuáles eran los problemas que había en la estación, y cuando lo hizo, aparte de decir en boca del concejal Devia que
«estaban orgullosos de la obra», anunció también la
reducción del número de dársenas (de 24 a 18) y de las
plazas de aparcamiento público, que se quedaban en cero, ya que los aparcamientos realizados estarían gestionados por El Corte Inglés y el establecimiento hotelero. El Ayuntamiento se escudó diciendo que con aparcamiento público se referían a que lo podía utilizar cualquier ciudadano; es decir, un insulto más de esta corporación a la inteligencia de los talabricenses.
Finalmente, en junio pasado abrió también sus puertas el hotel del complejo, y parece ser que
mañana, 22 de julio de 2008, lo hará finalmente la estación de autobuses,
algo más de siete años después de ser abierta la estación «provisional». Eso sí, lo hará sin servicio de cafetería ni de prensa (ni de ningún otro tipo).
Desde la agrupación comarcal talaverana del partido castellano Tierra Comunera (TC) nos felicitamos en primer lugar por que
los habitantes de la ciudad y de las comarcas de Talavera puedan finalmente disponer, tras siete años de espera,
de una estación digna donde no pasen calor en verano ni frío en invierno.
En segundo lugar, los castellanistas desearíamos que la población talaverana se diese cuenta de la
tomadura de pelo por parte del Ayuntamiento a la ciudad que ha supuesto esta obra. Unas
obras eternas (han conocido tres legislaturas), sorprendentemente sin plazo de ejecución, que han
colapsado el centro urbano durante años; unas obras que han tenido que ser
rehabilitadas antes de inaugurarse; unas obras que
no ofrecen aparcamiento público (si se quiere aparcar, se ha de pasar por la caja de El Corte Inglés); unas obras con cuyas innumerables cesiones de derechos nunca sabremos
quién ha sacado mayor tajada; unas obras que constituyen la
única estación de autobuses de la comunidad autónoma
no financiada (en este caso, ni siquiera un céntimo)
por la Junta de Comunidades; unas obras sobre las cuales siempre ha reinado el
oscurantismo más absoluto, con explicaciones públicas del Ayuntamiento que llegaban (si llegaban) mal y tarde; unas obras, en definitiva, que son
la vergüenza del actual equipo de gobierno del señor Rivas.
A la vista de los hechos, es lógico que nadie en el Ayuntamiento haya querido realizar ni el más mínimo corte de cinta para hacerse la foto, ya que en ella, detrás de ellos, saldrían muchos talaveranos preguntando «
¿Por que siete años?»

