Bueno... A todo cerdo le llega su San Martín, a unos de una forma y a otros de otra. Lo que no sé yo es qué puro le iba a caer al viejales ese, si no iba a valer ni para contarse los dedos.,
A Pinochet tampoco, pero la condena es el castigo de quienes se sienten por encima del bien y del mal, de la vida y de la muerte (de otros)