Aquí os dejo un artículo que he publicado en un pequeño periódico vecinal:
Recientemente ha tenido lugar un hecho que podíamos considerar de histórico, ya que hacía unos cuantos años que no veíamos algo igual. Todos los periódicos catalanes compartían una misma editorial en defensa de su región, como no podía ser de otra forma. En defensa de su región y en defensa de su estatuto, un estatuto que está en boca de todos, sean catalanes o no, porque hablar de Cataluña siempre es interesante.
Sin embargo, estos días también se está tratando otro estatuto, un estatuto con la misma polémica y debate que el catalán, pero del que ni los medios ni los políticos hablan porque no es tan interesante y porque fundamentalmente, pase lo que pase, los castellano-manchegos no diremos nada, a diferencia de los catalanes.
Es triste como una vez más los castellanos volvemos a estar en la cola, como vemos pasar por delante nuestra algo que no tenemos, al igual que pasa el trasvase Tajo-Segura por pueblos de la provincia de Cuenca que beben de camiones-cisterna debido a la sequía, al igual que vemos como nuestro campo se empobrece y nuestra huerta ya no es rentable, a la vez que la huerta del levante crece cada día, los campos de golf se multiplican y las urbanizaciones con grandes jardines aparecen en mitad de un desierto, todo con agua de nuestros ríos.
Una vez más nos convierten a los castellanos en ciudadanos de segunda, en una región que depende de las demandas y necesidades de otras, engañándonos con la palabra “solidaridad”. A menos de 2 años de las elecciones tenemos que demostrar a nuestros políticos y al resto de regiones que no somos menos que nadie y que no tenemos nada de qué avergonzarnos. No somos catalanes, vascos ni murcianos. Somos castellanos y también tenemos derecho a nuestros propios recursos, a nuestro desarrollo y a decidir nuestro futuro.

