Acabo de discutir (con respeto e inteligencia) sobre este asunto con un colega. Él abominaba de la capacidad que tiene el "aparato" oficial, el "establishment", de hundir a un medio de comunicación por pensar de manera distinta.
EN cierto modo tiene razón porque quizás la multa sea excesiva, sobre todo teniendo en cuenta el valor contable o económico (como se llame) de esta empresa.
Pero en lo que no estoy de acuerdo es en que se tenga que judicializar absolutamente todo. Si la multa es injusta, un juzgado revocará la decisión.
Pero la Administración (no el gobierno, aunque muchas veces, como en este caso, se puedan confundir uno y otro) tienen potestad sancionadora y es un elemento fundamental del sistema democrático. Si no esto sería el caos ¿os imaginais que un agente de policía no pudiera poner una multa a un loco al volante si no lo autorizase un juez?
Aunque sea muy mejorable, pese a sus contras, confío mucho más en la Administración (no tanto en el Gobierno, muy condicionado por la ideología) porque al fin y al cabo, está compuesta por gente como nosotros, por técnicos en quienes confío en que apliquen el sentido común en la manera de poner en práctica las leyes y procedimientos. Lo más seguro es que esta sanción no haya dependido de "un funcionario con un sello" como decía este amigo mío, sino de un cargo político (no estoy seguro sobre esto pero es probable que por esta cuantía haya tenido que intervenir el Consejo de Ministros).
El caso es que este es un caso de lucha entre dos poderes (uno constituído, el Ejecutivo) y otro fáctico, los medios de comunicación. No veo, al contrario de lo que decía este amigo mío, intromisión alguna en las libertades idividuales. Hay que recordar que se ha multado a una empresa por emitir de manera reiterada una serie de anuncios, no a un contertulio (persona física con derechos constitucionales), por decir tal o cual opinión.
Otro aspecto de la polémica es el doble rasero que se tiene a la hora de amonestar los pensamientos radicales y críticos (así en general). Ahora se ha multado a unos impresentables por retratar a los homosexuales como una panda de depravados borrachuzos. Sin embargo muchas veces se ridiculiza la religión de una manera exagerada en otros medios y nadie se ha atrevido a nada... A lo mejor había que multar más (por menos dinero, para no poner en riesgo la viabilidad económica de una empresa con ideas distintas) para que la libertad de expresión, especialmente en medios de masas, sin coartarla de manera brutal, se sepa que lo que se dice cuesta dinero y se piense mejor cómo se dicen las cosas. Ahora bien, en esos otros medios rogelios se ríen de los curas y los beatos a título individual (que yo recuerde) y no emiten anuncios llamando a la quema de iglesias, por imaginar una hipótesis comparable al caso de intereconomía.

