Repugnante no, lo siguiente.
España es nuestro cáncer, el día en que lo estirpemos volveremos a resurgir, mientras este cáncer maligno continue estamos condenados a desaparecer. Lo peligroso, como todo cáncer, es que no lleguemos a tiempo para estirparlo y sea demasiado tarde

Utopía, de Tomás Moro. Lamentablemente sabemos que eso no ocurrirá jamás. El rollete de los Estado-Nación del siglo XIX no se va a acabar, y ni nosotros ni nuestros hijos vamos a verlo nunca.
Sin embargo, el primer paso es consolidar la idea de España como una suerte de "nación de naciones", pero creo que tampoco hay que darle excesivas vueltas porque los castellanos, si de algo pasan, es del debate territorial. Su tierra se les da una higa. Y lo han demostrado repetidamente. Habrá que empezar por la concienciación sobre los problemas propios.

