... ya se han ido las pocas golondrinas
que alegraban la tarde en los aleros;
el otoño se viste en los humeros
y el silencio se adentra en las encinas;
… por los montes del alma y sus colinas
la mente se estremece en los alberos;
el ocre, cuesta arriba en los senderos,
conduce hacia las fuentes cristalinas;
… junto al tronco y las ramas de esta higuera,
- entre el aire y el tiemblo de la vida -
la soledad se acuesta muy temprano;
y en su rueca, de auténtica hilandera,
va hilvanando la luz, en mi memoria,
al filo fiel y exacto de su mano.
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Antonio Justel
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