... como sobre racimos, la luz se posa y enciende por tu pecho lagares y vendimias;
mientras, la mañana arroja como presagios lanzas,
y, como besos, lluvia;
[… se elevan y estallan los capullos de las rosas,
¿ los oyes ?
¿ u oyes cómo acoge la tierra alborozada
los destellos de sol
brotando en amapolas y jazmines ?]
... tu ardiente aliento abrasa, y es aquí donde converge el fuego con los fuegos
y en su virtud se tocan, se funden y se abrasan;
... nuestro silencio es puro y hondo frente al clamor terrible del cielo y de la tierra;
todo, todo es valor, y, sin embargo, las gotas de lluvia nos aturden.
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Antonio Justel Rodríguez
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