«Castilla y León quiere dar ejemplo de autonomismo integrador» Juan Vicente Herrera valora el significado del 23 de abril para los ciudadanos de la Comunidad, reflexiona sobre el alcance de la reforma del Estatuto de Autonomía y lanza severas advertencias sobre el debate territorial abierto en España ICAL / VALLADOLID
El presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, envía un mensaje de optimismo y orgullo por lo propio a la sociedad de Castilla y León con motivo de la celebración del Día de la Comunidad. En su respuesta a siete cuestiones planteadas por la Agencia Ical, Herrera pide a los grupos políticos responsabilidad en la reforma del Estatuto y un «compromiso firme y sincero con la defensa de los intereses regionales por encima de los puros intereses partidistas».
¿Qué mensaje quiere trasmitir el presidente de la Junta en el Día de Castilla y León a una Comunidad que, según los últimos sondeos de opinión, se sitúa más bien en posiciones pesimistas frente al futuro?
El mensaje es, ante todo, de confianza en nuestras capacidades presentes y en las posibilidades de desarrollo futuro de la Comunidad. En este sentido creo que el Día de Castilla y León es una cita adecuada para que, entre todos, seamos capaces de reflexionar sobre la realidad de lo que ha acontecido en la Comunidad durante los 23 años de autonomía. Un ejercicio, que si lo hacemos, nos permitirá valorar, tal y como se merece, la profunda transformación que hemos experimentado y nos permitirá comprobar que muchas veces los castellanos y leoneses comparten una visión más negativa de la Comunidad de lo que la realidad nos demuestra.
Quizás sea bueno recordar que a lo largo de las dos últimas décadas, la riqueza de Castilla y León ha crecido un 50%, acercándonos en 22 puntos a las medias europeas. Y tampoco debemos olvidar otros datos como, por ejemplo, que hemos creado casi un cuarto de millón de empleos, que se ha reducido a la mitad el paro, que hemos duplicado el número de nuestras escuelas públicas o que nuestra red de residencias posee ya una tasa de cobertura superior a las recomendaciones internacionales.
A nadie se le escapa que aún debemos seguir mejorando. Sin embargo, todos estos cambios son clara muestra del avance logrado en nuestra Comunidad en términos de bienestar y calidad de vida, y son al mismo tiempo una base sólida y firme para seguir avanzando y mirar al futuro con optimismo y confianza.
¿La firma por parte del PP y Asaja del Manifiesto de Villalar y su presencia en la campa significa que la fiesta de la Comunidad se ha normalizado?
Si hay un rasgo característico del Gobierno regional y del PP de Castilla y León es el de la apuesta decidida por el diálogo y la búsqueda del consenso en todas aquellas cuestiones que podríamos considerar ‘de Comunidad’. Lo hemos venido demostrando en el ámbito del diálogo social en donde se han alcanzado importantes acuerdos con los agentes económicos y sociales de la Comunidad Autónoma en asuntos como el empleo, las infraestructuras, la inmigración o la competitividad empresarial. Pero también lo hemos puesto en práctica en el ámbito político en donde los acuerdos logrados con las fuerzas políticas de la Comunidad han servido para una mejor defensa de nuestros intereses regionales.
Como estamos convencidos de que el diálogo es el método adecuado para avanzar en los asuntos de interés regional, hemos querido extenderlo a la celebración del Día de la Comunidad en el entendimiento que debe ser un ejercicio colectivo de afirmación de nuestra identidad y orgullo como pueblo desde una perspectiva integradora.
Con esta idea acabamos de firmar el manifiesto «Por un nuevo Estatuto de Autonomía» que, de esta manera, goza de un respaldo sin precedentes del que creo que todos podemos sentirnos satisfechos.
El 23 de abril es una fecha tradicionalmente reivindicativa de mayor autogobierno y de mayor justicia... Más allá de las demandas concretas, ¿cuál sería la principal exigencia de la sociedad de Castilla y León?
Ante el actual clima de incertidumbre sobre el futuro de nuestro modelo territorial considero que, como premisa ante cualquier demanda concreta, la sociedad castellana y leonesa aspira a poder contar con un modelo territorial estable que permita seguir desarrollando a las comunidades autónomas su verdadera potencialidad que es la de dar servicio a los ciudadanos. Si el sistema autonómico ha arraigado en Castilla y León ha sido porque los castellanos y leoneses han podido comprobar que dicho sistema es el que viene dando una respuesta positiva a sus necesidades y demandas de unos servicios públicos modernos y de calidad a lo largo de nuestro extenso y variado territorio.
Del mismo modo lo perciben como aquel que mejor permite aprovechar nuestros recursos y potencialidades de desarrollo, entre los que la energía y el agua son piezas fundamentales. A este respecto la Cuenca del Duero representa un verdadero símbolo físico de identidad y de vertebración de nuestra Comunidad, de ahí que sea una aspiración generalizada poder ver ampliadas nuestras posibilidades de gestión de sus recursos en el futuro marco estatutario.
Por estas razones, y desde una visión de autonomismo útil, creo que la principal exigencia de la sociedad de Castilla y León en estos momentos es, precisamente, que el Estado Autonómico amparado por nuestra Constitución continúe y que seamos capaces de seguir profundizando en nuestra autonomía con el objetivo de mejorar con ello su bienestar y calidad de vida.
En el caso del autogobierno, Castilla y León se ha sumado a la reforma estatutaria a impulsos de su presidente, ¿qué espera de todo este proceso? ¿qué pide a los grupos políticos sobre los que recae ahora la responsabilidad de la negociación? ¿dónde se situará la Comunidad cuando acabe todo el proceso?
Evidentemente no podemos desvincular el proceso de reforma estatutaria abierto en Castilla y León de la situación que estamos viviendo a nivel nacional. Actualmente asistimos a un momento político caracterizado por la apertura de todo tipo de debates y reformas que cuestionan las bases de lo que viene siendo un modelo de convivencia y de progreso exitoso para todos.
Las reformas estatutarias en curso están cediendo el protagonismo a las fuerzas nacionalistas con sus insaciables reivindicaciones y su empeño en afirmar inexistentes realidades nacionales. Y la situación parece que se agrava cuando vemos que este camino está siendo imitado. Por ello creo que, en este contexto, resulta preciso apelar a la responsabilidad de los grupos políticos a la hora de acometer la reforma estatutaria, así como a su compromiso firme y sincero con la defensa de los intereses regionales por encima de los puros intereses partidistas.
Esta es la reforma que quise impulsar en el pasado Debate sobre Política General de la Comunidad Autónoma y cuyo desarrollo hoy corresponde a los grupos políticos representados en las Cortes regionales. Esta tarea deberá concluir con una propuesta de Estatuto alcanzada a través del más amplio consenso político en las Cortes y en el Parlamento Nacional, y que respetando plenamente el marco constitucional, responda a las necesidades de Castilla y León en el siglo XXI.
Nación, comunidad nacional, realidad nacional, nacionalidad histórica, comunidad histórica... ¿todas estas denominaciones esconden, a su juicio, un interés por la identificación, por la diferenciación o simplemente privilegios económicos? ¿cuál es la mejor descripción de la realidad que componen en la actualidad los viejos reinos de León y Castilla?
Si acudimos al Preámbulo del vigente Estatuto de Autonomía podremos comprobar que se habla de la Comunidad de Castilla y León como expresión actual de la identidad histórica y cultural que han mantenido a lo largo de los siglos los antiguos Reinos de León y de Castilla. Con ello no se hace sino reconocer la importancia que ha tenido Castilla y León no solo en la construcción de España sino también en la de Europa y América. De esta manera, nuestra historia, debe constituir un elemento de orgullo para todos los castellanos y leoneses, y debemos saber valorarla y apreciarla abandonando los complejos de inferioridad y ese sentimiento crónico de escepticismo que parece que en ocasiones seguimos teniendo.
Castilla y León ha hecho grandes cosas y por ello me atrevería a afirmar que resulta difícil encontrar otra Comunidad más histórica y cultural que Castilla y León, y así me gustaría que se recogiese en nuestro Estatuto. Respecto a lo que está ocurriendo en otras reformas estatutarias, creo que nos encontramos ante una auténtica carrera para ver quién llega más lejos a la hora de relativizar el concepto de Nación. Y ello no solo encierra un afán por la diferencia y el privilegio, sino que constituye una puerta abierta a las pretensiones disgregadoras de los nacionalismos. Unos privilegios y unas pretensiones que rechazamos de lleno en Castilla y León.
En el Estado de las Autonomías y en la España plural, ¿qué papel le corresponde a Castilla y León? ¿Es acaso una especie de guardián de la vertebración de España?
Castilla y León sabe perfectamente cuál es su papel dentro del Estado de las Autonomías. La mayoría de los castellanos y leoneses considera que pertenece a uno de los territorios que integran la Nación española, única e indivisible. Por ello, entendemos perfectamente compatible la idea de España con la afirmación de nuestra autonomía y concebimos la autonomía no desde la exclusión sino desde la integración con el resto de Comunidades en lo que es el proyecto común de España.
Evidentemente, ello no significa que asumamos el papel de guardianes de la vertebración de España, porque España es obra de la voluntad de todos los territorios que la integran de vivir juntos, sin que ninguno de ellos tenga que erigirse en guardián de nadie. Dicho esto, no obstante sí que consideramos esenciales para el correcto funcionamiento del modelo una serie de principios como la igualdad de todos los ciudadanos, la solidaridad interterritorial, la no discriminación de unos territorios frente a otros y la cooperación leal entre las distintas administraciones. Principios todos ellos que corresponde al Gobierno de la Nación defender y garantizar. El ejemplo que Castilla y León quiere dar es el ejemplo del autonomismo integrador que aquí asumimos.