El Reino de Satanás en la noche toledana". El Diablo y Toledo.miércoles, 31 de agosto de 2005
No es casualidad que Toledo sea elegida por hechiceros, brujas y nigromantes como importante ciudad en el aprendizaje de sus oscuras artes desde hace siglos. La presencia del maligno ha quedado registrada inefablemente bajo numerosos registros, incluso en leyendas como "La Mansión del Diablo" Tradición de siglos es la que abraza la ciudad de Toledo con las artes nigrománticas y el Maligno. Fue en alguna ocasión
cuando en la ciudad hubo más religiosos que habitantes; de aquella época numerosos edificios quedan, algunos, muchos (tal vez demasiados) aún en uso y en continua decadencia, por la imposibilidad de mantener tanta propiedad.
Es pues no menos que chocante en ciudad tan religiosa la intensa presencia de las artes y prácticas nigrománticas, asà como del culto al Diablo. {mosgoogle}Numerosos son los vestigios de la influencia de Satán en la ciudad, incluso en algún nombre de sus estrechas calles, como es la “travesÃa del Diabloâ€, en el corazón de la ciudad, o el “callejón del Infierno†del que ya hemos hablado en esta Web con anterioridad. También diversos topónimos hacen referencia la maligna presencia, como bien pudiera ser la “torre de los diablosâ€, hoy inexistente, situada por algunos investigadores en el Cerro del Bú. Muy diversas
son las opiniones sobre los nombres de estos lugares. En ocasiones se acude a la Leyenda, y otras veces la Historia nos ofrece su versión. En el caso de la travesÃa denominada “del Diabloâ€, es muy posible que, según indica RodrÃguez Bausá en su obra “Toledo Insólito†este nombre fuese debido a la costumbre de ultrajar a aquellos vecinos acusados por
el Santo Oficio. Los acusados no sólo perecÃan en pública vergüenza cuando eran quemados en el brasero toledano, sino que además su familia debÃa sufrir ultraje puesto que sus ropajes (el “sanbenito†en la jerga de la época) eran expuestos durante largo tiempo en la Parroquia del finado. Si se desconocÃa la procedencia del reo, se colgaban estos ropajes en la ventana de la casa en la que habÃa residido, siendo posible que la denominación de esta calle se debiera a este hecho, ya
que estos “sanbenitos†en ocasiones llevaban dibujados diablos o llamas.
Otros lugares hacen también referencia al maligno, como el “mesón del Diabloâ€, que aparece en el catastro de Ensenada de 1751 y numerosas son las leyendas que relacionan a Satán con los toledanos de siglos pasados. En casas encantadas y profundos sótanos o cuevas, con duendes, brujas y hechiceros, magos y nigromantes, y con duras intervenciones bien glosadas en documentos conservados de la Santa Inquisición, que no pocas veces terminaron en el denominado “fuego purificadorâ€.
La influencia de estas narraciones y hechos se hizo notar también en las construcciones toledanas, incluyendo Iglesias y Catedral, donde numerosas formas conforman un rico bestiario iconográfico de piedra sobre el que en alguna ocasión hablaremos en estas páginas. Capiteles, gárgolas, columnas, frisos… En casi cualquier rincón de numerosos edificios presentes en Toledo podemos encontrar la presencia de figuras demonÃacas, puestas allÃ, para a buen seguro prevenir a los visitantes y atemorizar, ya que bien pocos sabÃan leer, pero sà conocÃan la clásica figura que representa al maligno, proveniente de la tradición iconográfica románica que muy profusamente representó al Diablo como un ser deforme y amenazante.
Foto: TravesÃa del Diablo, en el centro histórico de Toledo.
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La presencia en Toledo de tres culturas también influyó en dotar a la ciudad de la intensa presencia demonÃaca. Los árabes le denominan Aroth o Maroth, los hebreos Husa o Ãzael, los cristianos Belcebú, Satán, Lucifer, Abbatón, Asmodeo, Trifón, Sabbataal… Y era frecuente que los cristianos achacaran la presencia del maligno a los habitantes judÃos de Toledo, dado el desconocimiento que éstos tenÃan de las recogidas prácticas religiosas hebreas (y en no pocas ocasiones alimentados por el fanatismo de los religiosos católicos) {mosgoogle}Como vemos es intensa la presencia del mal en la ciudad. Invitamos al visitante que dedique algún rato de sus paseos a descubrir dónde se esconde el maligno… A buen seguro lo encontrará donde menos lo espere.
La Mansión del DiabloPara completar este artÃculo, nada mejor que una leyenda toledana, “La Mansión del Diabloâ€, en la que se nos narra cómo en el Barrio de San Miguel, cercano al Alcázar, y en noche de ánimas, bajo el lamento de los campanarios toledanos de media noche, en una negra casa situada en este barrio, con no poca tradición de “ocultistaâ€, y enfrente de la parroquia de San Miguel, no muy lejos de la casa del Temple, “esa casa por las noches era del barrio el terrorâ€, ya que en ella todos los vicios tenÃan ocasión: orgÃas, aquelarres, blasfemias, peleas, el juego y el robo, la usura y la estafa… “El Reino de Satanás
Leyendas de Toledo
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en la noche toledanaâ€. La casa estaba regentada por un judÃo y “un pendónâ€, él roÃdo, ella vieja y el Diablo vivÃa con ellos dos…
En esta noche de muertos, casi amaneciendo finaliza la reunión macabra en la casa, y mientras todos van saliendo,
repentinamente la casa arde en llamas, y pronto queda reducida a escombros, abrasando a la vieja y al judÃo, quedando
enterrados con la maldad que en la casa habitaba.
“El vecindario despierto temblando de miedo mira aquel fuego tan violento, que el diablo sin duda atiza, y ve que en
pocos instantes el caserón arruina, y cuando la aurora apunta, sólo es caliente ceniza. AsÃ, la “Casa del Duende†que otros
“del Diablo†decÃan, a fuego purificada después de su última orgÃa en una noche de ánimas, tocando a muerto, morÃaâ€.
* Extractos de la leyenda narrada en poesÃa por Jaime Tolomina Torner.
** FotografÃa Ãlvaro GarcÃa-Rojo Padilla, 2005. Ver su álbum personal en Flickr.

