En
www.levante-emv.com de hoy puede verse cómo en Valencia tienen la cara dura de decir q La Albufera es históricamente la desembocadura del Júcar. Todo pq saben q la Cuenca Hidrográfica del Júcar, en realidad son dos cuencas hidrográficas, la del citado Júcar y la del Túria que las fusionaron cuando son dos rios independientes completos, esto es, no son afluentes el uno del otro. Si esta situación anómala se corrigiera adiós a las zarpas valencianas sobre un rio q es más castellano que valenciano pero q por población y chanchullos varios como el de fusionar dos rios q nada tienen en común hacen q Valencia mande más. Eso puede acabarse...y que no nos cuenten milongas ni chorradas de intereses medioambientales q ellos han secado el turia y han recortado la Albufera sin importarles un carajo y eso por no hablar del depredador desarrollismo a base de hormigón q promueven en todas sus playas.
RECURSOS HÃDRICOS
Castilla-La Mancha pretende quedarse el agua del Júcar que llega a la Albufera
Los usuarios valencianos temen que sin el lago todos los caudales se queden en AlbaceteJ. Sierra, Valencia
La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha se ha embarcado en una campaña de revisionismo geográfico destinada a demostrar que el lago de la Albufera no tiene ninguna vinculación con el Júcar, de la que se alimenta al menos desde el siglo XV.
De momento, la «herejÃa» no ha trascendido más allá de algunos encuentros informales entre regantes valencianos y castellano-manchegos y en reuniones de universitarios y especialistas en planificación hidrológica, pero los usuarios valencianos del Júcar están convencidos de que la «desconexión» Júcar-Albufera es la gran baza, el as en la manga, que el Gobierno de Castilla-La Mancha se guarda para poder cumplir la amenaza de su presidente José MarÃa Barreda: «Vamos a aumentar el uso y el consumo responsable del agua de las cuencas del Júcar y el Segura». La estrategia de Castilla-La Mancha es sencilla. El Real Decreto por el que se fijan las nuevas demarcaciones hidrográficas establece una división entre las cuencas intracomunitarias, que constituyen una competencia de la Comunitat Autónoma Valenciana -no asumida todavÃa-, y las cuencas que afectan a una o varias comunidades que siguen siendo competencia del Ministerio de Medio Ambiente.
Si Castilla-la Mancha logra que Madrid acepte su tesis no evitará que el Júcar sea un rÃo regulado y gestionado por el Gobierno central pero reduce en casi 1.000 kilómetros cuadrados el territorio valenciano que hoy incluye la cuenca y en más millón y medio la población (la de Valencia capital y la de L' Horta Sud).
Castilla-La Mancha tendrÃa asà una superficie mayor que la Comunitat Valenciana y una población similar, lo que se traduce en mayor representación en los órganos de la futura Demarcación Hidrográfica Júcar.
El Medio Ambiente como aliado
Sin embargo, lo más importante, estiman los regantes, es la protección que la directiva marco del Agua ofrece a los humedales y que obliga a establecer una reserva de caudales del Júcar para uso medioambiental en la Albufera.
Si la Albufera no es del Júcar, como pretenden en Castilla-La Mancha, solo puede ser del Turia-cuyos recursos están prácticamente en equilibrio con las demandas actuales y no dejan margen para nuevos usos- o del barranco del Poyo y otros barrancos menores por los que solo circulan vertidos y aguas de avenida.
Los regantes del Júcar estiman que sus derechos históricos sobre el rÃo « no sirven de nada» porque en Albacete «sangran el rÃo con los pozos sin que ningún Gobierno lo haya impedido, provocan que se seque en verano, culpan de ello a la Confederación Hidrográfica del Júcar y encima se atreven a presentarse en el resto de España como los prÃncipes del Medio Ambiente y del desarrollo sostenible» , dijo un representante de los regantes.
Por esta vÃa de los hechos consumados y sin el escudo de los caudales medioambientales que requiere el lago de la Albufera, La Mancha podrÃa incluso apropiarse de los futuros ahorros que genere la modernización del regadÃo e incluso los caudales del Júcar-Vinalopó estarÃan en peligro.
«Es inviable, una barbaridad que va contra la geografÃa, la historia y el sentido común», declaró José Pascual Fortea, presidente de los regantes de Sueca, para quien los usos medioambientales son ahora mismo «el mejor aliado» posible.
La vÃa polÃtica
Los usuarios del Júcar han advertido de las consecuencias negativas que tendrÃa la desconexión Júcar-Albufera al Gobierno valenciano y a la oposición socialista, y esperan de ambos que «sepan defender ante el Gobierno» sus intereses, aunque temen «la pasividad de unos»- los socialistas- o «el victimismo de otros» , en alusión a la falta de diálogo y enfrentamiento constante con el Ministerio de Medio Ambiente de los miembros del Consell, jueguen «en contra de los intereses de los valencianos».
«Es un despropósito»
La Albufera es consecuencia del cierre del espacio comprendido entre los rÃos Turia y Júcar, siendo este último, tradicionalmente, su principal aporte, hasta el punto de que geológicamente existen evidencias de que el rÃo desembocó en el lago a través de un cauce y un delta que surgÃa del meandro situado al norte de Riola. En las riadas de 1982 y 1986 el Júcar volvió a desembocar en el lago.
El catedrático de ingenierÃa hidráulica Juan Marco Segura, aseguró recientemente que la pretensión de Castilla-la Mancha es «un despropósito que no tienen fondo cientÃfico ni de ningún tipo, pero también es un arma para sacar la mayor tajada de agua posible».
Menos contundente se mostró cuando se le preguntó sobre qué pasará en el futuro. «No soy polÃtico-declaró- pero, si lo logran habrán destruido La Albufera».
Además del papel que el Júcar jugó en el origen de La Albufera, el rÃo ha sido determinante en la evolución de lo que Carles Sanchis Ibor, del Centre Valencià de Estudis del Reg, describe como «un sistema natural y producto humano». Desde el siglo XIII, apunta, hay constancia de la derivación artificial de caudales del rÃo para hacer subir el nivel del lago. En el XVI, las acequias del Rey llevaban agua al lago del Turia y del Júcar y en el XVIII, la ampliación del regadÃo y de la Acequia Real del Júcar, unida al cierre de las golas, cambio para siempre la laguna salina en la actual Albufera».

