Pedro Vicente, periodista de RTVE en Castilla y León, y participante en algunas mesas redondas organizadas por TC en Burgos, publica este artículo de opinión en el Norte de Castilla de hoy sobre las próximas elecciones municipales en Castilla y León. La verdad es que no se habla mucho de TC ni del castellanismo:
LA polémica que ha envuelto la firma del llamado Pacto Local ha sacado a la luz la batalla abierta en torno al poder municipal, un frente político de primer nivel relegado a un segundo plano en comunidades como esta, donde la confrontación entre la Junta (PP) y el Gobierno central (PSOE) polariza casi toda la atención. Y sin embargo, a diferencia de las próximas elecciones autonómicas, los comicios municipales se presentan en Castilla y León mucho más abiertos y equilibrados, con incierto pronóstico en no pocos de los principales ayuntamientos.
Aunque apenas se hable de elecciones municipales, PP y PSOE son muy conscientes de lo que está en juego en ellas y trabajan desde hace tiempo, con mayor o menor discreción, en el diseño de estrategias y candidaturas. Entre las alcaldías en disputa están nada menos que las de Valladolid y León.
En Valladolid, salvo decisión personal de última hora en contra, Javier León de la Riva optará de nuevo a la reelección, con independencia de que su relación con la dirección del PP vallisoletano -y en particular con su presidente provincial, Tomás Villanueva- siga siendo tan distante como siempre. Las diferencias con la Diputación Provincial y la propia Junta en torno a los usos comerciales el Estadio Zorrilla, la decisión de montar una televisión municipal y el enfrentamiento con el colindante municipio de Arroyo-La Flecha han sido los últimos encontronazos conocidos antes de llegar a un 'pacto de silencio' que de momento ha puesto sordina a tan tormentosa relación.
Sin margen de maniobra para cambiar de candidato, al PP no le queda más remedio que arropar una vez más a León de la Riva y resignarse tanto a sus intemperancias -su capacidad para pisar callos, venga o no a cuento, no conoce límites- como a sus desmarques de la línea política oficial, que le han permitido alcanzar, por ejemplo, unos fructíferos acuerdos con Carmen Calvo, la ministra más denostada por el PP regional.
Pasado ya poco menos que a beneficio de inventario el experimento de las primarias, la diputada Soraya Rodríguez se perfila como candidata socialista a la Alcaldía vallisoletana. Miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE y 'ministrable' en el primer Gobierno Zapatero, Rodríguez tiene, hoy por hoy, casi todas las papeletas para encabezar ese cartel electoral. La batalla va a ser de primer orden y en ella pueden jugar un papel decisivo las candidaturas minoritarias. De un lado, Izquierda Unida, que corre el riesgo de quedarse fuera si no alcanza el preceptivo 5% de los votos, y Candidatura Independiente, ese híbrido entre partido político y negocio inmobiliario que volverá a la carga con renovadas opciones tras sacar adelante sus proyectos en el alfoz de Valladolid.
En León, escenario de otra gran batalla municipal, el factor clave es el destino del antiguo voto leonesista, en gran parte desencantado y desorientado tras la escisión sufrida por la Unión del Pueblo Leonés. En ese río revuelto tienen puesta la caña tanto los populares como los socialistas. Los primeros acuden a esa pesca con el notable 'handicap' de tener como compañero de viaje en el actual Gobierno municipal al ex líder y trásfuga de la UPL, Rodríguez de Francisco, gracias al cual ganaron la moción de censura con la que Mario Amilivia volvía a ser alcalde. Por el contrario, los socialistas se presentan como víctimas del trasfuguismo leonesista, y con la confianza de que Zapatero (que se tomó esa moción casi como una afrenta personal) se volcará al máximo en el empeño de recuperar la Alcaldía efímeramente ocupada por Francisco Martínez.
Mientras los socialistas no tienen ninguna duda sobre su candidato, el PP tiene frente a sí el dilema de mantener al actual alcalde o renovar el cartel.
Ciertamente la candidatura de Amilivia arrastra no pocos lastres. Pero el remedio sería peor que la enfermedad si la alternativa planteada fuera la de la ex consejera de Economía Isabel Carrasco, actual presidenta provincial del PP de León.
Otra plaza en litigio es la de Segovia, donde, de la mano del independiente Pedro Arahuetes, los socialistas aspiran a crear un feudo municipal a semejanza del que tienen consolidado en Palencia con Heliodoro Gallego. A su favor tienen haber conseguido normalizar la gestión de un Ayuntamiento desastrosamente gobernado desde las primeras elecciones municipales.
Ante el bajo perfil político de su anterior candidato a la Alcaldía, todo indica que el PP va a jugar la baza de Silvia Clemente. La consejera de Cultura, quien en la anterior ocasión rehusó dicha candidatura, está vez no va a tener más remedio que disputar la Alcaldía a Arahuetes. Tal vez ello encierra la clave de su continuidad contra viento y marea en el Gobierno regional.
Otra consejera en danza es la de Familia, Rosa Valdeón, vista por algún sector del PP como posible candidata a la Alcaldía de Zamora, otra ciudad en la que habrá batalla, como en Soria, donde los independientes disponen actualmente de la llave del Gobierno municipal. En realidad, salvo en Salamanca, Ávila y Palencia, donde los actuales alcaldes parecen inexpugnables, en el resto de las capitales existe margen para el cambio.
Tampoco resulta quimérico el posible cambio de signo de alguna de las diputaciones provinciales. Dada la correlación de fuerzas, el PP no tiene garantizada de antemano, ni mucho menos, la mayoría en todas ellas. Un avance socialista en las elecciones municipales podría deparar el vuelco en las de León, Valladolid, Palencia o Segovia. Nada que ver con el paseo triunfal augurado al PP en las elecciones autonómicas de ese mismo día.