Lo de la Junta, ya lo he defendido inumerables veces aquí, no es más que un intento de justificar y legitimar el actual estatus quo bajo una máscara pseudohistórica. Al denominar "la Mancha" al conjunto de la autonomía no buscan sino un "hecho diferencial" casero que legitime y justifique una de las autonomías cuyos habitantes expresan un menor grado de sentimiento de identidad.
Pero por esa regla de tres, si lo que quieren es crearse una careta pseudohistórica perfectamente podría haber sido Castilla-La Alcarria, o porque no, simplemente Castilla La Nueva. No me cuadra mucho esta teoría
Castilla La Nueva no les vale: "Castilla" se lo ha pedido el norte, así que estos tienen que buscar otra "marca".
La Alcarria no tiene el tirón de la Mancha, ni en extensión, ni cuenta con un emblema como el Quijote, ni ha desarrollado alguna forma de regionalismo o pseudoregionalismo como el manchego.
En la Mancha concurren tres factores: un conato de regionalismo poco exitoso, una importante extensión territorial y un emblema conocido como es el cervantino, para reforzar la "marca".
Pero, aparte, lo que trato de explicar no es el nombre de la autonomía, sino el proceso por el cual la Junta tiende a asimilar al conjunto bajo el paraguas equívoco de la denominación "manchega". El problema no debe reducirse a una mera cuestión de nombres: si los avatares históricos que dieron lugar a la formación de la autonomía hubiesen desembocado en una "Castilla-la Alcarria" mucho me temo que a día de hoy, todo fuese "Alcarria" y "alcarreño" y el foro estuviese lleno de referencias hacia la "alcarreñización" de la Junta.

