Saleron de aquel pozo con la ayuda inmensa de los vencedores,
mientras que la españa franquista salió y se situó en la novena potencia industrial del mundo a pesar del boicot y el aislamiento.
¿Boicot y aislamiento? No engañemos al personal.
El Estado español fue apoyado por diversos países latinoamericanos, por EEUU (Tratado de Cooperación de 1953), la Santa Sede (1953), la ONU (1955), el FMI (1959), Banco Mundial (1959), la Organización Económica Europea (1959), etc. Esto no sólo representa la legitimación del Régimen sino una oportunidad para el desarrollo (y endeudamiento) económico.
Ahora bien, los primeros años del franquismo, la posguerra, fueron durísimos para el pueblo ya que había que afrontar la reconstrucción, la falta de recursos, la autarquía y la represión. Sin embargo, los beneficios empresariales de esos años no dejaron de disminuir (al contrario, los índices de beneficio son mayores a los de la República), detectandose numerosas huelgas, especialmente en Cataluña.
Si los franquistas de la autarquía no sacaron hacia delante el país más rápido fue por su incapacidad y sus ansias de beneficio económico. El Estado no se industrializaría hasta que los tecnócratas del Opus Dei se hicieron con el poder, e hipotecaron el destino del mismo a los intereses del FMI, BM, CEE y EEUU. Los mismos que impusieron a Felipe González la entrada en la OTAN y la reconversión industrial, y los mismos que nos están imponiendo ahora la destrucción total de la administración pública y los derechos laborales.

