Ayer jueves que se contaron 23 del presente mes de Agosto, supimos lo que no quisiéramos saber y oímos lo que no quisiéramos oír; conviene a saber, que Antonio de Fonseca ha quemado toda esa muy leal villa de Medina, y también sabemos que no fue otra la ocasión de su quema, sino porque no quiso dar la artillería para destruir a Segovia. Dios Nuestro Señor nos sea testigo, que si quemaron de esa villa las casas, a nosotros abrasaron las entrañas, y que quisiéramos más perder las vidas, que no que se perdieran tantas haciendas. Pero tened, señores, por cierto que, pues Medina se perdió por Segovia, o de Segovia no quedará memoria, o Segovia vengará la su injuria a Medina. Hemos sido informados que peleaste contra Fonseca, no como mercaderes, sino como capitanes; no como desapercibidos, sino como desafiados: no como hombres flacos, sino como leones fuertes. Y, pues sois hombres cuerdos, dad gracias a Dios de la quema, pues fue ocasión de alcanzar tanta victoria. Porque sin comparación habéis de tener en alas la fama que ganaste, que la hacienda que perdiste. Nosotros conocemos que, según el daño que por nosotros, señores, habéis recibido, muy pocas fuerzas hay en nosotros para satisfacerlo. Pero desde aquí decimos, y a la ley de cristianos juramos, y por esta escritura prometemos, que todos nosotros por cada uno de vosotros, ponemos las haciendas e aventuraremos las vidas, y lo que menos es de todos los vecinos de Medina libremente se aprovechen de los pinares de Segovia, cortando para hacer sus casas madera. Porque no puede ser cosa más justa que pues Medina fue ocasión que no se destruyese con la artillería Segovia, que Segovia de sus pinares con que se repare Medina. Bien se pareció, señores, en lo que hiciste, no sólo vuestro esfuerzo, mas aún vuestra cordura en tener como tuviste en poco la quema, y esto no por más de por mostraros fieles amigos y confederados de Segovia. Porque, hablando la verdad, no os pueden negar vuestros enemigos que en defenderla os mostrasteis esforzados, y en dejaros quemar poco codiciosos. Mucho os pedimos, señores, por merced se ponga gran guarda y agora más que nunca, en la casa de la munición y artillería; de manera que no pueda alguno venir de fuera a hurtarla, ni menos pueda alguno de dentro entregarla, porque gran infamia sería que les entregasen traidores lo que ellos perdieron por cobardes. No poco placer hemos tomado en saber que Juan de Padilla pasó por allí por Medina y ha tomado a Tordesillas, y se ha apoderado de la reina nuestra señora. Sed ciertos, señores, que es tan venturoso ese venturoso capitán que todo lo que amparare será amparado, y todo lo que guardare será guardado, y todo lo que emprendiere será acallado, porque acá lo vimos por experiencia; que sólo del nombre de su fama, sin esperar ver su presencia, huyó el alcalde Ronquillo de Santa María de Nieva. También hemos sabido cómo los señores del Consejo mandaron pregonar que toda la gente de guerra se apartase de Antonio de Fonseca, y que Antonio de Fonseca se ha ido fuera de España. Parécenos que la cosa a nuestro propósito va bien encaminada, y que, pues estáis cerca, debéis, señores, esforzar a esos señores de la Junta, porque el Consejo no mandó aquello sino de miedo, y el capitán general no huyó sino de cobarde. Ya sabéis, señores, como en los tiempos pasados la serenísima reina doña Isabel dio el condado de Chinchón a la marquesa de Moya, que se llamaba la Bobadilla, y esto no por más sino por ser muy grande privada; y la tierra que le dio era de tiempo inmemorable tierra de esta ciudad de Segovia, y, ahora que vemos la nuestra, estamos determinados de cobrar lo nuestro; porque, según nos dicen nuestros letrados, todo lo que se toma contra justicia, lícitamente se puede tomar por fuerza. Los hijos de la Bobadilla, no sólo tienen y mandan a nuestra tierra, mas aún tienen en tenencia perpetua este alcázar de Segovia, que es una de las insignes fuerzas que hay en España. Y, hablando de verdad, estamos determinados, no sólo de recobrar nuestra tierra, pero aún de tomarle la fortaleza. Y si en esta empresa Nuestro Señor nos da, como esperamos que nos dará, victoria tendrá cobrada su tierra Segovia y lanzado su enemigo de casa. Nuestros capitanes nos han escrito como habéis, señores, tomado la villa de Alelos, y que el alcalde en la fortaleza se defiende con ciertos soldados. Pues tenéis, señores, en la demanda tanta justicia, y tenéis para combatir la fortaleza poderosa artillería, no debéis de desistir de la empresa. Y, si fuese necesario, nosotros enviaremos más gente al campo, y socorreremos con más dineros, porque gran poquedad sería de Segovia, y no pequeña afrenta a Medina, que no se llegase al cabo esta tan justa guerra. A Alonso Fernández del Espinar, que es el portador de esta dársele a entera fe en lo que os hablare de nuestra parte y creencia. De Segovia día y mes sobredicho. Año de mil y quinientos y veinte.
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