... tras el vuelo sublime de sus sangres
el bosque suena herido;
?ser? el rumor de la vida que huye
o el aliento con que brota en las hojas
la luz que queda?
?tambi?n esto es el a?o? ?tanto hab?a?
... ya veis, me asombra y asusta la belleza porque no la conozco,
?c?mo si no esta forma extra?a de aventar labores del tiempo
y este resplandor que bajo el cielo se abre?
... pero, a pesar del miedo o del asombro,
?no huele el aire a ternura acaso, a fe, a renovaci?n
y a no estar solos?
... ?y no habr? oculto un dios, o una alegr?a extraordinaria,
    pues que vivo y en los atrios hondos de mi alma estoy cantando?
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Antonio Justel/Ori?n de Panthoseas
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? te he esperado por las noches de agosto,
cuando la luna prende los vi?edos del cielo
y las uvas celestes centellean y bailan;
cuando Eolo sumerge la estaci?n en fragancias
y se embriagan las sendas con moras y tomillo;
? te he esperado a la lumbre de las manzanas rojas,
cuando las higueras rebosan az?cares y n?ctares
que agrietados higos con deleite rezuman;
? te esper? hasta el fin desesperadamente,
cuando agosto se hench?a con fulgores y ubres
y en sus venas guardaba el panal m?s excelso:
esta ebriedad, palpitante y plena, con sus horas divinas.
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Antonio Justel/Ori?n de Panthoseas
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? te estrecho en la noche pur?sima
 y sola,
pur?sima y sola como racimo de gotas de luz,
quem?ndose en mi vida;
? centelleando en mi pecho,
eres como lib?lula virgen que verti? el roc?o,
y en roc?o te observo temblando, tiern?sima amante,
hoja de perejil, de vid y de olivo.
                              ??? ? madre, hija m?a,
son tus brazos de la flor de nieve que el cerezo engendrara
? !!!
? y no, no, no es embriaguez de ti, sino alimento,
no es emoci?n desbordante en que cumpla el fuego y nos destruya, no,
t? has venido como ?xtasis del alba a inundar mis cuerpos y esplenderlos,
donde el tiempo los colma, afirma y engrandece;
? abrazada en mi coraz?n,
la estructura del tiempo es tu vida y la m?a.
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Antonio Justel/Ori?n de Panthoseas
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? hermoso, hermoso es el tiempo en que la Verdad llega a m?
y puedo tocarla,
porque mi ser se transforma y queda, tan desnudo,
que, por segundos,
el mundo lo acompa?a en un peque?o tiemblo de sorpresa;

? no, no quedan a?oranzas ni tampoco transfondos:
la luz m?s pura suburbio arriba,
la idea que lo acoge,
la alegr?a que derrama?

? la noche y el d?a ya no importan.
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Antonio Justel/Ori?n de Panthoseas
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? de la ingente cascada de la vida
- donde es la libertad, y en que es el vuelo -
tomo y pulso las fuerzas con que anhelo
librar esta batalla enceguecida;
? rota est? la verdad, su luz uncida,
preso el atardecer, herido el cielo;
la sangre con que clamo rasga el velo
cual nieve sideral y enardecida;
? no es tormento caer en ardua guerra,
ni el llanto al que el esp?ritu se aferra,
si el instante a su edad le arranca un grito;
? y ungi?ndome el valor que necesito,
aqu? en el coraz?n, la mente encierra,
la lanza con que hender el infinito.
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Antonio Justel/Ori?n de Panthoseas
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? voraz, veloz e inaprehensible viene y surge en luz y guerra
un p?lpito de amor;
y as?, ingente, sin aviso abre puertas, remueve, incendia y derriba entablamentos,
enloquece sangres y marcha cual dios que hubiese de crear un universo
sin divinas ciencias, sin faz ni magnitud;
? y ay, ay de m? las veces que lo o??!
? y el pecho es ante ?l cebolla blanca, miel o cera, ?mbar, y p?talos de azafr?n los ojos,
mostr?ndose el mar cual flanco absolutamente abrasador, sin piedad ni ley;
por tanto, cuando de pronto se ausenta o desaparece y queda el coraz?n entre sierpes y sombras,
entre cuchillos y harapos, y pregunta o maldice el porqu? de las horas y las noches de plomo,
ah, entonces, vaciado el cuerpo, comido o da?ado,
todo en ?l se torna - cual ya hemos dicho - voraz, veloz e incomprensible, una l?brega guarida
de sierpes y de sombras, de harapos tiznados y cuchillos;
y ay, ay de m?, las veces que hube de morir de fr?o por eones, edades y ?pocas,
ay, ay de m?;
... y miradme, miradme hoy,
mis iris son, a?n, de m?rmol y canela.
***
Antonio Justel Rodriguez/Ori?n de Panthoseas
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... tu hermosura me recuerda los p?mpanos
maduros
de una tarde escarlata;
tus sonidos celestes, son ecos de roc?o;
? nunca anduvo la luna por tu pecho,
sino lunas y amatistas y fuentes siderales,
pos?ndose y abri?ndose;
? ? y c?mo, c?mo o?r tu voz entre las copas
rendidas y humildes de este canto ? ???
? ninguna sensaci?n m?s dulce que tus l?neas
de nube por mis hiedras de hielos
y de sangres,
el grill vertebral de tu diluvio,
derramando perlas y antorchas
por mis sombras ?
? ? y c?mo, c?mo urgir m?s deseo, que el hecho mismo de tenernos y vivirnos ? ???
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Antonio Justel/Ori?n de Panthoseas
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...por muy solos, por muy oprimidos y lejos que est?is, o por muy aislados y escondidos que se?is,
[y por muy, por muy diezmados e infinitamente insignificantes que os hay?is sentido]
el Amor Divino siempre estuvo all?, siempre, y nunca, nunca os abandon?;
... ahora s? que todo ?l es inteligencia y sendero,
y que s?lo prende y construye,
que s?lo ilumina, toca y nombra,
y que s?lo, s?lo llama;
? ah el pr?stino Amor, y ay, ay su libertad !
... porque tantas veces hu? de ?l y tantas me defend? con ciegas pedradas de mi honda,
y tambi?n otras tantas a hoz y a fusil, a rencor, a sangre...
? benditos, benditos, vosotros, que lleg?is recogiendo la esbeltez de las mieses,
lo infinito del alba y el frescor de la hierba !
... mirad, se han ido el espacio y la utop?a del tiempo, los trayectos terrestres se han ido,
por tanto, tened a bien recoger y alimentaros para siempre con alma y desde el alma;
el ahora es,
- ah, contempladlo y pensadlo, sentidlo y vividlo-
un templo infinito sin muros ni puertas, sin ventanas, sin techo,
y no, no os perder?is en ?l, pues que todo es luz, luz y luz y s?lo luz;
observad si no c?mo fluyen la paz, la voz, los r?os, los acordes, los mares del esp?ritu...;
s?, intuid a Dios y en Dios, cual este son ingente - en el cual viv?s - de c?firo y cristal.
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Antonio Justel/Ori?n de Panthoseas
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? este principio,
[este don de igualdad e id?ntico en el ser,
esta excelencia, este fulgor ?ntimo, esta justicia c?vica]
? d?nde estaba, qui?n nos lo trajo ?
? porque abiertos al sublime canto de raz?n y coraz?n,
apuradas ya las edades de esclavitud y destierros de cuerpo y alma,
he aqu? que el XXI llega exigiendo urnas, y votos, y escrutinios,
actas y proclamaciones, veredictos exactos con que exhala y vive en triunfo
la democracia y su virtud;
? el tiempo se ha extinguido y el fuego ciudadano y redentor exige su estamento:
el ser universal, su honor o gu?a, su faro o luz civil: el republicanismo;
no en vano ? vuelvo y digo ? yo soy su palad?n, su imperio ciudadano y Rey,
su Pr?ncipe.
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Antonio Justel/Ori?n de Panthoseas
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