Me parece que calificar como "Anticastellanistas" a las empresas que cierran sus sedes en tierras Castellanas (o en cualquier otro lugar de España, o del mundo desarrollado) es ignorar la realidad económica del mundo en el que vivimos. No debemos olvidar que somos los usuarios (todos nosotros, casi sin excepción) los que exigimos productos cada vez más baratos y no nos importa, en nuestro afán por ahorrar, comprar productos elaborados aquí o allá. Poca gente presta atención a las etiquetas a la hora de comprar; se presta atención al precio.
Por supuesto que no me parece bien que se cierren empresas en Castilla y se deje en la calle a trabajadores, con el consiguiente deterioro de la economía de las zonas afectadas, pero la solución no es dejar de comprar productos de una u otra marca, sino facilitar que las empresas se queden en nuestra comunidad y no es que lo estemos poniendo muy fácil en general (o no tan fácil como los chinos).
Es un problema muy complejo el que se nos plantea, y hemos de actuar con especial cuidado y cautela.
Un saludo a todos