Lo que nos invita a retroceder es tan humano y necesario
como lo que nos impulsa a avanzar
Pier Paolo Passolini
En primer lugar,
anarcomunero, agradecerte el querer entrar en conversación con una propuesta sobre cómo entender Castilla, como la presente, que sabemos compleja y cuya redacción no ayuda. El motivo para este tono en la escritura, seguramente un poco subido, es el estar dirigido a todos aquellos que, de alguna u otra manera, participan ya en debates donde se manejan conceptos como territorio, autonomía, comunidad, emancipación,...; tanto en ámbitos libertarios como castellanistas. Este breve
apunte ha sido concebido para transitar por circuitos políticos, más que en la propia calle -donde pensamos no despierta ningún interés-.
Leyendo tu comentario no podemos evitar tener la impresión de que este cuenta con alguna confusión, sobre todo en lo relativo a las narrativas históricas. Es precisamente en ese juego de significados suspendidos tras un mismo significante,
comuneros, cuando se ponen en evidencia, para nosostros, los intereses de una burguesía en su empeño por fundar una sociedad de clases. Nuestro objetivo no es
mistificar a Padilla, Bravo y Maldonado, ocultar la relación social que representan, sino todo lo contrario, desvelar la misma para ponerla en contraposición con las prácticas y estructuras que se generaban desde lo comunal; antes de esa "acumulación primitiva" de la que nos habla Marx -y que otros autores, como David Harvey, han actualizado bajo la "acumulación por desposesión"- cercase a los
otros comuneros: las gentes del común. En realidad, en este punto estamos de acuerdo, no recurrimos al término
comunero como a un nuevo
label de
marketing político, más bien como una potencialidad que deja abierta en la Historia una salida emancipadora al actual estado de dominación. Siguiendo a Jean-Claude Michéa, el horror económico está construido sobre una serie de disposiciones prácticas que constituyen una respuesta al mismo; la que George Orwell rastreaba en el
common decency. Este es el marco desde donde nosotros situamos la
estrategia comunal como una posibilidad en escenarios donde el Capital, por su propia dinámica, niega a cada vez mayor porcentaje de población el acceso al mercado o a la Institución para reproducir su vida. Este es el calado histórico de la propuesta de
Autonomía Comunal, sobre la que hemos tratado en el
I Taller de Crítica a la Economía en Gamonal (Burgos) y cuyo documento de trabajo aún está disponible en el programa digital. Te invito a que lo estudies, en él verás algo más que una postura hipostasiada en el catálogo de ideologías al uso. [http://www.zamarracoediciones.net/#excursos]
Por otro lado, señalar que el plural de
Comunidades Castellanas viene a subrayar la relación con lo local que tienen los saberes, las tradiciones, las identidades, las lenguas,... en los conjuntos humanos no mediados. El uso que el Estado ha hecho de las "comunidades imaginadas" nacionales -así diría Benedict Anderson- es innegable, y esto se ha dispuesto gracias a una supeditación de lo local, lo concreto, lo incidental. Nuestra perspectiva no es la de supeditarlo, sino ponerlo en diálogo buscando marcadores que nos muestren una Comunidad que oponer al Estado. Esta es la mirada que nos ofrece una oportinidad de ruptura: una comunidad que no torne en fetiche, es decir, en artefacto paisajístico, emotivo, narrativo,..., que capture, como cualquier mercancía, el pulso de la vida para ponerlo al servicio de la Producción, el Trabajo, el Valor,.... Por eso la crítica a la llanura como paisaje disciplinado -monocultivo industrial de cereal- que entendía la Generación del 98 como esencia del espíritu castellano.. Otra llanura castellana está por emerger junto con otras relaciones sociales; el paisaje siempre es una relación social. Porque, permítenos, a pesar de tantas ensoñaciones y profecías, no existe ningún sujeto revolucionario previo,
a priori, que se encuentre ahí, agazapado, esperando su momento. Son únicamente ciertas estrategias y ciertas prácticas las que van generando ese sujeto que es siempre colectivo, plural, comunitario. Si, retomando a David Harvey, admitimos que, al menos en alguna medida, la regeneración del capitalismo se basa en la producción de espacio, la resistencia tendrá que crear sus propios lugares donde poner en funcionamiento otras formas de vida. Estos son el
territotio: no algo estático (geográfico), que precede a las luchas; sino dinámico, que se construye en confrontación al Capital.
Por lo demás,
anarcomunero, y por no extendernos demasiado, nuestra interpretación sobre el papel que juegan hoy en día los grupos de consumo, las cooperativas,...e incluso los sindicatos (sin meterlo todo en el mismo costal, y admitiendo que algunas consideraciones requieren sus matices), cae más bien en la decepción. Es cierto que el apoyo mutuo, el mundo del no-valor, ha de ser un elemento central a considerar, pero no para subsumirlo al valor, la economía, sino para ser eje de procesos transformadores... Pero no queremos proseguir, excedemos el objetivo de este artículo, en realidad nos conformamos con, muy humildemete, intentar hacer reflexionar, a quienes tienen la mirada puesta en Castilla, desde planteamientos libertarios; y, quizás con suerte, conseguir que estos últimos echen raíces para no ser arrastrados, por los remolinos de la modernidad, al abismo de un tiempo vacío, homogeneo, abstracto.
Un abrazo
Siempre nos encontraremos en la barricada