De todas formas, en el mismo momento en el que la SGAE intente hacer pasar por el aro a entidades públicas, comenzará a cavar su propia tumba. Como puede verse en el artículo que habeis citado, alguno de los alcaldes afectados comienza a hacer preguntas incómodas sobre los criterios de la SGAE y el uso que hacen del dinero recaudado, y esas preguntas tienen un peso muy diferente en boca de un particular, que en boca de un alcalde, por modesta que sea su alcaldía.

