Siempre he defendido que hay demasiados problemas en la puesta en práctica de la teoría comunista. Sus preceptos son lo que mejor vendría al mundo si fuesemos capaces de llevarlos a cabo de una manera justa. Pero intento tras intento los obstáculos han sido demasiados. En el caso de la URSS el principal problema era su excesiva extensión, aunque ni que decir tiene el papel de la guerra fría, el bloqueo y de nuestro querido amigito Stalin. Es un tema más que escabroso, e indefendible ante posturas encontradas.
De todas las maneras, es bien lógico que se añore la unión soviética cuando la situación después de la reconversión no ha hecho más que empeorar. A nivel nacional, todas las empresas que antaño fueran estatales están en manos, no sólo de mafias, sino de los antiguos miembros de la juventud comunista (otro tachón que nos deja a la altura del betún, así quien va a querer declararse comunista), y las políticas sociales y de empleo dejan mucho que desear. Prueba de que no se hizo tan mal con todo son algunos restos de la política comunista, como el que la calefacción sea gratis para TODOS (en un país que alcanza los 30 bajo cero, no es moco de pavo)
Antes de criticar, o de hecharse las manos a la cabeza, abría que mirar si la idea es tan descabellada. En el caso de Franco, los que le añoran son, principalmente, quienes tenían una posición privilegiada durante su "mandato", o esos locos de la vida que saben no tendrían problemas con un caudillo al mando. A mi me daría más bien miedo. Los rusos que ahora tienen todo el dinero, seguro que no sienten nostalgia del régimen soviético. Pero los que se mueren de hambre... se lo pueden pensar (los recuerdos suelen ser selectivos para lo bueno en esos casos)