EL CONDE PEDRO ANSUREZ Y LA FUNDACION DE VALLADOLID.
Los musulmanes del Ãndalus llamaban Beni Gómez (hijos de Gómez) a los descendientes de un famoso Gómez DÃaz, conde de Saldaña contemporáneo de Fernán GonzÃlez. Estos Beni Gómez fueron después poderosos señores de la Tierra de Campo; Cuando Fernán González a mediados del siglo x se convirtió en conde único de Castilla y Ãlava, la mayorÃa de los miembros de las antiguas familias condales del paÃs vasco-castellano reconocieron su autoridad, pero otros se expatriaron. Los Velas alavese fueron a servir al califa cordobés y después pasaron a León. Los Ansúrez, originario de Castilla la Vieja, ofrecieron lealtad al rey de León que les concedió heredamiento en la llanura de Campos. Las historias de los Beni Gómez, los Velas y los Ansúrez son muy azarosas y ya hemos dicho algo de ellas.
Pedro Ansúrez debió de nacer hacia 1037, año en que el conde Fernando Sánchez e coronado públicamente rey de León y ungido por el obispo legionense. Cuando apenas tenÃa veinte años el rey Fernando I le nombra maestro de armas, ayo y consejero de su segundo hijo, Alfonso, preferido de sus padres. Por esta preferencia paterna, Alfonso recibió el reino de León que llevaba consigo el tÃtulo imperial, en el reparto que Fernando I hizo de sus dominios. Como leales de su mayor confianza ya hemos visto que Pedro Ansúrez y sus hermanos Fernando y Gonzalo acompañaron al destronado Alfonso en su destierro en Toledo y le ayudaron muy de cerca a recuperar el trono.
Alfonso VI entregó años después a Pedro Ansúrez y su mujer Eilo la crianza de su hija Urraca Alfónsez, que llegó a suceder a su padre en el trono y fue esposa de Alfonso I el Batallador de Aragón. El conde fue, pues, ayo del padre y de la hija.
Aunque en la corona de León los condados no eran hereditarios, los Beni Gómez habÃan permanecido durante varias generaciones como condes de gran prestigio en tierras leonesas. El historiador árabe Ibn Jaldún dice que va en el año 995 los Beni Gómez mandaban en "el paÃs que se extiende entre Zamora y Castilla" (21) (22); es decir, el vasto territorio que en la planicie del Duero ocupa buena porción de las actuales provincias de León y Zamora y la mayor parte de las de Valladolid y Palencia. Los Beni Gómez eran, en efecto, durante el reinado de Alfonso VI condes en los territorios de la Liébana, Saldaña, Carrión y Zamora -según reiteradamente lo dice Menéndez Pidal (23), gobernaban, pues, no sólo la llanura de los viejos Campos Góticos sino también en tierras de la cordillera cantábrica tradicionalmente tan leonesa como los altos valles del rÃo Deva.
Obra imperecedera del conde leonés Pedro Ansúrez, cuya trascendencia el autor no pudo imaginar, es la fundación de Valladolid, hecho que hace ya más de veinte años señaló con agudeza el historiador Justiniano RodrÃguez en una monografÃa editada por la Diputación Provincial de León (24). "Pedro Ansúrez dice este autor leonés-deciDió por miras fundamentalmente polÃticas la fundación de Valladolid, aldea entonces ignorada y sin posibilidades aparentes". Los leoneses no habÃan olvidado los antecedentes históricos de invasiones de la llanura de¡ Duero por fuerzas navarras y castellanas; y el conde de Carrión consideraba el momento propicio para delimitar definitivamente los ámbitos históricos de Castilla y de León.
Pedro Ansúrez poseÃa todos los señorÃos limÃtrofes con Castilla desde las montañas de la Liébana hasta más al sur del Duero (hasta las tierras castellanas de las comunidades de Ãscar y Cuéllar).
Las ideas de seguridad y expansión territorial, basadas en consideraciones militares, dominaban entonces las mentes de reyes y gobernantes. Pedro Ansúrez, apartándose de tales pensamientos y adelantándose a su época, concibió para la región de sus dominios un plan que no estaba fundado en criterios guerreros. Cerca de la confluencia del Esgueva con el Pisuerga existÃa una aldehuela de menos de media docena de moradores dedicados a la agricultura, la riqueza buscada en aquellos tiempos. Sobre este lugar precisamente ideó el poderoso conde levantar una gran ciudad que fuera nueva capital de sus vastos estados, los mayores señorÃos en buenas tierras del reino de León. Al mismo tiempo empujaba hacia oriente la lÃnea fronteriza con Castilla, a la sazón imprecisa, en aquellas tierras.
En el verano de 1084 los condes compraban heredades, como primera previsión económica, con vistas a las instituciones que proyectaban. De los aspectos eclesiásticos del plan se ocupaba el abad Salto del monasterio clunicense de San Zoilo de Carrión ,que en representación de la nueva entidad de Santa MarÃa de Valladolid también compraba terrenos. Después de intensa y rápida actividad, en mayo de 1095 con asistencia del rey emperador de León y los obispos de Oviedo, Lugo, León, Astorga y Palencia y eI abad de Sahagún, asà como del obispo de Burgos y el arzobispo de Toledo y destacados cortesanos de los reinos de León y de Castilla, se consagraba solemnemente la iglesia de Santa MarÃa de Valladolid. Los fundadores proveÃan al sostenimiento de la nueva entidad dándole solares de la nueva población, iglesias, diezmos, viñas, pesque­ras, villas y monasterios en diversos lugares de la llanura leonesa. El obispo Raimundo de Palencia, dentro de cuya diócesis quedaba la nueva población también donó a Santa MlarÃa bienes e ingresos en varios lugares de la región y del propio Valladolid. A estos bienes se añadirÃan otros muy cuantiosos que en diversas ocasiones y fechas fueron otorgando los fundadores, y otras personas, incluso los propios reyes, y privilegios especiales como el que el rey concedió a la iglesia de Santa MarÃa de que sus ganados no pudieran ser prendados. La nueva población quedó dotada con un buen puente sobre el rÃo Pisuerga y un gran canal en el último tramo del Esgueva.
En 1095 la ciudad tenÃa ya organizado su municipio, un municipio de paÃs señorial a la manera leonesa, reglamentado de acuerdo con el Fuero de León, cuya impronta aparece en los documentos antiguos de las expresiones perforo de Leone, ad foro de Leone e in foro legionis. Valladolid muestra asÃ, en el momento de nacer, la condición profundamente leonesa de sus orÃgenes.
Anota don Justiniano con dolor la contradicción existente entre el signo del pasado histórico leonés vallisoletano y los modernos arrebatos de supuesto "castellanismo histórico" que envuelven una confusa perspectiva de lo que en realidad fue el pasado de Valladolid. El desconocimiento y la confusión en torno a la radical condición leonesa de la ciudad de Valladolid (con notables excepciones como esta de Justiniano RodrÃguez) son generales desde el siglo pasado y aumentan de dÃa en dÃa. Puede decirse que la historia de esta ciudad suele falsearse desde el relato de sus orÃgenes.
En una monografÃa histórica sobre la fundación del hospital de Santa MarÃa de Esgueva, de Valladolid, se copia un documento en que la administración del mismo dice al Ayuntamiento de la ciudad: "En cuanto a la fundación de este Hospital [...] -es bien sabido, y hasta en la historia de esta ciudad consta, que fueron sus fundadores los señores condes de Castilla y señores de Valladolid, D. Pedro Ansúrez y Da. Eylo su mujer" (25): Un tratadista de Historia genealógica se refiere al conde Pedro Ansúrez como "uno de los más grandes señores, si no fue el mayor, que tuvo Castilla en su tiempo", frase que copia José Zurita Nieto en otro trabajo monográfico sobre el fundador de Valladolid (26). Con errores y distorsiones de esta clase podrÃan llenarse muchas páginas.
Llamar gran señor castellano al conde Pedro Ansúrez, el personaje más destacado de la corte leonesa en el reinado de Alfonso VI, el guerrero que figuró al frente de las huestes del rey de León en las luchas de éste contra su hermano el de Castilla, el jefe del partido leonés en la época en que los enfrentamientos de los leoneses con los casteLlanos fueron más enconados, no es menor dislate --en imaginación de semejanzas;- que el que en el año tres mil cometerÃa quien presentara al general de Gaulle como uno De los militares más célebres, si no el más famoso, que tuvo Alemania en el siglo XX. Y de igual manera que en estos casos se tergiversa por completo la condición de los protagonistas de la historia leonesa, en otros muchos se confunden y mistifican el paisaje, la geografÃa, la historia social y polÃtica, las instituciones y las particularidades culturales de los viejos reinos de León y Castilla.
La fundación de Valladolid, debida a la infatigable actividad del famoso magnate guerrero leonés, tuvo a la larga gran trascendencia no sólo para la región leonesa sino para toda la cuenca del Duero. La colonización de la llanura del Duero por los reyes asturleoneses tuvo como inmediata consecuencia el nacimiento de núcleos urbanos -o un rápido crecimiento de los ya existentes- que pronto se convirtieron en focos de actividades mercantiles, polÃticas y religiosas y desempeñaron un papel rector en el ulterior desarrollo de la monarquÃa leonesa y más tarde del conjunto de paÃses de las coronas de León y de Castilla. Caso notable en la historia geopolÃtica de estos núcleos urbanos del valle del Duero es el de Valladolid. Fundada en un lugar bien situado, cerca de la frontera de Castilla, creció rápidamente dejando atrás en relativamente poco tiempo a las más viejas e ilustres poblaciones de la región leonesa: León, Astorga, Benavente, Zamora, Toro, Simancas, Palencia, Medina...
Con la fundación y el crecimiento de la ciudad de Valladolid, la Tierra de Campos adquiere mayor importancia dentro del reino de León.
Y no sólo la Tierra de Campos, también en el reinado de Alfonso VI queda afirmada como leonesa la comarca cantábrica de la Liébana, viejo y apartado centro cultural de la monarquÃa asturleonesa desde los tiempos de San Beato y sus famosos Comentarios al Apocalipsis. El condado de Liébana se consideró siempre leonés; y en la época de Alfonso VI, gobernado también por Pedro Ansúrez, quedó definitivamente vinculado a las autoridades polÃticas y eclesiásticas leonesas. El resto de la Montaña cantábrica siguió para siempre a Castilla (27).
En definitiva la lÃnea de demarcación histórica entre León y Castilla quedó claramente establecida por el conde Pedro Ansúrez y asà permaneció hasta que en tiempo de Fernando III se unen ambas coronas.
Además de Alfonso, único hijo varón que murió prematuramente, el conde Pedro Ansúrez y doña Eilo tuvieron cuatro hijas. La mayor de ellas, MarÃa, casó con el conde Armengol V de Urgel, quien después de gobernar algún tiempo su condado catalán, se trasladó a los dominios leoneses de su suegro, dejando el gobierno de Urge¡ a cargo de Gerardo Poncio. Aunque este yerno de Pedro Ansúrez nunca tuvo el gobierno de la ciudad, suele llamársele Armengol I de Valladolid. A la muerte de Pedro Ansúrez -entre 1118 y 1119- heredó el gobierno de Valladolid su nieto el conde Armengol VI de Urgel y II de Valladolid, poderoso magnate que a los paternos dominios catalanes de Urgel unió los maternos leoneses de la Tierra de Campos.
NOTAS
21 R. Menéndez Pidal. La España del Cid. Vol I p. 172
22 J.Perez de Urbel . Historia del Condado de Castilla . Madrid 1945. TII. P.71
23 Ramón Menéndez Pidal. En torno al poema del Cid. Buenos Aires 1963 pp15-16
24 Justiniano RodrÃguez . Pedro Azures. León 1966 pp63-68
25 José Tiedra. Fundación gloriosa y secular del conde Don Pedro Ansúrez y doña Eylo su mujer. El Hospital de Santa MarÃa del Esgueva en Valladolid 1937 pp 11-12
26 José Zurita. Apuntes documentados sobre el año de la muerte del conde Pedro Ansúrez y acerca de su sepultura. Valladolid 1918 p.41
27 J.A. GarcÃa de Cortázar y C. Diez Herera. La formación de la sociedad hispano-cristiana del Cantábrico al Ebro en los siglos VII al XI. Santander 1982 pp. 49,203-205.
Viniendo TODO esto de esta pagina web
http://www.hispanismo.org/showthread.php?t=805 tan conocida para muchos foreros como HISPANISMO, no me extraña que haya tal cantidad de incongruencias y puntos de vista cuanto menos lamentables.
Ainsssss si Fernán González lebantara cabeza y viera que citan a Gómez DÃaz como contemporaneo suyo cuando gome descendiente de Diego Muñoz el primer conde de Saldaña aliado de Fernán y hecho encarcelar junto a el por los Leoneses, yo creo que cuanto menos se partiria el culo.
El resto no voy a entrar por que cae por su propio peso.
Gigantillo te estas cubriendo de gloria.

