¿Me podrían ustedes explicar de donde de donde proviene la terminación -ñol aplicada a gentilicio? Me suena que poco castellana va a ser (como sí lo es -ano, -ino, -eño, etc.) Es inexistente en idioma castellano. Entonces ¿una vez más bautizándonos desde fuera?
Creo que viene del catalán o del occitano. En este mismo foro se abrió un hilo interesante donde se tocó el tema:
http://foroscastilla.org/foros/index.php/topic,9333.60.htmlY de ese mismo hilo, extraigo una cita que corresponde a un
post antiguo del forero
Caberrecorba:
He hecho la burrada de revisar minuciosamente la toponimia de España y según he ido avanzando en los listados, no puedo sino volver a afirmar que el sufijo –ol es un extranjerismo y por tanto, una incongruencia que una lengua utilice un préstamo de otra lengua para denominarse a sí misma. Y éstos son los ejemplos:
No he encontrado ningún topónimo en Castilla que termine en –ñol, aunque según Pidal, la terminación –ñon era tendente a la disimilación.
En cambio, sí que existen muchos municipios con –ñon. Grañón (La Rioja), Griñón (Madrid), Oriñón (Cantabria), El Peñón (Albacete), Terminón (Burgos), La Unión de Campos (Valladolid), Valgañón (La Rioja) y Viñón (Cantabria).
Fuera de Castilla también existen: Alfornón (Granada), Aniñón (Zaragoza), Añón (Zaragoza), Armiñón (Álava), Bañón (Teruel), Comunión (Álava), Lantañón (Pontevedra), Limiñón (Lugo), Mañón (La Coruña), Marañón (Navarra), Muñón de Fondero (Asturias) y Onón (Asturias).
Si atendemos al sufijo –ol (-ñol), en el resto de España sí que hay ejemplos: Albuñol (Granada), Bañoles (Gerona), Buñol (Valencia), Espunyola (Barcelona), S’Estanyol (Islas Baleares), Estañol (Gerona), Linyola (Lérida), Montanyola (Barcelona), Pujarnol (Gerona), Rafelbuñol (Valencia), San Julián de Cerdanyola (Barcelona), Sardanyola (Barcelona), Viñols (Tarragona) e Yñola (Lérida).
Como se puede ver, todos los ejemplos acabados en –ol (-ola) son de la zona de la influencia del catalán/valenciano/balear (salvo Granada y dudosamente porque próximo a Albuñol hay una localidad llamada “Castell de Ferro”). El catalán está muy influenciado por las lenguas habladas en Francia, por lo que probablemente fue una lengua vehicular para que en el castellano se adoptara el sufijo –ol en una palabra tan concreta.
Y ahí hay un ejemplo bastante evidente de lo que pruebo (si no se demuestra lo contrario): existe el mismo término en castellano y en catalán, pero en el primero se mantiene la forma –ñon y en el segundo –ñol: Viñón (Cantabria) y Viñols (Gerona).
PD: En la toponimia castellana, también hay ejemplos con –ol, exactamente tres: Autol (La Rioja), Castrobol (Valladolid) y Viergol (Burgos).

