Romper el bipartidismo
«En Castilla y León no hay que perder de vista a la Unión por el Progreso y la Democracia (UPD)»
L a falta de enmienda a la totalidad a los últimos Presupuestos de la comunidad evidenció las nefastas consecuencias del bipartidismo que en la práctica existe en el Parlamento Regional. Aparte PP y PSOE, la única presencia se reduce a los dos diputados elegidos en las listas de la Unión del Pueblo Leonés, Joaquín Otero y Héctor Castresana, quien permanecen en una especie de limbo político desde que la formación leonesista les expedientó y suspendió de militancia.
En sus 25 años de existencia, las Cortes regionales no habían conocido semejante falta de pluralismo. De hecho, nunca se había dado el actual bipartidismo. No hace tanto, además de PSOE, PP y UPL, el arco parlamentario lo completaban Izquierda Unida y Tierra Comunera, formaciones minoritarias que enriquecían notablemente el debate político en la Cámara. Imposible con este panorama no echar de menos a Antonio Herreros (IU) y Carlos Rad (TC), quienes se batieron el cobre de lo lindo en el abandonado castillo de Fuensaldaña.
Precisamente el propósito de romper este bipartidismo ha animado a una serie de fuerzas políticas minoritarias de distinta laya y perfíl a constituir una nueva formación, el Partido de Castilla y León, que aspira a convertirse en la tercera fuerza política en la comunidad. Tierra Comunera y Candidatura Independiente, dos partidos con cierta representación municipal, encabezan un proyecto que, entre otros muchos 'handicaps', habrá de enfrentarse a un sistema electoral que penaliza a las minorías y favorece el llamado 'voto útil' a las opciones mayoritarias.
Otro buen ejemplo -o sea, mal ejemplo- de los derroteros a los que conduce el bipartidismo lo tenemos en el cada vez mas infumable pacto PP-PSOE sobre las cajas de ahorro. La prepotencia con que ambos partidos vienen actuando ha espoleado a otras fuerzas políticas minoritarias, que han visto en la oposición ciudadana a esa componenda político-financiera un propicio caldo de cultivo. Atención a la cita que tienen el próximo sábado en Salamanca la Unión del Pueblo Leonés, el Partido Regionalista del País Leonés (PREPAL), la Unión del Pueblo Salmantino y Ciudadanos de Burgos.
Sin embargo a quién no hay que perder de vista es a la Unión por el Progreso y la Democracia (UPD), el partido liderado por la ex dirigente socialista Rosa Diez. Tras conseguir un escaño en el Congreso de los Diputados, sus expectativas no han parado de crecer, tanto a costa tanto del PSOE como del PP. Esta pesca en ambas orillas se explica en el curioso fenómeno de reivindicarse de izquierdas y concitar al mismo tiempo el apoyo de la derecha mediática conjurada para derribar a Mariano Rajoy. A esas expectativas se añade aquí el hecho de que la candidatura de la UPD a las elecciones europeas la vaya a encabezar el catedrático de la Universidad de León Francisco Sosa Wagner, antiguo profesor del mismísimo Zapatero en la Facultad de Derecho. La más que segura elección de Sosa Wagner como eurodiputado proporcionará un plus especial a la proyección del partido de Rosa Díez en Castilla y León.

