No nos debemos olvidar de Carlos Sastre, castellano de origen madrileño y establecido en Ávila, actualmente último ganador del Tour de Francia, y al que la prensa española le lleva haciendo vacío desde entonces.
Os dejo un pequeño aperitivo de nacionalismo español, que casualmente suele hacer acto de presencia cuando huelen a victorias seguras. Se trata de un tipo de “el faro digital” que habla así sobre la falta de libertad de los pobres españoles, porque al parecer, no se atreven a exhibir la bandera de los ciudadanos de bien:
Bandera y ‘Tour’ Como estoy disfrutando una temporada de “relax” en Ronda, ello me permite seguir, a través de la televisión, las sucesivas etapas del actual “Tour” de Francia, si bien he de confesar que con alguna que otra cabezada incluida.
En su edición de este año, la más prestigiosa prueba ciclista del calendario mundial ha entrado en España, con un final de etapa en Barcelona, y al siguiente día ha transcurrido también por tierras catalanas, hasta llegar a una meta en alto situada ya en el pequeño Principado de Andorra.
Cualquiera que haya presenciado “in situ” o por TV una carrera ciclista de carácter internacional sabe que los aficionados situados a lo largo de la ruta suelen ondear banderas de sus respectivos países, con la finalidad de animar a los corredores con los que comparten nacionalidad. Pues bien; desde que el “Tour” penetró en España hasta que salió de ella no pude ver más que ”senyeras” de Cataluña, miles y miles, muchas de ellas de las llamadas “independentistas”, es decir, de las que incorporan una estrella azul, roja o amarilla, que de los tres colores se han exhib ido. “Senyeras” en las farolas de las ciudades que atravesaba la llamada “serpiente multicolor”; “senyeras” inmensas en rotondas o en laderas; “senyeras” en manos de espectadores… Pero ni una bandera de España. Y eso que, con toda seguridad, allí habría multitud de españoles –catalanes o no- a los cuales les hubiera agradado salir con ella, pero no lo hicieron porque, privados de la libertad necesaria, se exponían a la furia de los exaltados.
Vamos, que por exhibir la senyera eres un exaltado en furia que atenta contra la libertad del buen español.
En un momento dado, sin embargo, me sorprendió agradablemente la contemplación de unas enseñas nacionales exhibidas por dos aficionados. ¡Por fin!, pensé. Pero inmediatamente caí en la cuenta de lo que sucedía. Empezaban a ondear banderas de España porque la carrera acababa de salir de España, ya que había entrado en territorio andorrano. Lo cierto es que, desde aquel instante, comenzaron a verse de nuevo decenas y decenas de banderas españolas, orgullosamente enarboladas por compatriotas que aclamaban así a ese extraordinario ciclista llamado Alberto Contador.
Gran mentira. Si bien en las pruebas ciclistas de los pirineos franceses no es extraño encontrar alguna bandera española es incomparable a la cantidad de banderas que llegan de distintos puntos del estado; asturianas, gallegas, aragonesas, catalanas, y sobre todo abundantes ikurriñas, incluso como podemos comprobar algún pendón castellano. Aparecen igualmente de otras nacionalidades europeas, estatales o no. Todas ellas en un clima de total respeto entre miles de personas que no necesitan de grandes medidas de seguridad; vamos muy diferente a lo que podemos encontrar en los estadios de otro tipo de deportes que incluso algún político ha tratado de declarar oficialmente como deporte nacional.
Lo sucedido resulta realmente triste, y viene a demostrarnos de modo palpable que nuestra Nación está enferma, gravemente afectada por un peligroso virus cuyo caldo de cultivo debe buscarse en las leyes electorales y en la actual redacción de determinados Estatutos de Autonomía, derivada de la desproporcionada influencia que aquellas leyes otorgan a los llamados “nacionalistas”. Algo, en fin, que los redactores de la Constitución no supieron o no quisieron ver, creyendo quizás que las fuerzas centrífugas iban a contentarse con una simple autonomía, cuando en realidad son insaciables.
Conclusión: El virus de los estatutos de autonomía atenta contra la unidad de la nación española.
Mientras tanto, el Gobierno que preside Zapatero está consensuando con el Gobierno que preside Montilla –socialista también- una singular financiación, que situará a Cataluña muy por encima del resto de las demás autonomías territoriales. Mientras tanto, igualmente, el “Parlament de Catalunya” aprueba, no solo con los votos de los nacionalistas, sino asimismo con los del Grupo Socialista, una Ley que destierra al castellano, es decir, al español, de la enseñanza en aquella Comunidad. Mientras tanto, en consecuencia, y de modo insensato, se le siguen “riendo las gracias” a quienes desprecian a España. ¿En qué manos estamos?
Las banderas del Tour para llegar a lo de siempre, con la puntilla del español.
En fin, al quedarse dormido a esas horas de la tarde debió tener una mala pesadilla el pobre.
http://www.elfaroceutamelilla.es/content/view/36934/143/Animo a todos los que puedan y les guste el deporte, a que en cuanto tengan la ocasión se acerquen a los puertos de montaña en las pruebas y lleven su pendón.