Federico de Urrutia (tal vez madrileño, tal vez bilbaíno) fue un destacado poeta falangista. Afiliado desde 1933 al partido de José Antonio, colaboró durante la Guerra Civil con la revista Vértice, en la que participaron otros intelectuales afines al bando nacional (como José Luis López-Aranguren o Dionisio Ridruejo). En 1938 fue publicado el volumen Poemas de la Falange, que contiene su poesía más célebre: el "Romance de Castilla en armas". Se trata de una oda a la Castilla que simpatiza con los enemigos de la República, escrita en tono épico:
Por la parda geografía
de la tierra castellana,
cara al sol de los trigales
los falangistas cantaban.
Allá en la plaza del pueblo,
bajo la iglesia dorada,
las mozas están llorando....
¡Madre, los mozos se marchan!
El traje de los domingos,
el trillo, el heno y la azada,
los caballos de la feria
y la novia que bordaba.
¡Todo ha quedado en la aldea
bajo la iglesia dorada!
–¿Por qué te vas a la guerra?
–¡Madre, la Patria me llama!
Ávila yace en silencio
en su muralla apretada.
Segovia en recogimiento
dormita bajo su Alcázar.
En Toledo se apagaron
los idilios de la Cava.
Burgos y Valladolid
marcharon a la Cruzada.
Y quedó muda de amores
la Plaza de Salamanca.
Todos los hombres se fueron
al comenzar la batalla.
El Cid –lucero de hierro–
por el cielo cabalgaba,
con una espada de fuego
en fraguas del sol forjada.
El agua se volvió sangre
en la margen del Jarama.
Y cerca de San Servando
el Tajo, que antes bañaba
milagros de verde fruta
por la vega toledana,
mirando al Alcázar roto
por las noches suspiraba.
Cantos de trinchera bordan
los picos del Guadarrama,
y ya el Alto del León
de los Leones se llama.
En el Cerro de los Ángeles,
que los ángeles guardaban,
¡han fusilado a Jesús!
¡Y las piedras se desangran!
¡Pero no te asustes, Madre!
¡Toda Castilla está en armas!
Madrid se ve ya muy cerca.
¿No oyes los gritos de ¡Arriba España!?
La hidra roja se muere
de bayonetas cercada.
Tienen las carnes abiertas
y las fauces desgarradas.
Y el Cid –lucero de hierro–
por el cielo azul cabalga...
Allá lejos, en el pueblo,
bajo la iglesia dorada,
junto al fuego campesino,
miles de madres rezaban
por los hijos que se fueron
vestida de azul el alma.
¡No llores, Madre, no llores,
que la guerra está ganada!
Y antes que crezcan los trigos
volveré por la cañada,
y habrá fiestas en el pueblo
y voltearán las campanas
y habrá alegría en las mozas,
y alegría en las guitarras
y desfiles por las calles
y tambores y dulzainas
y banderas de Falange
sobre la iglesia dorada.
¡Madrid se ve ya muy cerca!
La Falange se alzó en armas.
Laurel en el rojo y negro
de sus banderas bordadas.
...Por la parda geografía
de la tierra castellana
clavadas en los fusiles,
las bayonetas brillaban.
Y el Cid, con camisa azul,
por el cielo cabalgaba...