Vulevo a intervenir, básicamente para compartir unas reflexiones que van en la misma línea de las que he dejado en otro post muy similar a este, que ha generado un debate también muy similar.
Y lo hago porque me sorprende lo enrrevesado que puede llegar a ser la discusión si no se adopta una
perspectiva clara y abierta
de clase, y también si no se tiene una
perspectiva histórica del asunto en cuestión.
No podemos hablar de castellanos y catalanes sin más, en abstracto, porque ese camino no va a conducirnos a entendernos. Me explico. Hay castellanxs que tienen intereses contradictorios, veáse un pensionista de Mota del Cuervo y un alto directivo del BBVA, y de la misma manera, los trabajadores y las trabajadoras, tanto en Castilla como en Cataluña, tienen intereses similares.
La burguesía catalana, y la vasca, están llevando a cabo políticas, principalmente en el terreno de lo educativo, que ciertamente como comentan algunos compañeros en el foro, son totalmente cuestionables y criticables desde el punto de vista de los intereses de los trabajadores. Políticas que tienen el único objetivo de garantizar la supremacía política de la burguesía catalana y vasca en sus territorios. Pero hay que tener en cuenta también, que históricamente, el uso del euskera y del catalán han sido perseguidos, y que es absolutamente legítimo que el pueblo vasco o el catalán impulsen medidas en defensa y promoción de sus respectivos idiomas.
¿Se pueden hacer políticas que promuevan el uso del catalán sin que ello suponga el odio o la discriminación para los castellano parlantes en esas tierras? Seguro que sí, siempre y cuando los/as castellanoparlantes entiendan que uno tiene la obligación de aprender el idioma de la tierra a la que va a buscarse la vida. Es como si un madrileño protestara porque en Londres tuviera que aprender a hablar inglés. Surrealista, a no ser que estemos impregnados de pensamiento gran-español, y aunque seamos trabajadores castellanos emigrados, pensemos de la forma en que le interesa a la burguesía española, esa es otra cuestión, y pensemos, en definitiva, que España es el proyecto imperial de Castilla. Y en definitiva, que el castellano es español por derecho, y se debe hablar en todo el territorio conquistado. Todos los pensamientos tienen un sello de clase, que no se nos olvide.
Esa labor, la de criticar y combatir aquellas políticas educativas de la burguesía catalana que sean discriminatorias, o el combatir las expresiones de odio anticastellano, es la que tienen que hacer precisamente el independentismo de izquierdas catalán, así como el castellanismo de izquierdas en Cataluña, porque ambos son proyectos de y para la clase popular y trabajadora.
Pero desde una perspectiva internacionalista, también es completamente lógico que los y las castellanistas emigrados, en tanto que trabajadorxs, combatan también las políticas de la burguesía española y sus ramificaciones en Cataluña, que tratan de imponer el uso del castellano, atacando el derecho del pueblo catalán a hablar catalán. Y esta es la perspectiva histórica: hay que partir de la base de que el castellano es un idioma que se habla hoy en día por muchos pueblos, y en un pasado muy reciente, el derecho a hablar su propio idioma fue atacado con violencia y terror. Por eso hoy en día es más que evidente que tienen todo el derecho del mundo a defender ese uso del propio idioma, pero ojo, sin caer en posiciones que le interesen y beneficien a la burguesía catalana, es decir, sin que ello tenga que suponer rechazo al castellanohablante, que en Cataluña, no se nos olvide es un odio de clase, es un odio promovido por la burguesía catalana para mejor controlar a los trabajadores, enfrentándolos entre nativos y extranjeros.
Que el pueblo catalán es hijo del mestizaje, es obvio. Que el pueblo catalán es bilingüe, es obvio, que el pueblo catalán tiene derecho a promocionar el uso del catalán, es más que obvio, que el pueblo catalán está integrado por muchos emigrantes castellanos, es obvio, que esos emigrantes castellanos deben aprender catalán, me parece obvio, que puedan hablar y conservar su identidad cultural castellana, también. Las organizaciones de izquierda independentista son conscientes de ello, por eso en esas organizaciones las posiciones anticastellanas brillan por su ausencia. Aunque todavía haya mucho trabajo por hacer en ambos sentidos.
Hay que aprender a hilar fino en estas cuestiones. Tenemos mucho que aprender. Pero siendo cosncientes de que el odio entre pueblos y entre razas va a ser impulsado y promovido por quienes adoptan políticas que hunden y condenan a todos los pueblos y a todas las razas a vivir en la miseria.
¡Salud!