Un tío entra en un bar a tomarse unas cañas y de repente le entran ganas de mear, con lo que pasa al servicio y allí se encuentra con un tío muy extraño, bajito y con las orejas puntiagudas.
Sorprendido le pregunta:
- Oiga, ¿no será usted, por casualidad, un nomo?
El otro, gratamente sorprendido, le responde:
- Joder, más de 200 años viviendo en España y es usted el primero que me reconoce como tal.
Para celebrarlo y hoy que estoy rumboso le voy a conceder tres deseos.
El tipo flipado (no se lo acaba de creer) piensa ¡¡leches, hoy es mi día de suerte!!
- Bueno, pues el primer deseo va a ser un Ferrari Testarrossa.
Aparcado en doble fila lo tienes para cuando salgas del bar- le contesta el nomo.
- Cagonlá, el segundo deseo va a ser una rubia despapanante.
En el asiento del copiloto del Ferrari está sentada, no la hagas esperar mucho - le replica el nomo.
El tío que está embalado dice:
- Y el tercero, 100 millones de euros en mi cuenta del banco.
El duendecillo le contesta, ya mismo los tienes en tu cuenta corriente.
El tipo alucinado empieza a dar botes de alegria. Es entonces cuando el pequeño personaje le dice, bueno hay una pequeña cosa que no te he contado, pero es una nimiedad, una tontada.
El otro, mosqueado, le pregunta ¿y qué es?
El nomo le contesta, nada, lo podríamos definir como una simple formalidad administrativa, para que todo esto sea tuyo te tengo que dar por culo.
El tipo piensa "ya decía yo que esto no podía ser tan facil", pero por otro lado en su cabeza aparecen el Ferrarri, la rubia y dice, bueno total de perdidos al río. Así que se baja pantalones y calzoncillos y se agacha apoyado contra el lavabo. El nomo se baja sus calzas verdes y aparece un emorme mango de más de 30 cm., el tipo traga saliva y recibe una tremenda sacudida.
Entre tremendos dolores oye que el nomo le pregunta: ¿por cierto, cuántos años tienes?
El tipo jadeando y tremendamente dolorido le contesta: treeeinta y ciiinco.
A lo que el nomo contesta: joder macho, 35 años y creyendo en nomos.