Castilla es la nación sobre la que se ha construido España. No para su beneficio, todo lo contrario: para su desgracia. De las costillas de los castellanos ha salido el dinero para pagar las guerras, las naves y los impresionantes edificios de los que están tan orgullosos muchos españoles.
Castilla ha sido, durante siglos, esquilmada y acobardada por reyes y gobiernos extraños que tuvieron como único fin beneficiar a la periferia a costa del centro de la península.
Se nos ha expoliado, humillado, vejado y, últimamente, acusado de ser nosotros los principales beneficiarios. ¿De qué? ¿De nuestros campos vacíos? ¿De nuestra población que ha tenido que emigrar a Cataluña o al País Vasco? ¿De nuestras obras de arte presentes en museos catalanes? ¿De nuestro troceamiento en seis comunidades distintas? ¿O de una bandera española que no recoge ni nuestros colores? ¿O por la pérdida de unos fueros hoy tan de moda hace cinco siglos?
Va siendo hora de que se repara esta injustica y se nos abone, igual que a andaluces o a gallegos, una compensación por tantos siglos de latrocinio y humillación.
Y, después, es exigible la reunificación castellana y que el dinero que se produzca en nuestra única provincia rica, Madrid, sirva exclusivamente, para desarrollar al resto de provincias castellanas.
Es justo y lógico. Con una Castilla unida desaparecerían tantas tensiones periféricas.
Un saludo.

