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Empobreceros y españolizaros.En estas dos consignas podría sintetizarse el proyecto socio-político del bloque dominante español, hoy encabezado por el gobierno del PP, para las clases trabajadoras y Pueblos del Estado Español.
A primera vista no parece que tengan un gran atractivo y objetivamente son un auténtico desastre para la mayoría de la sociedad, pero no hay que despreciar una cierta capacidad de enganche para algunos sectores sociales, especialmente en los territorios del Estado en donde hay una mayor influencia de esa ideología trasversal, al servicio del gran capital, que es el españolismo.
A diferencia del discurso nacional-español durante el aznarato que se basaba esencialmente en la confrontación directa con otras identidades nacionales , especialmente en el anticatalanismo, bajo el gobierno de Mariano Rajoy el discurso españolista pretende tener una carcasa más inclusiva y tecnocrática.
El argumento básico que utilizan es el de que él régimen autonómico vigente es una fuente de despilfarro insostenible y que por tanto es imprescindible un proceso de recentralización que simplifique y abarate toda la administración pública.
Desde luego, desde Iz.Ca. - Comuner@s estamos totalmente convencid@s de que el actual Estado autonómico es una fuente de despilfarro y probablemente sea insostenible a medio plazo. En el caso de Castilla es bastante evidente que sobran cinco gobiernos autonómicos con todos sus correspondientes aparatos político-administrativos. Sin embargo falta un auténtico sistema de autogobierno para el conjunto de nuestra Tierra y nuestro Pueblo.
La existencia de cinco parlamentillos, de cinco instituciones autonómicas, de cinco sistemas de salud, de cinco sistemas educativos...es una fuente de gastos inútiles para el Pueblo trabajador castellano, aunque muy útil para la casta política caciquil y burocrática que vive a cargo de la existencia de esa hipertrofia administrativo-institucional.
La existencia de cinco servicios regionales de salud o educación en Castilla, por poner dos ejemplos de gran importancia, es además una limitación estructural difícilmente superable para la organización y planificación de los servicios señalados. Lo mismo podríamos decir de otros servicios públicos.
No tenemos nada que objetar pues al cuestionamiento del Estado autonómico, pero estamos totalmente en contra de la solución apuntada desde el sector más reaccionario del bloque dominante español, ''un proceso de recentralización españolizante'', camino de la reconstrucción, del modelo franquista.
Las administraciones ultracentralistas, cosa que ya hemos conocido, que por cierto aún sobreviven, porque aquí se han creado nuevas instituciones pero no se ha liquidado ninguna de las antiguas, no son ningún ejemplo de eficacia y mucho menos de transparencia, muy al contrario habitualmente muestran una total incapacidad para la gestión de los problemas de la gente y son especialmente opacas a cualquier control democrático, un buen ejemplo de ello lo tenemos en la institución monárquica.
El Estado Español es, parece absolutamente evidente a estas alturas, un Estado plurinacional; y por tanto la organización territorial tiene que ajustarse a esa realidad.
Los Pueblos, históricamente conformados, que hoy están bajo la jurisdicción de éste Estado, tienen el pleno derecho a su autogobierno, a su autoorganización. El Estado autonómico no fue una solución cabal para esta cuestión, sino un intento de desnaturalizar políticamente el problema de fondo. Hoy estamos pagando las consecuencias de esas “falsas soluciones”.
Castilla es, sin duda, una de esas realidades nacionales históricamente conformadas en este Estado. La negación de esa realidad fue uno de los grandes errores de la transición. Sin la rectificación de ese error, sin el reconocimiento de Castilla como Pueblo, difícilmente se podrá acceder a una solución real de la cuestión territorial en el Estado Español.
El empobrecimiento, los recortes sociales, difícilmente serán asumibles por las clases trabajadoras en ningún territorio, aún envueltas en el españolismo, pero esa asociación bien cocinada entre recortes y recentralización, para que los recortes no sean aún mayores, puede crear confusión y contradicciones entre las clases trabajadoras de los distintos Pueblos.
La articulación de una referencia ideológica-política para el conjunto del Estado, que sepa aunar en un proyecto trasformador las reivindicaciones sociales y las políticas incluyendo en estas ultimas la aceptación del carácter plurinacional del Estado y por tanto el derecho a la plena soberanía de los Pueblos; y ello además desde el absoluto respeto y apoyo a las dinámicas de autoorganización popular de las diversas naciones, sin lo cual ningún avance real es posible.
Sin embargo esa absoluta y plena soberanía de los Pueblos para su autoorganización, que es el primer paso para un auténtico proceso de autodeterminación, no podemos decir que estamos por la autodeterminación y después tratar de imponer un modelo de organización estatal, no debe ser incompatible con la gestación de una dinámica de colaboración entre las diversas fuerzas, que favorezca la lucha ideológica, política y social en el conjunto del Estado. La experiencia de Iniciativa Internacionalista – La Solidaridad entre los Pueblos, cuyo sustento legal fue precisamente Iz.Ca.-Comuner@s, demuestra que ese camino tiene amplias posibilidades.
La presencia en el parlamento español de diversas izquierdas de lo Pueblos: Amaiur, BNG, ERC,... puede ayudar en buena medida a impulsar esa dinámica de colaboración con el objetivo de acumular fuerzas para conseguir aquellas transformaciones que son beneficiosas para el conjunto de las clases trabajadoras de los Pueblos de este Estado.
Castilla 20 de enero de 2012
Luis Ocampo, Iz.Ca.