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Destrucción y muerte
Los peñarandinos recuerdan lo que sucedió aquel 9 de julio de 1939, algunos lo
vivieron, los demás lo han oído una y otra vez. Era domingo, un domingo
extraordinariamente caluroso, la mayoría se preparaba para asistir a misa de doce, en el
parque cercano a la estación de ferrocarril se reunían los jóvenes, algunos trabajaban...
Poco después de las once, un tren de mercancías procedente de Extremadura, con un
vagón de pasajeros, llegaba al muelle de la estación. A las once y veinte, una nube negra
cubrió el cielo de Peñaranda. El desconcierto era absoluto, la guerra vivida hizo pensar en
un bombardeo, pero pronto se supo que el polvorín más próximo a la estación había
explosionado. El estruendo se oyó en los pueblos de alrededor y la columna de humo se
veía desde la capital, a 39 kilómetros de Peñaranda de Bracamonte.
A falta de una explicación oficial, sólo es posible establecer hipótesis sobre el porqué de
la explosión. Según declaraciones de un testigo, el tren “llegaba con una rueda al rojo vivo,
por lo que le echaban tierra al eje”. Desde la fábrica de calzado, las obreras observaron una
humareda en el muelle, segundos después se produjo la explosión. Hoy se sabe, gracias a la
documentación del Servicio Histórico Militar, que la mercancía transportada por el tren era
amonal, explosivo altamente inestable muy empleado en la Guerra Civil por su bajo precio,
y que en el polvorín de la estación se guardaban 309 toneladas de bombas con carga de 107
toneladas de explosivos, en su mayor parte, también amonal. La sucesión casi simultánea
de dos detonaciones hace suponer que primero estalló el tren e inmediatamente el cercano
polvorín, corriendo grave peligro el “depósito de artificios” situado a 200 metros.[...]El mayor número de
muertos se registra en la Fábrica de Industrias del Caucho y en los jardines de la estación.
En la orla confeccionada por el Ayuntamiento, se enumeran los vecinos de la localidad que
pierden la vida.
[...]En Salamanca, a través de Inter-Radio, se lanzan peticiones de ayuda sanitaria, y
rápidamente se desplazan al lugar del siniestro fuerzas militares en ayuda de los habitantes
afectados. Los primeros en llegar son los soldados de Antigás, al mando del comandante de
ingenieros Felipe Rodríguez, que evitan la extensión del fuego. A ellos se unen varias
compañías de soldados de la 105 División que se encontraba en Béjar, zapadores y fuerzas
del Regimiento de Infantería. También acude el cuerpo de bomberos del parque de Salamanca,
ayudados más tarde por los de Ciudad Rodrigo, Zamora, Avila, Valladolid, Medina
del Campo y Madrid.
Al quedar destruido el hospital local, se hace necesaria la evacuación de los heridos.
Los más graves son trasladados en ambulancias militares y coches particulares a la capital y
a la vecina ciudad de Avila, donde son atendidos por equipos sanitarios llegados de otras
provincias (Valladolid y Zamora) y por médicos voluntarios. Los menos graves se reparten
por los pueblos vecinos donde actúan los servicios sanitarios de Auxilio Social y de la Cruz
Roja. Los primeros organizan comedores para la alimentación de los refugiados, tanto en
Peñaranda como en el resto de la comarca, labor que se prolongará durante varios meses.
La Hermandad Nacional de Auxilio Social envía siete camiones con 20.000 kilogramos
de harina blanca, 1.000 de arroz, 1.000 de azúcar, 500 de bacalao, 506 de mermelada, 996
de leche condensada y 900 de leche en polvo...
Fotos y texto completo en:
http://www.fundaciongsr.com/pdfs/polvorin.pdfEsta gente había sobrevivido a una guerra civil y tuvieron la desgracia de ser víctimas de este accidente. Vaya desde aquí un recuerdo para ellos. DEP.
