España, como asunto general, pareciera que no tuviera estrecha relación con Castilla pero es claro, al margen que me sienta yo castellano sin estridencias y por accidente, que sí que hay una íntima relación entre Castilla y España.
Dentro de la lógica del Sistema España es impensable sin Castilla, al menos tan impensable como Europa sin España, pongamos por caso. Que pueda ser el todo sin la parte, claro, ya lo ha sido, y no pasa gran cosa. En realidad nunca pasa gran cosa por casi nada. Por casi nada que le interese a los poderedosos. Sabiendo que hoy los poderosos son casi, exclusivamente, los que tienen dinero. Hoy el poder es el sistema financiero transnacional.
El poder financiero ha sustituido al poder político. Había, no ha mucho, un ya viejo debate en las democracias sobre si la iniciativa de las acciones nacionales había de provenir primeramente del poder político. Apenas si había alguien que cuestionase que esto debía ser así. Que lo fuera ya es diferente. Hoy ya no cabe ninguna duda: el poder financiero ha dado un auténtico golpe de Estado, no sólo en España, aunque más en España, y ha desalojado de las estancias propias del poder legítimo al poder político. Los políticos se han convertido en lacayos y testaferros del mundo financiero.
El sistema financiero, una vez tomado el poder, ha sufrido, como no podía ser de otra manera, el efecto de envilecimiento que le es propio. Es decir, se ha desvelado la auténtica y cruda faz del capitalismo. Así que ha de contar con el poder político para nebulizar es imagen ante la maltrecha opinión pública. Para ello el Estado político utilizará todas las armas con que cuenta que, en la práctica, son todas.
El arma básica del Estado es la coerción, la violencia dirigida con el bálsamo de la legislación. Una legislación que se cambiará cuantas veces haga falta y que servirá a los intereses que determine el Estado secuestrado por el capital.
La violencia institucional justifica cualquier cosa que tenga necesidad de justificar. Justificó, a través del sistema jurídico, el régimen nazi, y justificará la coerción contra los nuevos desherados de, pongamos por caso, 15M.
El Estado se tragará todo y vomitará los despojos contra el pueblo. Se traga al Monarca decadente y en pastillitas de colores nos irá tratando con el Principito capaz de decir que "los salarios de los trabajadores españoles son cada vez más competitivos". Semejante declaración no tiene réplica pues define a quien la expide.
Todos sabemos y todos sufrimos lo que estamos dolorosamente aprendiendo. Es mucho lo que estamos aprendiendo, lo estamos aprendiendo muy deprisa y es terrible lo que falta por aprender y la urgencia con la que debemos aprenderlo. Son infinitos los ataques a la libertad, a la democracia, a la dignidad de las personas. Es infinito el desprecio hacia los ciudadanos, en especial hacia los más débiles, los jóvenes y los viejos. Infinita la intoxicación proveniente del Poder. Infinitos los males de España y los de mi amada Castilla son igual de infinitos más, si puede ser, la modorra esencial que la caracteriza desde hace siglos.
¿Qué puede hacer el Pueblo?
Rebelarse. Una rebelión inteligente, extrema y sin violencia física. La que más daño hace al poder. Marginarlo, cuestionarlo y salirse de él sin salirse. El Pueblo comenzará por reducir sus operaciones bancarias a lo mínimo. Las cuentas bancarias que se puedan cerrar sin daño del usuario se deben cerrar. Adelgazar al máximo la relación cliente-banco. Cuando el Estado no es garante del equilibrio en la relación sinalagmática entre el banco y el cliente, sólo las acciones individuales claras e inteligentes devienen contrapeso contra esta opresión. Con ironía como forma de humor absolutamente dañina para el poder vayamos cerrando nuestras relaciones con las estancias de Poder. Sabido es que el Poder responderá pero lo hará por reacción y este hecho será la primera victoria del Pueblo. Justo en ese momento se habrá planteado la Revolución. Entonces el Pueblo sabremos lo que tenemos que hacer: justo lo que no tenemos que hacer.
Yo creo en la fuerza intelectual de Castilla, en sus hombres y mujeres decantados en siglos. Castellanos ecuánimes de espíritu firme y mirada global, amantes de la libertad que un día cedimos con infinita generosidad y que hoy sufrimos devuelta con los intereses de una gran traición.
Adelante, amada Castilla, que vuelvan a sonar los clarines de la libertad para liderar un Nuevo Mundo.
Mi propuesta: abrir un debate Sobre la Regeneración de España, desde Castilla.
El objetivo: articular un manifiesto desde este Foro para trasladar a los Medios de Comunicación.
Un saludo, ciudano y castellano.