http://internacional.elpais.com/internacional/2013/06/06/actualidad/1370479417_014580.htmlLa agobiante crispación social y política que ha vivido Francia en los últimos meses, marcados por la recesión económica, el aumento histórico del paro y las masivas manifestaciones organizadas por la Iglesia católica, la derecha y la extrema derecha contra la ley del matrimonio homosexual, degeneró el miércoles en la tragedia que muchos temían. Clément Méric, un estudiante de 18 años, sindicalista, militante antifascista y alumno de primero de Ciencias Políticas en París, fue brutalmente agredido por un grupo de cabezas rapadas de ideología neonazi. La víctima, hijo de dos exprofesores de Derecho de la Universidad de Brest, quedó en estado de muerte cerebral, según confirmó Interior, tras recibir un puñetazo de un joven de 20 años, afín a uno de los numerosos grupúsculos de ultraderecha que han cobrado visibilidad en los últimos meses. Los médicos que le atendían en el hospital certificaron su defunción a las 17.20 del jueves.
El supuesto autor de la agresión, que el diario Libération identifica como Esteban M. y de origen español, había sido detenido poco antes junto a otras seis personas, entre ellos una mujer, que participaron en la acción, anunció el ministro del Interior, Manuel Valls. Una fuente policial explicó que el agresor pegó a Méric un golpe con un puño americano, y que el joven antifascista cayó hacia atrás y se golpeó la cabeza con un bolardo de hierro antes de quedar exánime en la acera.
La policía avanzó que algunos de los siete arrestados “gravitan alrededor del núcleo duro” del grupo neonazi Juventudes Nacionalistas Revolucionarias (JNR), aunque el líder de la formación, Serge Ayoub, intentó negar la imputación durante todo el día. Las JNR fueron fundadas en 1987 por Ayoub, alias Batskin, y sus miembros son conocidos por llevar la cabeza rapada, por usar distintivos nazis y por su extrema violencia.
Las fuerzas del orden agradecieron la colaboración de numerosos testigos que presenciaron la agresión, ocurrida a las seis de la tarde del miércoles en una calle peatonal muy comercial, cercana a los grandes almacenes de los bulevares de París.
El relato de los hechos afirma que Clément Méric visitaba con tres camaradas una tienda de ropa situada en un piso de la calle de Caumartin cuando se encontró con un grupo de jóvenes ultras con el cráneo rapado que vestían cazadoras ‘bomber’ y botas militares. Tras insultarse y provocarse mutuamente, los dos grupos bajaron discutiendo hasta la calle. Pero la pelea duró muy poco. El agresor, descrito como un hombre muy alto con una cruz gamada tatuada en el cuello, tumbó de un puñetazo a Méric, que según contaron sus amigos estaba especialmente débil y delgado porque se recuperaba de una leucemia.
Desde Japón, donde se encuentra de visita oficial, el presidente, François Hollande, condenó “con la mayor firmeza” la agresión, y pidió “responsabilidad” a las fuerzas políticas “para no empeorar aun más”, enfatizó, “un clima que es ya demasiado tenso”. El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, afirmó en el Senado que había pedido a los ministerios de Interior y Justicia que hagan “lo necesario para disolver y reducir a pedazos los grupos violentos de extrema derecha”. En el Parlamento se guardó un minuto de silencio por la víctima.
Los compañeros de Méric en el Instituto de Estudios Políticos de París rindieron un primer y atribulado homenaje a su compañero por la mañana. En la puerta de Sciences Po se vivía un ambiente de consternación, rabia y miedo. Los alumnos cantaron la Internacional y viejas canciones de los partisanos antifascistas. Un amigo de Méric, llamado Álex, explicaba que la víctima era “un chico afable y muy comprometido”, y confirmó que militaba en el sindicato izquierdista estudiantil SUD.
El joven, al que sus profesores definieron como un “estudiante brillante”, formaba parte también de la red Acción Antifascista París-Banlieue (Periferia), que atribuyó la muerte de Méric al “contexto de violencia de extrema derecha desarrollado en los últimos meses”. El joven era también buen aficionado al fútbol, y acudía a los partidos del Redstar de Saint Ouen, un histórico club de la periferia norte parisiense que juega en tercera división.
Todos los partidos mostraron su repulsa por la agresión, aunque algunos se enzarzaron en acusaciones cruzadas. La izquierda parlamentaria y los sindicatos convocaron concentraciones de repulsa en París y otras ciudades. También en España hubo actos de solidaridad ante las legaciones francesas.
El colíder del Partido de Izquierda, Jean-Luc Mélenchon, exigió “la disolución de los grupos de extrema derecha que han multiplicado los actos de violencia en las últimas semanas”, y subrayó que “la violencia que ha asesinado a Méric no es fortuita, sino que responde a la cultura metódicamente inculcada y ejercida por los extremistas” cercanos al Frente Nacional.
Marine Le Pen, líder del partido extremista, rechazó toda implicación de su formación en la agresión, y recordó que desde que es presidenta ha expulsado “a todos los violentos”, olvidando quizá que la presencia de cabezas rapadas es constante en los mítines del Frente Nacional.