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Autor Tema: Narciso Alonso Cortés (1875 - 1972). Biografía de un erudito vallisoletano.  (Leído 8041 veces)
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Maelstrom
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« : Junio 28, 2013, 21:01:44 »


… He aquí la biografía de un castellano ilustre donde los haya. Autor de una obra valiosísima y fundamental; de obligada consulta, fue un erudito cuya relevancia aumenta con el tiempo.
Nos referimos, como no podía ser de otro modo, a Narciso Alonso Cortés... Una personalidad fundamental de la cultura vallisoletana, uno de los más eminentes hombres de Castilla la Vieja.



Inicios de una vida. Primeros pasos en la actividad cultural

Narciso Alonso Cortés nació en Valladolid el 11 de marzo de 1875.
Tras graduarse como Bachiller en 1891, pasó a cursar la carrera de Derecho en la Universidad vallisoletana (1892-1896), al mismo tiempo que fundaba o dirigía pequeñas gacetas estudiantiles que constituyen el más lejano precedente de su posterior trayectoria como periodista. Ya en 1895, publicaba su primer libro, titulado La Mártir.
Concluidos los estudios de Derecho en su ciudad natal, cursó el correspondiente Doctorado en la Universidad Central de Madrid (1896-1897) y se graduó con la tesis Condición jurídica del extranjero en la Edad Media (1898). No tardaría en ejercer como profesor auxiliar de la Facultad de Derecho vallisoletana; pero, como apunta Ángel González Palencia, “su alma se sentía más atraída por los bellos versos que por los secos artículos del Código”.
Al poco tiempo, Narciso Alonso Cortés inició la carrera de Filosofía y Letras, obteniendo la licenciatura en la Universidad de Salamanca. Comenzaría entonces a publicar sus primeros trabajos de investigación sobre cuestiones como el Arte, la Historia y la Literatura: Noticias de una corte literaria, Los dos Torquemadas, La reja de la capilla de la Concepción, La Chancillería y la Universidad; etc, etc... No tardó  el joven vallisoletano en lograr el doctorado de Filosofía y Letras con una magnífica tesis; obteniendo después (por oposición) la Cátedra de Lengua y Literatura Española, que desempeñó en los Institutos de Santander (1906-1913) y Valladolid (1913-1945).
El magisterio que Narciso Alonso Cortés en ambas ciudades, sobre todo en Valladolid, tuvo una grandísima influencia a causa de sus obras sobre materias tan variadas como los modelos literarios, los ejercicios prácticos, la gramática de la lengua castellana... Sus inolvidables clases y la maestría que exhibió en tantos libros de textos le consagraron como un profesor ejemplar, siendo ésta una de las más importantes facetas de su personalidad. El poeta Gerardo Diego rememoraba su infancia con el recuerdo imborrable de Narciso Alonso Cortés, el que fuera su excelente profesor de Preceptiva Literaria:

“ […] la ágil, esbelta, cenceña figura... Luminosa y aguda la penetrante mirada... Sorprendentemente sencillo, llano como los caminos de su Castilla, insinuante y amable el tono de su palabra”.

He aquí un excelente retrato de aquel vallisoletano inolvidable.

Dos revistas literarias

Hombre laborioso y tenaz, resuelto a las más diversas aventuras culturales, decidió fundar la que sería una de las mejores revistas literarias vallisoletanas. Así, en mayo de 1914, se publicaba el primer número de Ateneo-Revista Mensual del Ateneo de Valladolid. Desconocemos el total de números que se editaron de este boletín artístico, posiblemente no más de diez, pues en febrero de 1915 sería sustituida por la Revista Castellana, otra de las empresas literarias del joven Narciso Alonso Cortés. Pero no adelantemos acontecimientos...
Anunciada como una “revista mensual de Ciencias y Artes”, la revista Ateneo tenía un precio de 0´5 pesetas por ejemplar suelto; costando 3 pesetas la suscripción por 6 meses, y 6 la de 12 meses. Admitía muy poca publicidad comercial, aunque ésta era muy amplia en lo referente a información. En sus páginas aparecían cuentos de tradición regional, una serie de críticas literarias y algunas colaboraciones poéticas de especial interés (buena prueba de ello son los versos primerizos de un joven Antonio Machado).
Ateneo prestó mucha atención a las ideas regionalistas, de ahí que publicase la conferencia pronunciada en Valladolid por el erudito segoviano Francisco de Cossío, cuyo título era Del sentimiento castellanista. Esta disertación tuvo especiales resonancias y fue recibida con especial entusiasmo: no sólo se recogió en la Memoria de las Actividades del Ateneo vallisoletano, sino que propia revista de Narciso Alonso Cortés lo incluyó en su nº 7 (noviembre de 1914), siendo después editada aparte. Más aún, la arenga castellanista del señor Cossío suscitó un artículo del riosecano Justo González Garrido que se convertiría después en una conferencia titulada El castellanismo y la restauración del espíritu castellano. (Un ensayo – programa para el estudio de la personalidad regional de Castilla. Como no podía ser de otra manera, Ateneo difundió también este último discurso...
Ateneo fue, con toda seguridad, la primera revista literaria de Valladolid que publicó en sus páginas a poetas hispanoamericanos. El contacto con ellos sería fructífero y muy prolongado, sus colaboraciones supondrán un enriquecimiento del panorama cultural vallisoletano, que contará así con mayor amplitud de miras. Todo ello, por supuesto, sin olvidar la defensa de los intereses locales y regionales.
En febrero de 1915, como ya hemos dicho, Ateneo fue reemplazada por la Revista Castellana, de características muy similares en cuanto a formato y precio. Sin embargo, esta nueva aventura literaria de Narciso Alonso Cortés alcanzaría cotas de calidad superiores a su predecesora. Dada la importancia de esta publicación y las accidentadas circunstancias que tuvo, hemos de entrar en detalles sobre su trayectoria editoral: la “Primera Época" de la Revista Castellana comprende desde el nº 1 hasta el 41, apareciendo ininterrumpidamente (aunque con desigual número de ediciones anuales) desde 1915 hasta 1920. Después de dos años sin publicarse, reapareció con el marbete de “Nueva Época”, durante la cual se imprimieron un total de cinco números en 1922. Al año siguiente, la revista se da a conocer como “Reanudación de la Primera Época”, imprimiéndose con este lema sus últimos números. Con la edición del nº 46, ya en 1924, finalizaba la vida de esta prestigiosa gaceta.
La Revista Castellana se dividía en cuatro secciones: Literatura, Ciencias, Historia y Artes. Aunque las cuatro nos ofrecen una perspectiva interesante para conocer las preocupaciones y la vida cultural de la época, hemos de prestar especial atención a la sección sobre Literatura. Ésta se hallaba formada por estudios, relatos, homenajes a escritores, escenas dramáticas y una serie de poemas, abundantes y de muy variada procedencia, enviados por colaboradores de Castilla la Vieja, España o países hispanoamericanos. Entre los poetas de tierras ultramarinas cabe destacar a Alejandro Andrade Coello (ecuatoriano) y Manuel González (cubano), entre otros.
Merecen destacarse, entre los abundantes contenidos de esta publicación, los trabajos de investigación literaria realizados por el propio Narciso Alonso Cortés. En ellos, daba a conocer a una serie de escritores antiguos que  permanecían olvidados o infravalorados, recuperando algunos de sus textos. De esta manera, conocemos las biografías de poetas como Jerónimo de Lomas Cantoral o José Iglesias de la Casa.
Otro de los méritos de la Revista Castellana fue reunir un excelente conjunto de composiciones poéticas; muy variadas en autores, temas y estilos; recogiendo lo más representativo de todas las tendencias poéticas de aquellos tiempos. No es una poesía que pudiéramos calificar de selecta, no son versos de las más renombradas plumas, ni encontraremos aquí lo más avanzado del vanguardismo. Se trata de poemas de más modestas pretensiones, aunque algunas destaquen por sus cualidades particulares. En general, son el fruto de la inspiración de poetas que dominan su oficio y lo practican con dignidad y sentido estético; poetas que conocen a fondo el ejercicio de la métrica y cuentan con el ingenio suficiente para apartarse de la vulgaridad... Poesías neorrománticas, modernistas, ligeramente relacionadas con la vanguardia en algunos casos; todas ellas van desfilando ante nuestro ojos a medida que pasamos las páginas de la Revista Castellana. La lista de los versificadores que colaboran con esta gaceta literaria es larga y variada: Francisco de Cossío, Emilio Ferrari, César de Medina Bocos, Andrés Torre Ruiz, Gerardo Diego, Emilio Segoviano, Carolina Valencia, José Sánchez Rojas, Fernando Allué, Cándido Rodríguez Pinilla, Narciso Díaz de Escobar, Ambrosio Garrachón Bengoa, Luis Barreda, José Rodao...
A lo largo de su impresionante trayectoria, Narciso Alonso Cortés colaboró en una ingente cantidad de revistas histórico-científicas: Revista Histórica, Boletín de la Academia de Bellas Artes, Revista Contemporánea, Boletín de la Sociedad Castellana de Excursiones – Castilla histórica y artística, Revista de Literatura, Revue Hispanique, Boletín de la Real Academia de la Historia, Revista de Archivos, Boletín de la Academia Argentina de Letras, Castilla – Boletín del Seminario de Estudios de Literatura y Filología de la Universidad de Valladolid, Revista de Filología Española... También dejó su huella en publicaciones artísticas como Juventud Castellana, Éxodo, Ideas o Halcón; así como en la prensa vallisoletana (El Norte de Castilla, Libertad y Diario Regional).



Narciso Alonso Cortés como poeta, novelista y dramaturgo

La literatura creativa de Narciso Alonso Cortés se desarrolló principalmente en la lírica, aunque haría incursiones en la narrativa breve y el teatro. Sin embargo, es la poesía la que ocupa buena parte de su producción literaria. Podríamos dividirla en dos épocas. La primera comprendería sus primeros libros: La Mártir (1895), Fútiles (1897) y Rengloncitos (1899). Se trata de versos modestos, son acertados tanteos en el arte de la métrica, no carentes de inspiración y gusto. A éstas primerizas composiciones poéticas podríamos aplicarles las palabras que Fray Luis de León puso como frontispicio de sus propias creaciones:

“Entre las ocupaciones de mis estudios... Se me cayeron como de entre las manos estas obrecillas; a las cuales me apliqué más por inclinación de mi estrella que por juicio o voluntad”.

Tras esta etapa inicial, Narciso Alonso Cortés evoluciona hacia una poesía más enraizada en el alma y (como bien dijo su discípulo Gerardo Diego) en armonía con un Modernismo templado. Obras como La mies de hogaño (1911) y Árbol añoso (1914) demuestran la plenitud de su talento y el dominio de la combinación métrica, recibiendo los justos elogios de la crítica. No es de extrañar que renombrados autores como Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez o Enrique Díez Canedo elogiasen a este vallisoletano, al que se califica como “poeta de la tierra castellana”. Según Ángel González Palencia, La mies de hogaño es “un dechado de poesía neta y castizamente castellana, de pensamiento brioso expuesto en versos gallardamente versificados”.
Examinemos ahora algunas muestras del imaginario poético de Narciso Alonso Cortés. Tenemos, por ejemplo, madrigales de regusto clásico y fina delicadeza:

“Por comarca desierta,
caminaba el Amor, libre de miedo,
cuando tú y yo, que estábamos alerta,
a la vez le agredimos con denuedo.
Y sin que su niñez nos diera pena
le arrojamos maltrecho por la arena.
No le valió su arrojo
ni sus bríos gallardos,
y víctima le hicimos de un despojo
al caer derrotado en la contienda:
tú el carcaj le robaste con los dardos,
yo le robé la venda”.


Leamos ahora esta otra composición poética, vibrante y soberbia, que nos describe una puesta de sol en Castilla:

“Un trono en las montañas se desploma.
El monarca cercano al cataclismo,
prende en los escarpados de una loma
el último jirón de su heroísmo.
Cansado de luchar, se rinde y doma,
bajo la magnitud del cetro mismo,
y, rasgando en su veste policroma,
se hunde majestuoso en el abismo.
El viento a sus corceles espolea;
la luz sigue al monarca moribundo
con profusión de tintas y de rasgos;
y las nubes, en guisa de pelea,
se agrupan como ejército iracundo,
de monstruos, de gigantes y de trasgos.”


Por lo demás, nuestro vallisoletano una incursión en la prosa narrativa con su libro Éste era un pastor... Cuentecillos, donde reúne siete breves relatos que reflejan el paisaje de Revilla Vallejera (localidad burgalesa por la que Narciso Alonso Cortés sentía un gran aprecio).
Mucha mayor repercusión, en cambio, tuvieron sus aportaciones al teatro. Buena prueba de ello es Amaranto, una espléndida comedia dramática en verso, con dos actos y un epílogo. Después de haber sido estrenada “con aplauso extraordinario” en el vallisoletano Teatro Calderón, la obra consiguió un éxito incontestable en otras ciudades (Zamora, Alicante, Valencia, Madrid...).  Por sí sola, esta pieza teatral consagró a su autor como poeta dramático. Ante el éxito de sus representaciones, volvió a editarse en Valladolid y Madrid, después de haber sido representada con gran aceptación en el Teatro Español el 19 de diciembre de 1921. Tal vez, su última representación fue la que tuvo lugar en Valladolid, allá por 1955, como homenaje a su insigne autor.

Honores, galardones y reconocimientos

La estimulante presencia de Narciso Alonso Cortés en la vida cultural vallisoletana fue permanente, participando en innumerables actividades literarias y artísticas, o impulsándolas él mismo. Contribuyó a elevar la cultura de Valladolid y de Castilla la Vieja, dejando una huella imborrable.
La ciudad del Pisuerga supo reconocer en aquel brillante erudito los méritos que le distinguían. No tardó Narciso Alonso Cortés en recibir honores y galardones: Académico de la Real Academia de Bellas Artes de Valladolid, Director de la Biblioteca Pública de la Casa de Cervantes, Hijo Ilustre de la ciudad de Valladolid, Presidente del Ateneo vallisoletano, Presidente de la Comisión de Monumentos Histórico-Artísticos de la Provincia de Valladolid. Entre las condecoraciones que se le otorgaron, cabe destacar la Medalla de Oro de la Ciudad de Valladolid.
Fuera del ámbito local, también fue reconocida su inmensa labor cultural: Académico correspondiente de la Academia Argentina de Letras, integrante de la Hispanic Society de Nueva York, miembro de la Real Academia Española... Finalmente, recibiría la Medalla de Oro del Trabajo el 21 de abril de 1970.

Actividades políticas. Narciso Alonso Cortés y el regionalismo castellano

Reseñemos aquí la significativa actuación en la política de Narciso Alonso Cortés, así como su relación con el regionalismo castellano y sus opiniones en torno a la cuestión autonómica.
Como es bien sabido, la II República fue acogida en Valladolid con un inmenso entusiasmo. La Coalición Republicano-Socialista obtuvo el apoyo mayoritario de los vallisoletanos en las elecciones del 12 de abril de 1931 (16 concejales republicanos y 10 socialistas, frente a los 16 monárquicos), siendo elegido alcalde el maestro socialista Federico Landrove Moiño. Esperanzada, la ciudad de Valladolid se adhería así a los principios republicanos.
Entre los partidos políticos que actuaron en el Valladolid republicano destacaba, por su especial influencia, el Partido Republicano Radical. Fundado por Alejandro Lerroux, este partido pretendía encarnar las ideas del republicanismo más moderado: defensa del laicismo, pero respetando a la Iglesia; diálogo con los propietarios respecto a la Reforma Agraria; pactismo con las fuerzas monárquicas. Entre sus más destacados militantes vallisoletanos, el Partido Republicano Radical tendrá a nuestro Narciso Alonso Cortés, quien llegará a ser vocal de esta formación política. Le acompañarían en su labor política otras figuras relevantes del lerrouxismo local; como Apolinar Polanco (directivo de la Cámara de Comercio), Ciro de la Cruz (oficial de la Depositaría de la Diputación Provincial) o José Getino (presidente de La Amistad 17, logia masónica vallisoletana).
Como ya hemos dicho, nuestro biografiado mostró un especial interés por la cuestión regional. En la prensa vallisoletana de aquella época, aparecerán una serie de artículos periodísticos regionalistas, que pretendían exponer el lugar que Castilla debía ocupar en la España autonómica. Los alegatos castellanistas de intelectuales como Misael Bañuelos, Óscar Pérez Solís o Gregorio Fernández promueven un incipiente regionalismo castellano, defendiendo la descentralización del Estado y apostando por la igualdad entre los pueblos de España.
Narciso Alonso Cortés figuraría en este grupo de intelectuales regionalistas. A lo largo de varios artículos publicados en El Norte de Castilla, este erudito vallisoletano difundió sus inquietudes e intentó concienciar a la población sobre la cuestión regional castellana:

“Para muchos, por supuesto, no existe tal problema porque en Castilla, según ellos, no hay espíritu regional, ni hay pueblo, ni hay nada. No somos, por lo visto, más que un hato de borregos. Creen hacernos un favor, diciendo que el alma castellana es tan grande y generosa que, lejos de contenerse en los límites de su suelo, se expandió pródigamente hasta los últimos confines de la Tierra. […] Pero vamos más allá todavía y admitamos hipotéticamente que no existe el espíritu regional castellano. En tal caso será necesario crearlo, de igual manera que al mediar el siglo XIX se creó, o al menos se resucitó, el espíritu regional catalán. Las circunstancias mandan. La organización federalista o autónoma se hecha encima […] Hemos de igualarnos a otras regiones españolas […] Debemos proclamar la inquebrantable unidad nacional; pero, junto a ella, la emancipación del centralismo funesto”.

Para Narciso Alonso Cortés, por otra parte, la cuestión catalana no era sino “una parte del problema real de las autonomías que es el que, de una vez para siempre, se ha de resolver”. Se trataba, en resumen, de que el  Estado tratase a todas las regiones españolas por igual, de que Castilla no quedase en desventaja y relegada a un segundo plano...



... A modo de epílogo

Eminente historiador, magnífico docente y renombrado literato; la figura de Narciso Alonso Cortés ha marcado un antes y un después en la cultura de Castilla la Vieja. Las páginas que nacieron de su pluma (en forma de libro, artículo o ensayo) son casi incontables. Mencionemos (como una significativa muestra de su vasta obra) la extensa recopilación titulada Romances populares de Castilla; donde se contienen más de 5000 romances de nuestra región. Publicada en 1906, es una excelente aportación a la cultura castellana.
Este gran vallisoletano es una referencia cultural ineludible. La investigación en general, los estudios literarios, biografías de escritores, ediciones anotadas, estudios sobre peculiaridades vallisoletanas, antologías, traducciones... Fueron el fruto de una vida dedicada al trabajo más intenso; siendo fuente de posteriores estudios y referencias.
Narciso Alonso Cortés falleció en Valladolid el 19 de mayo de 1972, pero su obra perdurará para siempre.
« Última modificación: Enero 08, 2017, 18:05:53 por Maelstrom » En línea
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« Respuesta #1 : Junio 28, 2013, 21:06:25 »



A Narciso Alonso Cortés, poeta de Castilla


 “Jam senior, sed cruda deo viridisque senectu.” (Virgilio, Eneida)

Tus versos me han llegado a este rincón manchego,
regio presente en arcas de rica taracea,
que guardan, entre ramos de castellano espliego,
narciso de Citeres y lirios de Judea.

En tu árbol viejo anida un canto adolescente,
del ruiseñor de antaño la dulce melodía.
Poeta, que declaras arrugas en tu frente,
tu musa es la más noble: se llama Todavía.
Al corazón del hombre con red sutil envuelve
el tiempo, como niebla de río una arboleda.

¡No mires; todo pasa; olvida: nada vuelve!
Y el corazón del hombre se angustia… ¡Nada queda!
El tiempo rompe el hierro y gasta los marfiles.
Con limas y barrenas, buriles y tenazas,
el tiempo lanza obreros a trabajar febriles,
enanos con punzones y cíclopes con mazas.
El tiempo lame y roe y pule y mancha y muerde;
socava el alto muro, la piedra agujerea;
apaga la mejilla y abrasa la hoja verde;
sobre las frentes cava los surcos de la idea.

Pero el poeta afronta el tiempo inexorable,
como David al fiero gigante filisteo;
de su armadura busca la pieza vulnerable,
y quiere obrar la hazaña a que no osó Teseo.
Vencer al tiempo quiere. ¡Al tiempo! ¿Hay un seguro
donde afincar la lucha? ¿Quién lanzará el venablo
que cace esta alimaña? ¿Se sabe de un conjuro
que ahuyente ese enemigo, como la cruz al diablo?

El alma. El alma vence —¡la pobre cenicienta,
que en este siglo vano, cruel, empedernido,
por esos mundos vaga escuálida y hambrienta!—
al ángel de la muerte y al agua del olvido.
Su fortaleza opone al tiempo, como el puente
al ímpetu del río sus pétreos tajamares;
bajo ella el tiempo lleva bramando su torrente,
sus aguas cenagosas huyendo hacia los mares.

Poeta, el alma sólo es ancha en la ribera,
dardo cruel y doble escudo adamantino;
y en el diciembre helado, rosal de primavera;
y sol del caminante y sombra del camino.
Poeta, que declaras arrugas en tu frente,
tu noble verso sea más joven cada día;
que en tu árbol viejo suene el canto adolescente,
del ruiseñor eterno la dulce melodía.

 
Venta de Cárdenas, 24 de octubre  -  ANTONIO MACHADO

 
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« Respuesta #2 : Junio 28, 2013, 21:11:28 »


Victorina Alonso Cortés Concejo - Don Narciso Alonso Cortés. Obra Cultural de la Caja de Ahorros Popular; 1983.
Lorenzo Rubio González - La Literatura en Valladolid en el siglo XX (1900-1939). Ateneo de Valladolid, 1990.

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« Respuesta #3 : Julio 22, 2013, 22:55:38 »


Aparte de la magnífica exposición de Maaelstrom, me gustaría señalar que Narciso Alonso Cortés dio clase a Luis López Álvarez en el Instituto Zorrilla de Valladolid durante la posguerra. Fue un hecho crucial que posibilitó la continuidad generacional del castellanismo.
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Viva Padilla alguien grita
nadie su voz sofocara
que amapola comunera
en todo el trigal se ampara
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