En ciudades como Barcelona o Valencia se han implantado servicios públicos de alquiler y en ambas ciudades el uso de la bicicleta se ha multiplicado.
En Valencia se ha impuesto un modelo de coste 0 para el ayuntamiento basado en ceder a la empresa francesa JC Decaux la explotación de las mamparas publicitarias de la ciudad a cambio de instalar una red de estaciones para el alquiler de bicicletas.
El modelo está funcionando bien y es digno de ser tenido en cuenta. Los usuarios pagan un abono anual que ronda los 25 euros que les da derecho a un número ilimitado de trayectos de hasta 30 minutos desde que se saca una bicicleta del poste de una estación hasta que se ancla al poste de otra. A partir de esa duración se cobra un recargo para evitar que los usuarios retengan la bicicleta para usos lúdicos y limiten su uso a lo estrictamente necesario.
Todo el sistema está automatizado y las estaciones interconectadas para ofrecer de manera instantánea datos sobre la disponibilidad de bicicletas. El alquiler se verifica mediante una tarjeta de contacto que el usuario coloca sobre el sensor de la estación y una clave de usuario que ha de introducir cuando su tarjeta es identificada.
En Albacete en cambio, el servicio Albacete Bici prestado por Ingenia Soluciones, financiado por el ayuntamiento y con funcionamiento basado en un sistema de mensajería SMS fracasó de manera estrepitosa. Modelo mal planteado, lanzado sin desarrollar una red de carril bici digna, con un coste de 130.000 eurazos para el Ayuntamiento de Albacete, con una red de estaciones pobre y deficientemente distribuida y la incomodidad añadida de tener que enviar SMS desde tu móvil. Por si fuera poco a la larga era bastante más caro que el implantado en Valencia pues frente a los 25 euros anuales fijos de los levantinos el de Albacete costaba 0.30 euros por cada trayecto, lo que en una ciudad de trayectos cortos como Albacete era una invitación directa a no coger la bicicleta. A la postre alguna lumbrera argumentaba que que esos 0.30 euros daban derecho a 3 horas de alquiler pero ¿quien necesita en Albacete 3 horas de desplazamiento para ir de un sitio a otro?
El sistema valenciano es ágil y eficaz: precio fijo, trayectos de media hora antes de devolverla a una estación y uso ilimitado. Si alguien va de compras por ejemplo, toma la bicicleta, llega a su destino, la deja en una estación, compra, alquila otra y vuelve. Un modelo pensado para potenciar la movilidad urbana en bicicleta
Por comparación el modelo de Albacete significaba: pagar 0.30, tomar la bicicleta con derecho a tenerla 3 horas ¿para qué? no encontrar estación cercana a tu destino y al final descubrir que el sistema es inútil. Un modelo pensado para hacer turismo en bicicleta (por eso las 3 horas) en una ciudad que no es turística pero no para potenciar el uso de la bicicleta como medio de transporte público.
Más vale que por aquello del tamaño no haya nadie que piense que el modelo albaceteño es más apropiado para Palencia que otros aplicados a grandes ciudades, porque el resultado será bastante lamentable.