El Congreso ha guardado esta mañana un minuto de silencio por el repentino fallecimiento de la ex alcaldesa de Valencia por el PP y senadora del PP / Grupo Mixto.
Barberá ha sido siempre polémica tanto por sus formas autoritarias y poco convencionales como por su gestión al frente del Ayuntamiento de Valencia. En la capital del Turia es considerada la gran modernizadora y renovadora del urbanismo de una ciudad lastrada aún cuando accedió al cargo, por las consecuencias del desarrollismo, la inmigración interior masiva y el crecimiento caótico y descontrolado.
Sus apologetas la alaban por poner la ciudad en el mapa de Europa a base de obras faraónicas y eventos multitudinarios. Para un amplio sector del regionalismo valenciano, la ex alcaldesa otorgó a su capital el protagonismo en la vida social y cultural del que había carecido hasta la fecha la tercera capital de provincia más poblada del estado.
Sus detractores en cambio señalan el deterioro del patrimonio cultural, la destrucción del paisaje urbano y cultural de la huerta, el crecimiento especulativo, el deterioro de los servicios públicos y una política de gasto desmedido que arruinó las finanzas municipales en detrimento de los ciudadanos y en beneficio de una camarilla política de afines. Para sus afines era una persona próxima y sencilla, para sus detractores practicaba un gobierno personalista, interfería en decisiones meramente técnicas y achacaban a una desmedida afición por la bebida actuaciones públicas impropias de su cargo.
En los últimos años su nombre se ha vinculado a diferentes tramas de corrupción por las que como es sabido, comenzaba a responder ante la justicia.
Hasta aquí el personaje público. El ser humano ha fallecido esta mañana a consecuencia de un infarto.
Podemos se ha ausentado del minuto de silencio argumentando que se trataba de un homenaje político. Pedro Manuel Soriano (PCAS) señala acertadamente en redes que al añorado Labordeta (Chunta Aragonesista) no se le tributó idñentico honor
Pero incluso Compromís, el mayor martillo público y azote de Rita Barberá se ha sumado al minuto de silencio y parece que en Valencia, ciudad en la que gobiernan, no se ha rendido un minuto, sino cinco, con banderas a media asta y luto oficial.
Podemos declara que el PP intenta sacar rédito político pero el resto de fuerzas, incluido Compromís, el gran adversario de la finada, no han dudado en apelar a la vertiente humana de la cuestión y señalan que manifestar pésame y respeto es un acto de humanidad, no un homenaje.
Personalmente opino que la actitud de Podemos es de un lamentable mal gusto y de absoluta falta de humanidad, que corrupta o mala gestora no por ello merecía la muerte que es pena excesiva y no mereciéndola, guardar respeto por los difuntos no quita ni pone méritos pero dignifica a los vivos.
¿Como confiar en un partido como Podemos que es capaz de tomar revancha de los muertos?. A fin de cuentas Barberá no era una asesina, no era una dictadora ni una terrorista. Era una mala gestora, acaso corrupta. La reprobación que le merezcan sus actos no debería llegar al extremo de escupir sobre su tumba. ¿Como gobernaría a los vivos un partido que lleva el odio a niveles de ultratumba?
Si alguien podía dar lecciones sobre Barberá es Compromís, el partido que de verdad puso bajo asedio a la ex alcaldesa, que tiró de la manta, que denunció sin descanso los abusos de su gestión. Hoy sin embargo, desde la fuerza moral que les otorga su denodada oposición a Barberá, han actuado con una elegancia irreprochable.
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