Por Consuelo Berges
Parece que hubiera por ahí la fatalidad arcana empeñada en confundir, primero, y anular, después, el contorno concreto de Castilla como entidad geográfica. Quizás esta supuesta fatalidad arcana sea simplemente una niveladora intervención de la, también supuesta, ley de compensaciones. Tanto creció Castilla en lo espiritual, que se hizo necesario tender al equilibrio limitando su realidad geográfica.
Primero a Castilla le fue quitado el mar. Se le quitó la literatura, y lo que la literatura quita no hay en el mundo juez que lo restituya. A bordo de una magnífica literatura del paisaje-, la literatura española es, como ninguna otra, literatura de paisaje-, el nombre y el concepto de Castilla van paseando por el mundo su estampa de aridez irremediable, tierra adentro nunca dulcificada por el efluvio húmedo de la brisa marina, nunca mordida por el roce áspero y fresco de la ola. Y, así, desde el Quijote a nuestros días -y tal vez antes del Quijote-, Castilla con su borde marinero es una absurda verdad geográfica, mientras Castilla mediterránea y árida, continental y enjuta, es en el mundo y aún en España misma un error literario lleno de verosimilitud y lógica. El error se hizo ya inapelable en una estrofa -porque una estrofa afortunada será siempre una sentencia inapelable-. Cuando Maragall compuso su famoso himno Ibérico, le fue preciso que Castilla estuviera triste y le fue necesario hallar una bonita explicación a esta tristeza. Y ya no hubo remedio. Ya es en vano que algunos montañeses, siempre que hay ocasión, reivindiquemos, más que la gran ventana costanera de Castilla, la gran castellanía de Cantabría.
Ya no tiene remedio.
"Terra endins ampla és Castella i està trista, que sols ella no pot veure els mars llunyans".
Hasta aquí, solo hay amputación y confusión del contorno geográfico de Castilla. Pero la cosa no para en esto. Lo tremendo es que, saliendo de España, nos encontramos con la desaparición total de Castilla como entidad geográfica. Es decir, nos encontramos con un caso estupendo -en sentido físico-químico de la palabra-. A medida que Castilla fue difundiéndose y ascendiendo como concepto histórico, como fuerza generadora de pueblos y de historia, ha ido perdiendo realidad concreta, y hoy, fuera de España, a penas sabe nadie si Castilla es una realidad geográfica o un mito histórico literario.
(Continuará...)
Fuente:
http://revistataranco.blogspot.com.es/2016/11/castilla-terra-incognita.html