… de ti llevaba el aire vértigo y néctar, sílice y oro, lluvia;
fue cuando en medio del pecho se me originó un desgarro, un desprendimiento o conmoción,
un estampido salvaje y grandioso, ingente y desconocido: una luz sin fin, un cántico inmortal;
… porque ¿ no es instante sagrado aquél en que los pájaros son hálitos de fuego
entre hiedras divinas y el añil del sol y callan ?
fue oyéndolos, oh amante, cuando supe que no existía la noche,
que la tierra era ópalo y cristal, y que el fin del mundo habría de consistir únicamente
en que no fuese un dios el paladín de tus sublimes pálpitos mortales;
… volver, volver quiero al aire, a la condición de amor total, a la intensa hoguera
en que el agua viva es fuente de honor y sed,
tuya y mía, amor,
tuya y mía;
… estoy pasando sobre un campo de rosas;
río y lloro,
voy buscándote.
Antonio Justel
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