Me parece interesante este debate. No habÃa participado.
Es una estupidez de encuesta. No se debe sentir orgullo de ser lo que no se elige. Es como preguntar si estamos orgullosos de ser hombres o mujeres, bajos o altos, etc. Somos lo que somos, somos castellanos y no somos mejores ni peores que nadie.
De lo que sà nos podemos enorgullecer es de ser castellanistas, de ser conscientes de formar parte de algo (una nación) de lo que mucha gente aún no comprende ni entiende por falta de análisis crÃtico. De eso podemos sentirnos orgullosos porque es un paso que hemos dado nosotros consciente y voluntariamente.
Exacto. Mi posición es esta misma, porque nadie elige donde ha nacido.
Y quiero añadir que, siguiendo con este planteamiento creo que paradójicamente, serÃan los inmigrantes se se van a otro paÃs quienes realmente pueden estar más orgullosos de pertenecer a un colectivo nacional.
Porque se lo han tenido que currar, que bien por necesidad, bien por la atracción de una cultura diferente, han hecho largos viajes, a veces peligrosos, aprender una lengua diferente, apartarse de su pasado y sus raÃces, adaptarse al modo de vida en su nueva patria...
Se necesita tener muchos huevos para hacer eso de verdad (obviamente, menos el inmigrante que vive en un guetto aislado, rodeado solo de paisanos y que no ha cambiado un ápice sus costumbres), y creo que esa es la fuerza que llevó a los paÃses de inmigración, a emerger y sobresalir en muy poco tiempo.
Por cierto, que Castilla en su época fue un paÃs asÃ, y probablemente eso es lo que la llevó a triunfar; además claro está de su generación en la tierra de contacto ente dos mundos muy diferentes. La europa cristiana (y concretamente la Castilla primitiva, caso ciertamente algo particular dentro del feudalismo medieval cristiano) y el mundo de Al-Ãndalus, el cual en aquellos tiempos hasta las invasiones almorávides y almohades, era probablemente más avanzado y tolerante que el cristiano) y que hiceron de Castilla a partir del eje Burgos-Toledo en su dÃa, al territorio más avanzado del mundo.
Pero hoy dÃa se ve que lamentablemente nos hemos convertido en referencia para lo más rancio y opuesto al avance, como territorio donde el debate social reina por su ausencia.

