Levantamiento del 2 de mayo De Wikipedia
AntecedentesDespués de los sucesos del MotÃn de Aranjuez (17 de marzo de 1808), Madrid es ocupada por el general Murat (23 de marzo). Tras la llegada triunfal de Fernando VII (24 de marzo) y su padre, que acababa de ser forzado a abdicar, ambos son obligados a acudir a Bayona para reunirse con Napoleón, donde se producirá la final abdicación en José Bonaparte. En Madrid queda una Junta de Gobierno como representante del rey Fernando VII.
Sin embargo, el poder efectivo queda en manos de Murat, el cual reduce la Junta de Gobierno a un mero tÃtere o simple espectador de los acontecimientos. El 27 de abril Murat solicita, supuestamente en nombre de Carlos IV, la autorización del traslado a Bayona de la reina de Etruria (hija de Carlos IV) y del infante Fernando de Paula. Si bien la junta se negó en un principio, en su reunión en la noche del 1 al 2 de mayo y ante las instrucciones de Fernando VII llegadas a través de un emisario desde Bayona (conservar la paz y armonÃa con los franceses), finalmente ceden.
El 2 de mayo de 1808, la multitud comenzó a concentrarse ante el Palacio Real. El gentÃo vio como los soldados franceses sacaban del palacio a la reina de Etruria, cuya salida no produjo conmoción alguna. La presencia de otro coche hace deducir que está destinado al infante Francisco de Paula. Al grito de ¡Que nos lo llevan!, el gentÃo penetra en el palacio. El infante se asoma a un balcón aumentando el bullicio en la plaza. Este tumulto es aprovechado por Murat, el cual despacha a un batallón de granaderos de la Guardia Imperial al palacio, acompañado de artillerÃa, los cuáles disparan a la multitud. Al deseo de impedir la salida del infante, se une la de vengar los muertos y deshacerse de los franceses. La lucha se extenderÃa por todo Madrid y durarÃa horas.
La lucha callejera Estatua erigida en Santander a la memoria del capitán de artillerÃa Pedro Velarde Santillán, heroe cántabro de la Guerra de la Independencia Española muerto durante el levantamiento del 2 de mayo de 1808 en Madrid.Los madrileños tuvieron que descubrir en ese instante las necesidades de la guerra callejera: constitución de partidas de barrio comandadas por caudillos espontáneos; obligación de proveerse de armas (luchaban navajas frente a sables); necesidad de impedir la llegada de nuevas tropas francesas...
Todo esto no fue suficiente y Murat pudo poner en práctica una táctica tan sencilla como eficaz. Cuando los madrileños quisieron hacerse con las puertas de la cerca de Madrid para impedir la llegada de las fuerzas francesas acantonadas fuera de Madrid, el grueso de las tropas de Murat (unos 30.000 hombres) ya habÃa penetrado en la ciudad, haciendo un movimiento concéntrico para adentrarse en Madrid.
Si bien la resistencia al avance francés fue mucho más eficaz de lo que Murat habÃa previsto, especialmente en la Puerta de Toledo, la Puerta del Sol y el Parque de ArtillerÃa de Monteleón, esta operación permitió a Murat poner a Madrid bajo la jurisdicción militar. Esto es, tratar a los madrileños como rebeldes. Puso igualmente bajo sus órdenes a la Junta de Gobierno.
Poco a poco, los focos de resistencia van cayendo. Acuchillamientos, degollamientos, detenciones... Mamelucos y lanceros napoleónicos extreman su crueldad con el pueblo madrileño. Cientos de españoles, hombres y mujeres, y soldados franceses murieron en esta refriega. El lienzo de Goya La Carga de los Mamelucos refleja la luchas callejeras que tuvieron lugar ese dÃa.
DaoÃz y VelardeMientras tanto, los militares españoles permanecÃan, siguiendo órdenes del capitán general Francisco Javier Negrete, acuartelados y pasivos. Sólo los artilleros del parque de ArtillerÃa sito en el Palacio de Monteleón desobedecen las órdenes y se unen a la insurrección. Los héroes de mayor graduación serán los capitanes Luis DaoÃz y Torres (que asume el mando por ser el más veterano) y Pedro Velarde Santillán. Con sus hombres se encierran en el Parque de ArtillerÃa de Monteleón y, tras repeler una primera ofensiva francesa al mando del general Lefranc, mueren luchando heroicamente ante los refuerzos enviados por Murat.
Los levantados en armasEl Dos de Mayo de 1808 no fue la rebelión de los españoles contra el ocupante francés, sino la del pueblo español contra un ocupante tolerado (por indiferencia, miedo o interés) por las clases pudientes. La Carga de los Mamelucos antes citada, presenta las principales caracterÃsticas de la lucha: profesionales perfectamente equipados (los mamelucos o los coraceros) frente a una multitud prácticamente desarmada; presencia activa en el combate de mujeres, algunas de las cuales pierden incluso la vida (Manuela Malasaña o Clara del Rey); presencia casi exclusiva del pueblo y del elemento militar.
La represión El Tres de mayo de 1808 en Madrid: los fusilamientos en la montaña del PrÃncipe PÃo, de Goya. Museo del PradoLa represión es cruel. Murat no se conforma con haber aplastado el levantamiento sino que tiene tres objetivos: controlar la administración y el ejército español; aplicar un riguroso castigo a los rebeldes para escarmiento de todos los españoles; y afirmar que era él quien gobernaba España. La tarde del 2 de mayo firma un decreto que crea una comisión militar, presidida por el general Grouchy para sentenciar a muerte a todos cuantos hubiesen sido cogidos con las armas en la mano (Serán arcabuceados todos cuantos durante la rebelión han sido presos con armas). El Consejo de Castilla publica una proclama en la que se declara ilÃcita cualquier reunión en sitios públicos y se ordena la entrega de todas las armas, blancas o de fuego. Militares españoles colaboran con Grouch en la comisión militar. En estos primeros momentos, las clases pudientes parecen preferir el triunfo de las armas de Murat antes que el de los patriotas, compuestos únicamente de las clases populares.
En el Salón del Prado y en los campos de La Moncloa se fusila a centenares de patriotas. Quizá unos mil españoles perdieron la vida en el levantamiento y los fusilamientos subsiguientes.
ConsecuenciasMurat pensaba, sin duda, haber acabado con los Ãmpetus revolucionarios de los españoles, infundiéndoles un miedo pavoroso (garantizando para sà mismo la corona de España). Sin embargo, la sangre derramada no hizo sino inflamar los ánimos de los españoles y dar la señal de comienzo de la lucha en toda España contra las tropas invasoras. El mismo 2 de mayo, por la tarde, en la villa de Móstoles ante las noticias horribles que traÃan los fugitivos de la represión en la capital, un destacado polÃtico (Secretario del Almirantazgo y Fiscal del Supremo Consejo de Guerra), Juan Pérez Villamil hace firmar a los alcaldes del pueblo (Andrés Torrejón y Simón Hernández) un bando en el que llama a todos los españoles a empuñar las armas en contra del invasor, empezando por acudir al socorro de la capital. Dicho bando harÃa, de un modo indirecto, comenzar el levantamiento general, cuyos primeros movimientos (suspendidos eso sÃ) fueron los que promovieron el corregidor de Talavera de la Reina, Pedro Pérez de la Mula, y el alcalde Mayor de Trujillo, Antonio MartÃn Rivas; ambas autoridades prepararon alistamientos de voluntarios, con vÃveres y armas, mas la movilización de tropas, para acudir al auxilio de la Corte.



