A algunos les parece que fue ayer, cuando se hacía realidad el invento que se llevaba fraguando desde hacía varios años, en torno a la resquebración de Castilla que iba a suponer el mapa autonómico, que iba a convertir a los castellanos en ciudadanos residentes en diversos territorios que dejaron de ser castellanos para llamarse además otra cosa que ahora no es ni nación, ni nacionalidad, ni realidad nacional, ni realidad histórica, ni región, ni hecho diferencial, pero eso sí, son comunidades autónomas y lugares de España.Han pasado ya ventitrés años, en los que han vuelto a emerger nuevos desequilibrios entre cinco provincias -una de ellas de la Región de Murcia- que partían de una situación muy aproximada de subdesarrollo.Tal día como mañana, el 31 de mayo de 1983, se proclamaba el estatuto de autonomía de Castilla la Mancha. Muchos eran los conquenses que no creían en el invento; pero, los políticos locales de entonces se frotaban las manos pensando que entre pequeños ellos parecerían más grandes. Y empezaron a llegar las falsas promesas.Primero ilusionaron a casi todos anunciando que Cuenca sería la capital. No faltaban argumentos para hacer creíble el engaño. Se trataba de dar valor al objetivo de descentralización de los poderes públicos que acaparaba en exclusiva el Estado. Qúé mejor para ello, que la capital de la única provincia que articulaba geográficamente ese nuevo ente que se acavaba de crear. Sin la provincia de Cuenca, Guadalajara se quedaba desgajada del invento, sin un metro de enlace con el resto y, lo que es peor, sin una hectárea de comarca manchega que sirviera de nexo identificativo. En Cuenca hay mancha, sierra y, además, la alcarria que justificaba la adhesión los guadalajareños.Aspiraban a la nominación Cuenca y Toledo y hubo debates "encarnecidos" -incluso en Televisión Española- entre políticos de allí y de acá para defender ambas candidaturas. Pero dice Bono, que llegó el Rey y dijo que debía ser Toledo por razones históricas y punto. eL 5 de noviembre de 1983, el Consejo de Gobierno presidido por Bono, decidió que Toledo sería la Capital. Se perdió la capitalidad.Pronto, incluso dos años antes de reconocerse el invento con estatuto propio, le llegó a Cuenca la peor consecuencia del hermanamiento autonómico que aún se estaba diseñando con la vecina Albacete.La situación sociopolítica de España, con un nacionalismo periférico que tenía suficiente representación parlamentaria como para intervenir en decisiones trascendentales del Estado, y un Gobierno de la UCD en minoría, favorecía el fortalecimiento del embrionario triángulo comercial que situaba los vértices en Barcelona, Madrid y Alicante. Por primera vez cobraba interés la situación geográfica de la ciudad de Albacete, en mitad de la arista que desviaba de Valencia el centro de gravedad, y ya segura integrante de la que sería nueva comunidad autónoma de Castilla la Mancha como la ciudad más poblada.En el año 1981, el Gobierno de la nación decidió potenciar la línea de ferrocarril Madrid-Alcázar-Albacete hacia Alicante y Valencia en detrimento de la línea directa Madrid-Cuenca-Valencia-Barcelona.Se fletaN los trenes intercity -más rápidos, seguros y modernos del momento-, por la línea de Alcázar y se suprimieron los trenes Talgo por la línea de Cuenca.Aquello supuso el avandono definitivo del ferrocarril convencional por nuestra ciudad, y marcó las bases para la política que se iba a seguir en esta artificial y obligada fraternidad entre las dos provincias vecinas. CAMPSA, que egercía entonces el monopolio del petróleo en España, se traslada de Cuenca a Alcázar de S. Juan.En ese mismo año, y temiéndose la catástrofe que se le venía a Cuenca con la pérdida del ferrocarril, la Unión de Centro Democrático, pensó compensar a los conquenses con algún revulsivo que no incomodara el intervencionismo catalán -no podía tener que ver con las infraestructuras de comunicación, dada su situación geométrica entre Madrid y Valencia-, pero que tuviese la suficiente fuerza como para servir en parte de motor de arranque hacia el desarrollo futuro. Pero el hecho autonómico castellanomanchego, con el principal núcleo en Albacete, era ya irreversible; y éste, necesariamente establecía su ideario en una comarca de la que subyacía un nuevo triángulo de poder con sus vértices en las tres capitales.En una nueva entidad administrativa sin historia, sin conexión identitaria entre sus habitantes y sin una relación especial entre las poblaciones que no fuera más allá de se algunas castellanas, otras manchegas y todas unidas geográficamente por las fronteras conquenses, todo estaba por hacer y por repartir.Se rpomueve en Cuenca una campaña ciudadana de apoyo a la cración de un Campus Universitario en la ciudad de Cuenca, que lleva a los conquenses, por primera vez, a firmar en masa un documento ambicioso para respaldar la ubicación múltiples e imortantes titulaciones.Los por entonces políticos de la UCD, pensaron en la Universidad como el inicio del fin del subdesarrollo de Cuenca. Se había publicado el Decreto de creación de la Universidad de Castilla la Manacha, y quedaba por definir, entre otras cosas, si sería de implantación en un único campus o, si esta se dispersaría por la geografía demarcada por el invento.Por fin, el Real Decreto 1789/82, de 24 de julio aprueba el reparto de centros universitarios de nueva creación, que le concede a Cuenca: Facultad de Ciencias Económicas, Facultad de Empresariales, Facultad de Farmacia, Facultad de Derecho, Escuela Técnica y Superior de Arquitectura, Escuela Universitaria de Ingenieros Foerestales, Escuela Universitaria de Informática, Escuela Universitaria de Traductores e Intérpretes. Además de las ya existentes de Formación del Profesorado, Enfermería, Geografía e Historia y Graduados Sociales.Pero, como decíamos antes, las garras del efecto autonómico en beneficio de una comarca que ya se estaba repartiendo el poder, impidió que este decreto se desarrollara, y tras las elecciones generales del 29 de octubre de 1982, el nuevo gobierno socialista, sun respetando la ley de creación, lo derogó.Los políticos locales del Psoe, entre los que se encuentra el actual alcalde de Cuenca, José Manuel Martínez Cenzano, lo han calificado siempre de oportunista y alegando que no lo quería ninguna provincia. Y es que siempre encuentran escusas cuando sale Cuenca perdiendo. Después se hicieron varios informes acerca de cuál debía ser el nuevo reparto de estudios, pero destacó el que el Psoe castellanomanchegó asumió, era el de la Junta de Comunidades, conocido como "Plan Barreda" por cuanto éste era el titular de la Consejería de Educación en esos momentos y lo mandó elaborar.En enero de 1984 el proyecto de José María Barreda entra en la recta final, conteniendo para Cuenca el reparto más despiadado de lo imaginable -ni siquiera contemplaba una facultad, ni la única que finalmente concedió el Ministerio, Bellas Artes-.Los representantes socialistas de Cuenca, se mostraron abiertamente a favor del Real Decreto que tanto beneficiaba a Cuenca. En el libro "La memoria colectiva" -José Luis Muñoz 1987- se recogen algunos testimonios deplorables sobre ésta, la tercera consecuencia nefasta del invento que mañana cumplirá los ventitrés años.Cuenca vivió aletargada, sin apenas lamentarse, anestesiada por la influencia mediática que ya se empezaba a sentir como consecuencia de un, por entonces joven y pequeño, empresario del mundo de la noche, que se había decidido a suplir el hueco que el único residuo de la vieja prensa oficialista del antiguo régimen -Diario de Cuenca, antigua Ofensiva-, acavaba de dejar con su desaparicíón.Pronto se empezó a Codear Santiago Mateo con el nuevo poder, aunque hasta entonces había estado vinculado con su afiliación a Fuerza Nueva. En poco tiempo el periódico que creó se hizo con la hegemonía del poder informativo y la amistad del Presidente de la autonomía, José Bono, con quien a partir de entonces siempre ha mantenido fuertes lazos.En aquel momento, como ahora, las cosas más vanales eran presentadas como grandes logros para el desarrollo de Cuenca, y fue ese medio el encargado de la pedagogía ideológica, para que los ciudadanos de Cuenca se empezaran a sentir castellanomanchegos, algo que hasta entonces sólo figuraba en la teoría de los discursos de los políticos, principalmente socialistas.Sin embargo, en el año 1989, el Ministro de Obras Púlbicas y Urbanismo, Sáenz de Coscuyuela, presentó el II Plan General de Carreteras del Estado. Cuenca iba a ser atravesada, según el Ministro de Relaciones con las Cortes y Diputado Nacional por la Provincia de Cuenca, Viergilio Zapatero, de Este a Oeste y de Norte a Sur.Entre otras, se anunció la construcción de la Autovía Madrid Valencia, que pasaría por la ciudad de Cuenca.Se redactaron cinco trazados alternativos, dos de los cuales llegaban a Cuenca, otro se alejaba a 35 Km, y un quinto se seguía la ruta de la antigua N3, por la Almarcha y Motilla del Palancar.Finalmente, el 1 de septiembre de 1991 se aprobó la alternativa IV-el 21 de octubre del 91 se publicó en el Boletín Oficial para el trámite de información pública-. La Autovía pasaría por Cuenca como en su día anunció el Ministro anterior. !Cuantos conquenses se ilusionaron!; incluso, hubo gente de la serranía baja que entró en negocios con otros de su pueblo, para aprovechar la riqueza que les iba a llegar.Pero, como algunos nos temíamos, no era posible que la influencia del nacionalismo que alejó Madrid y Valencia por Ferrocarril, ahora se dejara derrotar con la facilidad que aparentaba. Había un gobierno con mayoría absoluta, sí, pero los puestos claves estaban en manos del PSC.Se encontraba el Presidente González en Brasil, en el primer gran Congreso de Medio Ambiente, cuando se reunieron en Valencia el bicepresidente Narcí Serra, el ministro de Obras Públicas Josep Borrell, y el presidente de la Comunidad Valenciana, el catalanista Joan Lerma y pactaron la altrnativa III, la más desfavorable para Valencia y una de las dos que no pasaría por la ciudad de Cuenca.Si cuando la UCD gobernando en minoría con CIU, que condenó el ferrocarril directo por Cuenca, había un avance del I Plan de Carreteras, que recogía el paso de la Autovía de Levante por Albacete, raro era que la Autovía se dejara escapar directa por Cuenca.El 25 de junio del 92 se manifestaron más de ventisiete mil conquenses pidiendo la Autovía, pero ya era tarde. Bono prometió a los conquenses compensarlos con 10 mil millones de la Junta para animar al Gobierno de España a hacer la Autovía Tarancón-Cuenca, pero como sabemos, nunca cumplió, y a fecha de hoy sólo está en servicio la tercera parte del recorrido.Por aquellas fechas se tramaba contra Cuenca lo que posiblemente sea la consecuencia más grave de que nuestra provincia entrara en el invento. La Caja de Ahorros de Cuenca, que ya tenía en su dominio a la de C. Real, se encontraba en uno de sus mejores momentos y en plena expansión financiera. Al otro lado de la autonomía estaban en una situación extremamente delicada las cajas de Albacete y Toledo. Ésta última incluso estaba apercibida por el Banco de España, y con riesgo de embargo.La Caja Provincial de Ahorros de Cuenca, fundada en 1944, era probablemente uno de los mayores orgullos de los conquenses. Ejemplo de buena gestión alcanzó el puesto 14 del ranking de las cahjas de ahorro españolas, siendo a fecha de la fusión la caja de ahorros más importante y con más recursos de esta autonomía.Pero el poder real, no se entiende sin el control financiero. La fusión de las cajas de ahorro fue la una de las principales promesas de Bono en sus dos primeras legislatras. Y la cumplió.La Junta topaba con dos grandes obstáculos; la Caja de Ahorros de Guadalajara, y la Caja de Ahorros de Cuenca y C. Real. El 30 de enero de 1991 es destituido tras una operación política sin precedentes, el presidente de la Caja de Ahorros de Cuenca, para allanar el camino que condujera al logro de la pretensión de José Bono. Ese mismo año, el 27 de julio, es nombrado presidente de la misma Ángel Álvaro. La fusión de la Caja de Guadalajara se deshecha por la fuerte oposición alcarreña, con lo que Bono tiene definitivamente libre el camino. En 1991 se cierra la cuenta de beneficios con un nuevo record para la Caja de Cuenca, que la afianza todavía más a la cabeza de la comunidad.Así las cosas, la Asmablea General de la Caja de Ahorros de Cuenca y C. Real, dió el visto bueno a la fusión creyendo ingenuamente que ser la sede social equivaldría a mantener el control en tierras conquenses, lo que estaba claro, y así lo ha demostrado el tiempo, era absolutamente falso.El proceso de fusión no encontró ningún obstáculo en la provincia de Cuenca, con Cenzano en el Ayuntamiento de la Capital y la única prensa ya en manos de Santiago Mateo. Nadie mostró abiertamente su postura ante el nuevo despojo, con la sola excepción que protagonizó el Ayuntamiento de Villarejo de la Peñuela, en cuyo pleno de 25 de mayo se pronunciaba en este sentido "por razones de solidaridad, de justicia y de equilibrio regional...Cuenca es la única capital que no cuenta con sede de carácter regional".El 26 de junio del 92, al día siguiente de la gran manifestación por la autovía, se celebró en Cuenca el acto de fusión, que acabó con disturbios en la puerta del Ayuntamiento, y a la salida de la Sede Central en el Parque de S. Julián. No acudió el presidente autonómico, aunque lo hizo unas días después en otro acto por el mismo motivo, junto al ministro de economía Carlos Solchaga. Así se culminó la cuarta de las grandes consecuencias del invento.Con las trasferencias en sanidad, muchos éramos los que nos temíamos que iba a suceder lo mismo que con lo demás. El Estado transfirió más de 230 mil millones de pesetas en el año 2001. Las inversiones del capital transferido estaban destinadas, principalmente, a la modernización y creación de infraestructuras hospitalarias y tecnología médica. El SESCAM,órganismo competente de la junta en esta materia, ha destinado más de mil millones de euros a la construcción de nuevos hospitales, y a la modernización de otros. Más de 400 millones de euros para el nuevo hospital de Toledo, 150 millones para el recientemente inaugurado de Albacete, 84 millones para el de Guadalajara, la creación de dos nuevos hospitales en la mancha centro, la modernización del hospital de Albacete, que junto a la nueva Facultad de Medician se convierte en Hospital Universitario. Sin embargo en Cuenca, las únicas invesrsiones destacables están siendo, la limpieza de la fachada, el acerado y el cambio de calderas. Esta es la quinta gran consecuencia de un invento con el que Cuenca no se identificaba.El expolio del agua. Desde la construcción del trasvase Tajo-Segura y los embalses del Júcar en el anterior regimen de Franco, y la aprobación ya en plena transición democrática de las leyes que deberían regular los trasvases, han sido decenas de miles los hectómetrros cúbicos trasvasados. La ley marca claramente la prioridad de las cuencas cedentes, sobre las cuencas receptoras. Así como las compensaciones que deben recibir las zonas afectadas de los pagos que realizan los regantes y de la propia administración, en forma de inversiones que supongan el sostenimiento y desarrollo. Sin embargo, esas compensaciones que en gran parte está recibiendo el Gobierno autonómico, no se invierten en las zonas afectadas, que lo único que reciben es promesas de pequeños proyectos, el agua en cisternas cuando les deja de llegar, y nuevas promesas de arreglar las canalizaciones para que dispongan de agua en las casas.Barreda pretende que se confunda la prioridad de la Cuenca cedente, por el concepto de autonomía. Y dentro de ése gran término que define el invento, beneficiar a zonas que no se encuentran en las cuencas hidrográficas, para usos lucrativos del agua, como va a sel el que haga el "Complejo Reino D. Quijote", con miles de apartamentos, campos de golf, un gran hotel-casino de 5 estrellas y una inversión de 600 millones de euros e, incluso, un mar artificial a tres Km de C. Real.La aprobación hace unos días del Estatuto de Autonomía de Cataluña, tendrá muchas consecuencias y no de índole únicamente político. El aumento de la financiación autonómica, que imagino acabará llegando al resto de las Comunidades, llevará al Gobierno central a replantearse su estrategia en lo que a infraestructuras se refiere por dos motivos fundamentales; la financiación europea se acaba para la mayoría de regiones españolas a partir de 2007 y la Administración central no tendrá dinero suficiente para abordar todos los proyectos de desarrollo de obra pública que se pongan encima de la mesa de la ministra Magdalena Álvarez o de sus sucesores en el cargo. Este nuevo panorama de menos dinero para gastar por parte del Estado y más posibilidades por parte de las autonomías obligará a las Administraciones a ponerse de acuerdo en las infraestructuras a realizar, en la financiación conjunta de ellas y en lo que es mas importante el tiempo que transcurrirá entre el inicio y el fin de las obras, cosa que ahora es absolutamente impensable de conocer y que nos obliga a todos a hacer esfuerzos de imaginación para saber cuando llegará el AVE a Cuenca y Valencia.La necesidad de llegar a acuerdos de esta índole, nos hace ser poco optimistas en cuanto a las posibilidades de que Cuenca figure entre las prioridades de un Gobierno de una autonomía, Castilla la Mancha, que desde su existencia nunca ha sido justa en el trato que ha dispensado a nuestra provincia.Si bien las cinco provincias que conforman esta Comunidad autónoma partieron desde los mismos parámetros de desarrollo hace venticinco años, en el momento actual las diferencias son más que notables en clara desventaja de Cuenca.No sería, ni mucho menos, descabellado replantearse a venticinco años de experiencia, que ha sido mala, y en este momento en el que nada que tenga que ver con la estructura orgánica del Estado parece definitivo, la posibilidad de abordar una nueva organización autonómica más ajustada a la historia; y, sobre todo, más realista en cuanto a la identidad necesaria que se debe dar entre todos los habitantes que comparten un proyecto de futuro. Algo que claramente no se produce con provincias como Cuenca y Guadalajara, claramente marginadas.Tal y como se presentan los tiempos, no podemos contemplar impasibles como en otras zonas de España se utilizan argumentos históricos y de identidad, para hacer uso exclusivo de susrecursos, aprovechándose incluso de los favores que han recibido desde hace mucos años de la política del Estado. Pero todavía sería más deplorable para las futuras generaciones, que por ese mismo motivo se haga un nuevo reparto, como sucederá con el agua, dentro de una autonomía que ha fomentado una vez más, y lo volverá a hacer, las diferencias entre los que eran iguales.La idea de que Cuenca recobre la conciencia de identidad; y, por otra parte, de utilizar adecuadamente lo que siempre debió ser un privilegio como estrategia de situación geográfica, acercando en lugar de lo contrario las fronteras entre Madrid y Valencia, Castilla con el Mediterráneo, debe ser considerada por nuestra generación como una posibilidad para un futuro no necesariamente lejano. (Independientes por Cuenca)