MARCOS REVELA EL FRAUDE ELECTORAL
Eduardo José Alvarado Isunza
Agradezco a integrantes de “La Otra Campaña”,
particularmente a mi amigo Enrique Rivera Sierra,
enviar a mi ecorreo una serie de opiniones del
autodenominado “Subcomandante Marcos” acerca de los
acontecimientos electoral del pasado 2 de julio.
No sólo considero interesantes sus argumentos. Además
son valiosos, porque contribuyen a esclarecer mucho de
lo sucedido en el proceso de renovación presidencial y
que consideramos, junto a otros mexicanos, como un
tipo de “golpe de estado”.
Por consecuencia, rescatamos aquí aquellos datos que
nos parecen importantes, a fin de que nuestros
lectores puedan conocer la expresión de uno de los
dirigentes políticos más polémicos que hayan surgido
en nuestro país últimamente.
En el texto “Los zapatistas y la Otra: los peatones de
la historia”, el líder de este movimiento narra cómo
sucedió el fraude electoral contra Andrés Manuel López
Obrador, candidato de la “Coalición por el Bien de
Todos”, y contra millones de mexicanos.
Señala cómo las encuestas de salida del 2 de julio
daban por ganador a López Obrador con una ventaja de
uno a uno y medio millones de votos sobre el candidato
de Acción Nacional, Felipe Calderón Hinojosa.
En “Los Pinos”, la “pareja presidencial” recibió
angustiada esa noticia. Con la campaña de desprestigio
en contra de López Obrador y las maniobras de Elba
Esther Gordillo esperaban vencer a AMLO con casi un
millón de votos.
Según sus cálculos, en un universo de casi 40 millones
de electores efectivos (el abstencionismo era estimado
en 40%), López Obrador obtendría alrededor de 15
millones de votos. Calderón y Madrazo rondarían los 13
millones.
Sin embargo, Gordillo había prometido 3 millones de
votos del capital político de Madrazo hacia el PAN.
El resultado sería de 16 millones para Calderón, no
más de 15 para López Obrador y Madrazo con 10 o menos.
Con un manejo de medios, estaríamos ante una elección
ejemplar, sin los vicios con los que el PRI había
marcado los procesos electorales. Construirían esa
“legitimidad” con el argumento de una maniobra
“limpia”.
Pero las cuentas no daban el 2 de julio. López Obrador
obtendría hasta 15 y medio millones y Calderón no
alcanzaría los 14 millones. No había tiempo para
reclutar y habilitar a los viejos “alquimistas” del
PRI.
Fue entonces que la “pareja presidencial” operó su
Plan B. “Marcos” asegura que, al borde de la histeria,
Martha Sahagún, presionó a su esposo Vicente Fox para
entrar en contacto con Gordillo.
Fox obedeció y telefoneó a Gordillo. Ésta, a su vez,
confirmó esa noticia de que López Obrador aventajaría
con un millón de votos a Calderón. La dirigente del
SNTE exigió hablar con el candidato panista.
Entonces hubo una conversación entre ellos. “Marcos”
narra así aquella conferencia:
“Vicente Fox: - Maestra, Felipe ya está en la línea.
“Elba Esther Gordillo: - ¿Felipe?
“Felipe Calderón: - ¿Si?
“Elba Esher Gordillo: - Voy a hacerte una oferta que
no podrás rechazar... Necesito tiempo”, Denme unas
horas y yo me encargo.
Con indicaciones de Gordillo, el presidente llamó a
Luis Carlos Ugalde, presidente del IFE. Le pidió
“administrar” el PREP para que fuesen apareciendo,
primero y en dosis adecuadas, resultados que
mantuvieran a Calderón arriba.
Enseguida fue negociado con las grandes empresas
informativas su silencio sobre los resultados de las
encuestas de salida. Fue acordado no dar resultados y
esperar a que el IFE los proporcionara.
No deja de ser paradójico que esas mismas grandes
empresas informativas hubiesen tratado de imponer como
un modelo democrático la denominada “cultura de las
encuestas” en la víspera de los comicios y que, de
pronto, llamaran a esperar la resolución del IFE.
Gordillo activó la red telefónica, incluyendo la
satelital, montada “en caso de extrema
necesidad”. Ordenó a sus operadores, repartidos en
puntos clave de la geografía electoral, modificar las
actas.
Ayudó la ausencia de representantes de la “Coalición
por el bien de todos” en una muchas casillas. Los
periodistas Gloria Leticia Díaz y Daniel Lizárraga, de
Proceso señalaron cómo las llamadas “redes ciudadanas”
complicaron la vigilancia de las casillas.
También ocasionaron ese error la desconfianza de AMLO
en la estructura del PRD y la compra-venta de
vigilantes: De acuerdo con información del PRD, a las
“redes ciudadanas” fue destinada la mayor parte de los
recursos, unos 300 millones de pesos.
Esa fortuna fue administrada por Alberto Pérez
Mendoza. Una semana antes del 2 de julio, López
Obrador permitió que el PRD interviniera. Distribuyó
las listas de representantes de casilla a dirigentes
locales para coordinar la vigilancia.
En la casa de campaña fue negada esta información a
perredistas para evitar que fuese vendida, pese a que
el propio IFE las había hecho publicar. Un perredista
sostuvo que muchos encargados de la vigilancia
simpatizaban con el PRI o el PAN.
Por eso, el domingo 2 de julio debió instrumentarse un
operativo emergente. Ese día, al buscar a los
representantes que no asistieron a las casillas,
dijeron que mientras el PRD les daba 200 pesos por
cuidar la elección, otros les dieron mil pesos por no
hacerlo.
Casi el 30 % de los representantes de casilla de la
Coalición en todo el país no cumplió su compromiso,
sobre todo en el norte y el noreste del país,
originalmente asignadas a Manuel Camacho Solís y
Socorro Díaz.
Esta tarea de impedir la vigilancia en las casillas
fue ejecutada por Gordillo. En su poder estaba la
información de la ubicación de casillas, composición
del electorado y sus posibles simpatías políticas.
También conocía quiénes estaban como funcionarios y
representantes en cada lugar. Es decir, sabía cada
detalle del sistema electoral. Además había “colado”
a sus incondicionales en la estructura de vigilancia
electoral de la propia Coalición.
De acuerdo con “Marcos”, ahí está la esencia del
fraude. Un nuevo recuento de votos revelaría la trampa
de forma nítida y transparente. En un buen número de
casillas, lo que aparece en las actas no corresponde a
los votos en las urnas.
La demanda de la Coalición y del movimiento ciudadano
conducido por AMLO de “voto por voto, casilla por
casilla” fue legítima y correcta. Simultáneamente
apuntaba a develar dónde, cómo y por quién se había
realizado el fraude. Además revelaría que el ganador
había sido López Obrador.
Por esa razón, Calderón, el IFE, las grandes empresas
informativas y luego el TRIFE, impidieron el recuento
de votos. Hacerlo hubiera evidenciado un fraude
monumental y el triunfo electoral de López Obrador.
Al mismo tiempo, hubiera hecho pública una larga lista
de delincuentes electorales, en la que aparecería en
primer término el presidente del IFE, Luis Carlos
Ugalde. “Marcos” concluye que López Obrador ganó las
elecciones presidenciales el 2 de julio del 2006.
Abunda además que la presidencia y el IFE cometieron
fraude electoral, que algunas de las grandes empresas
informativas manipularon el proceso y que las
encuestas fueron hechas para engañar.
En otras conclusiones de su interesante análisis, el
“Subcomandante” afirma que algunos organismos
partidarios y redes ciudadanas fueron ineficaces, hubo
confrontaciones entre sí y algunos llegaron a
corromperse.
Otros interesantes del análisis hecho por el líder del
nuevo zapatismo que daremos a conocer en una siguiente
entrega.
San Luis Potosí, S.L.P., a 28 de Septiembre del 2006.