Tranquilo Pepinero. Es sabido el rechazo de los pueblos cantábricos a los africanos que vivimos al sur de sus montañas, y esa querencia a quedarse aislados con su consanguinidad y sus vacas, su celtismo y esas cosas.
Yo conozco bastante lo que hay al otro lado de esas sierras y paso de meterme en las conversaciones de esta gente.
No les vais a convencer.
Allá ellos. Si Castilla renace lo hará desde su centro, desde el corazón de su áspera, desértica y africana meseta sin mares, y pudiera ser que viéramos luego acercarse rogando algunos insospechados.

