Estoy abonado a la Biblioteca de autores manchegos, como muchos ciudarrealeños al os que les interesa su tierra. Quiero con esto decir que este libro va a ser leído por mucha gente. Además fue presentado en un acto público(al que fue bastante gente) por el presidente de la diputación.
Esta biblioteca toma lo de manchegos solo para la provincia, aunque es consciente de lo ambigua de la denominación y así lo hacen ver muchos de sus escritores.
Pues bien, el dicionario es muy bueno. Yo mismo llevo recopilando palabras y refranes de mis abuelos y esto lleva mucho trabajo.
Pero por lo que escribo no es por el diccionario sino por el prólogo.
La parte que nos interesa:
...Problabemente "Castilla-La Mancha" sea, entre todas las que configuran la España de las autonomias, la denominación de origen
más torpe e inadecuada que han fraguado los políticos.Orillada la tradicional "Castilla la NUeva", infinitamente más rica y apropiada
a la realidad (allá Madrid con sus problemas de identidad) fue sustituida por un engendro toponímico con el que dificilmente se
pueden identificar los talaveranos, los alcarreños o los serranos de Cuenca. Castilla-La Mancha no deja de ser una intitución
administrativa , incapaz de generar la sobrecarga sentimental que necesitan los ciudadanos etiquetados con esa nomenclatura
para nombrar a su tierra, a su pais, a su espacio sentimental (e insisto en lo de sentimental). Nuestros vecinos han tenido mejor
suerte; se dice "Extremadura", "Andalucia" o "Aragón" y extremeños, andaluces y aragoneses saben instintivamente que se está
menatando a su tierra. Hagase una somera encuesta para constatar cuantos "castellano-manchegos" se sienten castellanos y se
comprobará el desconcierto. Y todo, o en gran parte, por ese desdichado engendro dela toponimía política y su no menos
desdichado y despistante guión. Luego vendrán los políticos a martillearnos los oidos con vertebraciones y demás lindezas de su pintoresca retórica, pero, aunque parezca lo contrario, la realidad es más terca que los políticos.
Allá por los años sesenta, Manuel Criado del Val publicó un libro con el sugestivo título de Teoría de Castilla la Nueva. Sus
planteamientos eran casi exclusivamnete literarios y faltos de hondura ideológica. La realidad es que está por hacer la auténtica
teoría de Castilla la Nueva, más allá de parámetros meramente geográficos y vaivenes político-administrativos. La peculiaridad monstruosa y avasalladora de Madrid, la personalidad histórica, política y cultural de Toledo y la mítica cervantina de La Mancha
son insuficientes, si no un estorbo, para perfilar con nitidez un espacio vital en que movernos con holguar y compartir una
cercanía de sentimientos espontanea y fraterna. Puede que la cosa suene a romanticismo transnochado, pero mientras otras
áreas de la espaciosa y triste ESpaña , esa mater dolorosa, como hace poco la calificaba un historiador, disponen de un nombre
de referencia que identifica y aglutina sentimentalmente al os habitantes, nosotros estamos a verlas venir, desorientados y
confusos, espectadores de un debate que parece no afectarnos...
Joaquín González
Catedrático de la Filología Hispánica de la UCLM.
Bueno, para que veáis que esto está escrito como prólogo de algo netamente "manchego". Está publicado en algo que paga la diputación y para bastante gente. Solamente le ha faltado apelar a la unidad de Castilla. Era demasiado fuerte para tan "público".
Como nota negativa apuntar lo que dice de Madrid aunque parece quejarse de esa falta de identidad castellana.
La Mancha cabeza de Castilla