Lo de los chavales con las banderas rojigualdas les pasó por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Es lo que hay.
Entonces te alegrarás una barbaridad cuando, por poner un ejemplo, te cruces en un callejón oscuro con cuarenta neonacis, y tu, por casualidad, llevases pendón morado favorino (por qué no el estrellado) alrededor del cuello.
La libertad no lo es si no se puede ejercer sin miedo a represalias.