Habiendo fallado las vías ordinarias, Felipe II va a por Antonio Pérez, protegido por las autoridades del reino aragonés.
El privilegio foral de la manifestación (del que se beneficia Pérez) consiste en una protección procesal del Justicia de Aragón. Sólo para aragoneses. Cárcel de la manifestación o de los manifestados es la cárcel sólo para aragoneses en territorio aragonés. Los demás procesados, es decir, los no aragoneses, iban a otra cárcel. Pérez escapa a Francia, aprovechando otro privilegio de los aragoneses: el de la Vía Privilegiada.
Otro privilegio de los aragoneses es el de inviolabilidad: no se les puede aplicar castigo físico.
El rey envía al ejército hacia Zaragoza. El núcleo de su infantería lo forma el tercio de Agustín de Mexía, creado en 1587 por soldados andaluces. Se le añaden companías de Avila y Salamanca. Otras compañías que se suman proceden mayoritariamente de Burgos, Salamanca, Toro, Zamora, Medina del Campo, Olmedo, Arévalo, Toledo, Talavera, Antequera, Loja, Mérida. Hay que sumar 500 soldados valencianos y 90 aragoneses. En Cataluña se formaron otras 3 compañías que no llegaron a intervenir. En total, unos 15.000 soldados, lo que era mucho para aquellos tiempos. Mandados por el magnífico general Alonso de Vargas.
El Justicia, Juan de Lanuza, y los diputados aragoneses solicitaron, sin éxito, ayuda militar a Cataluña y al reino de Valencia, invocando su común pertenencia a la corona de Aragón. Se amenazó a Felipe II con un nuevo Flandes.
Alfaro y Agreda fueron las "plazas de armas", las bases para lanzar el ataque. El ejército salió de ellas durante los días 6 a 8 de noviembre. Ante lo que se venía encima, el Justicia y otros dirigentes de la revuelta intentaron escapar, pero el pueblo zaragozano se dio cuenta y casi los lincha, de modo que tuvieron que volver a tomar las riendas de la situación.
Entró el invasor en Zaragoza el 12. En el reino de Aragón estas tropas, por proceder mayoritariamente de la Corona de Castilla y de León, se consideraron extranjeras. Por el mismo motivo, por tener consideración de extranjeras, se creyó era una afrenta albergarlas durante unos meses. El Justicia, y otros dirigentes de la resistencia, fueron ejecutados.
Pérez intentó una invasión desde Francia (su rey, Enrique IV era enemigo de Felipe II), fracasando. Se vengó Pérez dando origen a la Leyenda Negra sobre la presencia castellana en América.
En honor del Justicia Lanuza se levanta hoy monumento céntrico en Zaragoza. Se le considera como símbolo de las libertades de Aragón.
--Bibliografía: "Historia de España", Joseph m. Walker, Ed. EDIMAT, Madrid.
--"La invasión de Aragón en 1591", Manuel Gracia Rivas, edita Diputación General de Aragón, 1992, Zaragoza.