El espíritu comunero también vive en el SotoAsociaciones locales y comarcales se dieron cita ayer en Villarcayo, en la tercera edición de día de las Merindades Castellanas, donde hubo hermandad, comida y diversión
A.C. / VILLARCAYO
Aunque Villarcayo queda lejos de Villalar, ayer las campas del Soto acogieron la única celebración que trata de mantener el espíritu comunero en la comarca. Bautizado como el día de las Merindades Castellanas, aglutinó a más de una veintena de asociaciones locales y comarcales que expusieron su labor y sus trabajos o simplemente, como las Amas de Casa Santa Teresa, hicieron las delicias de los paladares de todos los presentes. Junto a ellas, varias pedanías del municipio villarcayés, como Mozares o Bocos, también acudieron al Soto para enseñar la belleza de su pueblo, así como numerosos artesanos de Las Merindades y las oficinas de turismo del Valle de Tobalina, el Valle de Mena y Villarcayo.
El día acompañó para que los miles de visitantes del Soto pudieran disfrutar desde primera hora con un paseo por las carpas. A cada paso les esperaba una sorpresa y una degustación, como la de carne a la brasa ofrecida por la Asociación Cultural de Mozares por la mañana y la de ternera elaborada por la tarde por Asociación de Carne de Las Merindades. Alrededor de las tres de la tarde salió la paella del fuego. Una vez más, los expertos de la peña El Guateque se encargaron de repartir varios cientos de raciones. Y para el que aún se había quedado con hambre, las Amas de Casa de nuevo se pusieron el delantal a última hora de la tarde para repartir chocolate.
Además de las degustaciones gratuitas, la jornada también dio la posibilidad de adquirir el pan ecológico de Villacián de Losa o el queso artesano de cabra que se elabora en Zaballa, al pie de la Sierra Salvada, así como dulces y otros productos gastronómicos. Para quien prefiriera llenar su espíritu y no su panza, en el Soto también estuvo la Asociación Imágenes y Palabras, que mostró sus principales actividades y montó una pequeña exposición del artista francés David Bordeix con pinturas y fotografías. El arte de muchos artesanos, como el escultor Rubén Rodríguez, también estuvo presente en la fiesta castellana, donde se pudieron contemplar los trabajos de piedra elaborada de Josu Olabarria, los vestidos pintados de Mirem Barettini, los trabajos en cuero de Lola Gallo, el vidrio pintado de Aupa Vidrio, los puzzles tridimensionales de Romy o las obras que salen de las habilidosas manos de Esteban Maestre. Este vecino de Quintana Martín Galíndez reproduce con madera y piedras muchos de los monumentos de la comarca.
vista, gusto y oido. Colectivos comarcales, como las Mujeres Empresarias de Las Merindades, la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer, que un año más vendía plantas para recaudar fondos, o la Asociación de Ayuda a los Minusválidos de Las Merindades fueron algunas de las presentes en una jornada de hermandad y diversión, en la que no faltaron las danzas castellanas del grupo de Villarcayo, Tierras Tobalinesas y Tierras del Cid.
Todo en el Soto servía para deleitar la vista y el gusto, pero también hubo música para el deleite del oído. De esta parte se encargaron los jóvenes músicos palentinos del grupo Carrión, que beben en la tradición castellana y cuentan ya con la experiencia de diez años de estudio y difusión del patrimonio musical castellano. A última hora de la tarde para despedir la jornada subieron al escenario Pablo Abad, Andrés Flórez, Alfonso Abad, Ángel Abad y la cantante María Alba.
Se acababa una jornada, cuyo éxito se debe, según el concejal de Cultura de Villarcayo, Francisco Moral, «a las asociaciones». Una jornada con la que Moral Zarza señaló que se trata de «consolidar el espíritu comunero que hizo que los castellanos nos uniéramos».