En un país donde es práctica habitual expoliarse unas regiones a otras llegan los americanos, que son unos profesionales en todo, y nos birlan sin que nos enteremos. Después de ver la que se montó con el expolio del Archivo de Salamanca con ayuda del Gobierno cuando leo ésto no me queda sino que aplaudir a los americanos. Seguimos siendo un pais bananero.
Odyssey se lleva de aguas españolas el mayor tesoro submarino de la historia LA GACETA adelantó el viernes que un avión cargó el botín en el aeropuerto de Gibraltar
Entre enero y abril, los dos barcos de Odyssey trabajaron en aguas españolas a 20 millas de Málaga
Santiago Mata
Madrid. El misterio del Boeing 757 enviado por Odyssey a Gibraltar ha quedado resuelto. Con toda probabilidad, nos hallamos ante el mayor expolio de patrimonio submarino realizado en aguas españolas en toda la historia.
Greg Stemm, después de trabajar en relaciones públicas —representó al cómico Bob Hope—, decidió emular a Robert Ballard, que en 1985 había encontrado el Titanic. En 1994, al oír hablar de la tragedia del Sussex, navío británico hundido en 1694 en aguas españolas, decidió que ese sería el barco de su vida.
El Odyssey Explorer ha buscado el Sussex en aguas españolas desde 1998, refugiándose en Gibraltar. El 23 de marzo de 2007 obtuvo por fin permiso del Ministerio de Exteriores español para localizar el barco inglés. Pero las dificultades técnicas y de permisos llevaron a Stemm a renunciar a su sueño y arramplar con otro barco. La situación económica de la compañía no permitía esperar más.
Odyssey había localizado 418 yacimientos submarinos (pecios), entre ellos los de 23 barcos. En siete de los pecios realizó “excavaciones preliminares” en 2004 y 2005: tenía dónde elegir.
El viernes 18 de mayo celebraría Odyssey su asamblea anual de accionistas, y éstos estaban descontentos después de continuos años con pérdidas (3,8 millones de dólares en el primer trimestre de 2007). La decisión de extraer tesoros de otros pecios la debió tomar Stemm (junto con el presidente ejecutivo de la compañía, John C. Morris) a fines de 2006, cuando compró un segundo barco de exploración, el Ocean Alert. Los dos barcos estuvieron trabajando febrilmente —extrayendo monedas del fondo marino— entre febrero y abril de este año, 20 millas al suroeste de Málaga, según ha podido documentar Pipe Sarmiento siguiendo las posiciones del Odyssey y del Ocean Alert varias veces a diario con el sistema de posicionamiento del satélite AIS de Lloyds.
El pecio o pecios de donde Odyssey extraía monedas estaba situado en aguas españolas. Pero, confiados en que sólo trataba de localizar el Sussex, las autoridades españolas nunca subieron al barco para ver qué carga llevaba.
No hay golpe perfecto
Stemm dio su golpe en cuestión de horas. Miércoles 16 de mayo: Odyssey obtiene permiso del juzgado del centro de Florida para arrogarse en exclusiva la propiedad de pecios de barcos de época colonial que encuentre en aguas internacionales. Jueves 17: Odyssey anuncia hallazgos irrelevantes y envía un Boeing 757 a Gibraltar. La opinión pública gibraltareña es fácil de halagar y, a cambio de que no pregunten qué carga en el avión, Odyssey promete abrir en la colonia un museo arqueológico.
Viernes 18: Stemm aterriza en Tampa con 17 toneladas de oro y plata. La carga se presenta como extraída de un pecio en aguas internacionales del Atlántico. No se dice ni el nombre del barco: por motivos de seguridad todo queda cubierto por el nombre de operación Cisne Negro (Black Swan).
Hoy también las autoridades españolas se han quedado sin habla. Según algunos, el presunto pecio expoliado podría ser el del barco belga Namur. Para Javier Noriega Hernández, de Nerea Arqueología Subacuática (Málaga), ese pecio ya fue expoliado y, en el caso de Odyssey, no todo está perdido. Si las monedas fuesen españolas, quedaría claro que se violó la ley 16/85 que exige autorización española para extraerlas. Si al juez de Florida le basta que se hable de aguas internacionales, la ley sea papel mojado. Pero si Odyssey tiene que presentar pruebas de dónde está el pecio, lo tiene difícil. De momento, ha pasado la prueba de la asamblea de accionistas.