Hoy en el Periodico de Catalunya, aparece un curioso reportaje sobre Valladolid a traves de un taxista, supongo famoso por eso lares. Viene en la sección Elecciones/España en taxi.
""16/5/2007 ESPAÑA EN TAXI. 6 // NACHO PARA
El paseo de la apariencia
PrÃncipes y princesas Varios asistentes a una boda en la catedral de Valladolid, el domingo pasado.
NACHO Para
VALLADOLID
El taxista Jorge F. recorre un paisaje de pamelas floreadas, sonrisas de conejo, bigotes ralos y proletarios fascinados con la capital castellano-leonesa
En las escuelas franquistas enseñaban a los niños que la ciudad donde mejor castellano se hablaba era Valladolid. Si tenÃas acento de cualquier otra parte, entonces te habÃas desviado. Y un desviado era por aquel tiempo equiparable a un rojo, a un tarado o a un homosexual, lo más bajo de la sociedad. Afortunadamente, la vieja Fachadolid y sus falsos mitos sobre la lengua madre se han ido diluyendo con el paso de los años de democracia, pero todavÃa hoy hay vallisoletanos que caminan por las calles como si se sintieran castellanos puros, arios, una raza superior al resto de los españoles. Señoras bajo el palio de sus pamelas floreadas y señores con melenita engominada, sonrisa de conejo y bigote ralo, tipo Aznar, invocan a sus apellidos para intentar seguir viviendo del cuento de las cruzadas.
Ser o parecer
El taxi del taimado Jorge F. accede a la ciudad por el puente de Isabel la Católica. Por las orillas del Pisuerga pasean las familias de bien. Los padres, como acaban de ser descritos. Las niñas, con sus vaporosos vestidos de color pastel, y los niños, con sus diminutas corbatas, pantaloncitos cortos y calcetines tobilleros de color turquesa. Les falta jugar al aro para que la estampa retroceda hasta principios de siglo XX. Al llegar a la plaza Mayor, el ambiente es mucho más variado. Trabajadores jubilados e inmigrantes (no demasiados) se mezclan con los adinerados y con los que intentan parecerlo a toda costa. Ser o parecer, el gran dilema del ciudadano medio occidental.
Al paso del camión de la limpieza, una frase en perfecto castellano deja claro para quién gobierna y cuáles son los principios del Ayuntamiento de Valladolid. "Tus basuras no tienen desperdicio", se lee en las puertas del vehÃculo. La exigente educación lingüÃstica de la dictadura tiene cosas buenas. De mayor puedes analizar, como si fueras un vallisoletano más, frases en castellano que como andaluz nunca alcanzarás a pronunciar. "Tus basuras no tienen desperdicio" significa varias cosas. Una, que otras basuras sà son desperdicio. Dos, que la ciudad vive tan bien que con sus despojos podrÃan vivir otros. Tres, que hay basuras que hasta huelen bien. "Antigua capital del reino, cuna de reyes", asà define la ciudad el alcalde, Francisco Javier León (PP).
El consumismo a ultranza es otro de los sellos de Valladolid. Como en todas las ciudades, cabrÃa pensar. Pero aquÃ, no se sabe por qué, se nota mucho más. Al pasar por la avenida del Valle Esgueva se distinguen las oficinas del Centro de Tratamiento de Adicciones Sociales (Cetras), un lugar pionero en la atención y rehabilitación de enganchados al móvil, a las compras, a la propia imagen, al juego, al sexo...
"El mundo está interna y sutilmente maniatado por innumerables formas de adicciones arraigadas y desarrolladas en su entraña social, sin apenas rozar la disciplina del sistema", dice Blas Bombin, psiquiatra, director de Cetras y buen amigo del taxista Jorge F, a quien el doctor ayudó a solucionar un problemilla. "Para sentirme integrado en el ambiente social de mi novia, trataba de invitar y comprar regalos a todos para ganarme su cariño. Me empeñé y me arruiné. Pensaba que sin dinero no era nadie. Ahora llevo otra vida. Cambié de novia, de amigos y hago senderismo", dice.
Es domingo y hay boda en la catedral. Chaqués, gafas negras, señores con sombreros imposibles, niños con cestos de pétalos, perfumes caros, risas triunfadoras, risas falsas, risas interruptus, como las del vallisoletano que hasta no hace mucho ocupó La Moncloa. Una familia ecuatoriana, padre, madre y tres hijos, se detiene frente al espectáculo. "Mira, mamá, cuantos prÃncipes y princesas", suspira uno de los pequeños.
Las hordas madrileñas
La parte más rancia y poderosa de Valladolid teme ahora que las hordas madrileñas engullan su plácida vida. "Muchos están empezando a comprar casas aquÃ. Con el AVE, estarán a 50 minutos. Hay barrios y pueblos del extrarradio en los que la gente tarda mucho más", explica Jorge F. Con su jersey a rombos sobre la espalda, con su gomina en el pelo, el taimado taxista sigue sin parecer lo que es: un proletario. ""
perdonad si este tema ha salido ya, no puedo leer todo el foro ultimamente....