Pues coño Rioduero, tenemos pocas opciones. En una bandeja de la balanza tenemos a la trepa liberal que no quiere nadie, ni los más monárquicos, casada con el heredero, un pan sin sal sin espíritu, y en la otra balanza a un gentleman caducado y rancio casado con un pozo de sabiduría. Me cuesta decidir, la verdad. Pero bueno, en el peor de los casos nos queda Froilan, ese chavalín en el que se juntan todas las características y rasgos que han caracterizado durante siglos a una noble estirpe, los borbones.
Futuro incierto para los monárquicos en españa.